"Veremos lo que ocurre. Tenemos un caso muy importante en las cortes. Estamos bien representados", dijo Trump en declaraciones a periodistas desde el Despacho Oval.
El mandatario se refería así a la batalla legal desatada tras la decisión de un juez federal de bloquear la aplicación del veto migratorio impuesto por Trump a los refugiados y los inmigrantes de siete países de mayoría musulmana, una suspensión que ahora es objeto de litigio en el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito.
Preguntado sobre hasta qué punto está dispuesto a luchar para que se restaure su veto migratorio, Trump respondió que va a defenderlo "a lo largo de todo el sistema" legal estadounidense.
Si el tribunal de apelaciones se mostrara de acuerdo con el juez que bloqueó el decreto de Trump, al Gobierno ya solo le quedaría apelar ante el Tribunal Supremo.
"Esperemos que no tengamos que llegar a eso (al Supremo). Es (una medida de) sentido común", subrayó el mandatario.
Trump aseguró que el Estado Islámico (ISIS) ha dejado claras sus intenciones de "infiltrar" terroristas en Estados Unidos.
"¿Y resulta que no se nos permite ser duros con la gente que llega? Explíquemenlo", añadió Trump, que habló durante un acto con alguaciles del condado de varias localidades del país.
El bloqueo de la medida de Trump ha vuelto a abrir las puertas del país a los refugiados de todo el mundo y los inmigrantes de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen, que tenían temporalmente prohibida la entrada a EEUU desde el 27 de enero.
El Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San Francisco (California), mantendrá a partir de las 23:00 GMT de hoy una audiencia sobre el veto migratorio.
Esa corte está presidida por un panel de tres jueces: William Canby Jr, nominado por el ex presidente demócrata Jimmy Carter; Richard Clifton, nominado por el republicano George W. Bush; y Michelle Taryn Friedland, nominada por el demócrata Barack Obama.
El documento presentado ante estos jueces por el Departamento de Justicia defiende que el veto de Trump es un "ejercicio legal" contemplado por las competencias presidenciales para garantizar la seguridad nacional.
Si el caso llega al Supremo, lo encontrará dividido entre cuatro jueces de tendencia conservadora y otros cuatro de inclinación progresista, a la espera de que el Senado estadounidense confirme al nominado de Trump para cubrir una novena plaza que está vacante desde hace un año, el magistrado Neil Gorsuch.
En caso de empate en el Supremo, es probable que prevalezca la decisión tomada por la instancia inferior.
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