Los Millennials —la generación nacida entre 1980 y 1996— se han hecho de una reputación laboral muy particular: son inconstantes y suelen decidir marcharse de un día para otro sin pensarlo demasiado. Una encuesta de Gallup lo confirma: el 60 por ciento de ese grupo etario está dispuesto a abandonar su lugar de trabajo.
El 21 por ciento de este grupo en los Estados Unidos ha cambiado de trabajo al menos una vez durante 2015. Una cifra que en otras épocas alarmaría a aquellos que pasan décadas en una misma compañía. Pero estos cambios, según la misma encuesta, le generó un costo laboral a la economía de ese país de unos 30 mil millones de dólares.
Pero más allá de la inestabilidad o no de los Millennials, la experta en vocación laboral y columnista de CNBC Suzy Welch explica cuándo es el tiempo adecuado para renunciar a un trabajo y buscar nuevos rumbos. Para la especialista, son cuatro las alarmas que debemos tener en cuenta al momento de la decisión.
1 – SIN PROMOCIÓN, SIN FUTURO
Una de las máximas motivaciones suele ser la carrera que uno puede realizar dentro de una compañía. Promociones, escalar en los puestos jerárquicos y hasta una remuneración acorde suelen ser aspiraciones de cualquier empleado. Pero muchas veces, esas posibilidades están "bloqueadas", como explica Welch.
"Hay alguien encima de ti que nunca se irá. Quizás es la hija o el hijo del dueño. Quizás es un buen empleado. No importa, no irás a ninguna parte", señala la especialista laboral. En ese caso, es tiempo de renunciar de inmediato.
2 – UNA PESADA REPUTACIÓN… Y LOS PREJUICIOS
En ocasiones, lo que debería ser algo positivo para el empleado suele transformarse en su propia trampa. En este caso, nada tiene que ver la empresa, sino su paso por ella. Aquellos que han logrado escalar jerárquicamente en una compañía muchas veces tienen que lidiar con su fama. ¿Cómo hizo para pasar de asistente a mánager? ¿Cómo puede ser que este niño tenga más poder que yo, que hace años que estoy aquí? ¡Pero si fue un fiasco cuando le dieron responsabilidades! Estos prejuicios pueden ser muy duros a la hora de enfrentar los compromisos diarios o incluso de promocionarse dentro de la firma.
"Di que comenzaste como asistente, y algunas personas te verán siempre así. O quizás formaste parte de un proyecto que salió mal. A menudo los fracasos se adhieren a uno, incluso cuando no haya sido nuestra culpa", dice Welch.
3 – ADIÓS A LA EMOCIÓN
Si regresas a casa y no quieres saber nada con compartir lo que hiciste durante el día con nadie; si miras la hora a cada rato para ver cuándo se termina tu día laboral; si ya no sientes pasión por lo que haces… entonces estás cometiendo un error quedándote donde estás. Ojo: antes ten en cuenta si no es algo pasajero o un momento de estrés que deberás afrontar de otra forma.
"Si te sientes indiferente sobre el producto o el servicio que tu compañía brinda, es un signo" de que debes renunciar, aconseja la experta.
4 – EL LLAMADO DE UNA PASIÓN
Cuando uno pasa sus tiempos muertos pensando en otra industria, en otro trabajo o en alguna otra actividad que podría ser más apasionante, pueden ser útiles a la hora de decidirse a cambiar de empleo. "Ve por esa pasión", recomienda Welch.
EL ÚLTIMO CONSEJO
Sin embargo, Welch también alienta a buscar alternativas dentro del mismo empleo en el que se encuentre la persona afectada: "Si te sientes indiferente respecto a tu trabajo, quizás estés aburrido o estresado. Y querer ser tu propio jefe tampoco es una razón lógica para partir. Quizás seas el próximo Mark Zuckerberg, pero ser un entrepeneur no es una elección de vida. Es el resultado de una idea brillante. ¿Tienes alguna?".
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