Profesores, estudiantes y directivos de algunas de las universidades más importantes de los Estados Unidos se pronunciaron este domingo en contra de la prohibición del presidente Donald Trump de viajar desde determinados países, una decisión que afectó directamente a las tareas educativas y de investigación en estos centros.
La Asociación de Universidades Estadounidenses (AAU, por sus siglas en inglés), que representa a 62 instituciones, entre las que se incluyen Harvard, Columbia, Stanford y Chicago, instaron a Trump a dar marcha atrás con la orden. "Está causando daños y debería terminarse lo antes posible", dice el comunicado de la AAU.
“La medida dejó varados a estudiantes que intentan volver al campus, y amenaza con trastornar la educación”
"La medida dejó varados a estudiantes que intentan volver al campus, y amenaza con trastornar la educación y la investigación de otros", agrega.
"Otros países se han propuesto superar a los EEUU como líder global en educación superior, investigación e innovación. Permitirles que reemplacen a este país como el principal destino de los más talentosos estudiantes e investigadores causará un daño irreparable", concluye.
Infobae consultó a la AAU sobre la posibilidad de llevar el pedido al Congreso estadounidense o a diferentes organismos internacionales. "La Asociación está trabajando con las universidades y con otros organismos de educación superior en los Estados Unidos para evaluar el impacto del decreto. Estamos considerando un número de estrategias posibles", respondió el portavoz Barry Toiv.
Por otro lado, algunos presidentes de las universidades también se expresaron sobre la polémica medida que impide la entrada de quienes provienen de Irán, Irak, Libia, Somalia, Yemen, Siria y Sudán.
Mitch Daniels, presidente de la Purdue University y ex gobernador de Indiana por el Partido Republicano, calificó la orden de "una mala idea, mal implementada" y pidió también a Trump que la retire, según consigna la agencia AP.
“Permitir que otros países reemplacen a este como el principal destino de los más talentoso estudiantes e investigadores causará un daño irreparable“
En tanto Lee Bollinger, presidente de la prestigiosa universidad de Columbia en Nueva York, dijo que el decreto entra en conflicto con "los valores fundamentales" de la universidad, especialmente, ya que propone una mentalidad "contraria a nuestra misión básica".
"Una desafortunada consecuencia de la nueva política parece ser que los estudiantes y académicos de los países señalados son, por el momento, detenidos en este país", dijeron en una carta el presidente de la universidad de Stanford, Marc Tessier-Lavigne, y otros responsables del centro.
También entre profesores y estudiantes, muchos de los cuales provienen de los siete países musulmanes que están contemplados en el decreto, hubo fuertes críticas.
Ata Anzali, profesor asistente de religión en el Middlebury College de Vermont, se encuentra viviendo temporalmente en Irán, su país de nacimiento, por motivo de una investigación y ahora teme que no pueda volver a los Estados Unidos.
En el caso de Ali Abdi, un estudiante iraní en Yale que se encuentra realizando una investigación en Afganistán, el decreto lo dejó varado entre sus estudios en Estados Unidos y su lugar de nacimiento.
"No puedo ir a Irán, mi país natal, porque he sido activista de derechos humanos en los últimos diez años y podría afrontar algún tipo de persecución", dijo a la AP. "Estoy en una situación en la que parece que no soy bienvenido ni por el gobierno iraní ni por el estadounidense".
"Todos los cerebros de todos los países vienen a este país. Hacen a los Estados Unidos poderosos", dijo Rouzbeh Asghari, un estudiante de doctorado en la universidad Howard nacido en Irán. "El poder de los EEUU viene de la inclusión. Cuando llegas eres bienvenido. Pero este hombre está cambiando eso", agregó, según la CNN.
En tanto, Mahmoud Hassan, un joven sirio de 18 años que vive en Damasco en medio de la devastadora guerra civil que afecta al país desde 2011, fue aceptado en el Massachussetts Institute of Thecnology en Boston y ahora teme que no pueda asistir. "Mis sueños están arruinados", dijo a la CNN.
En total, unos 17.000 estudiantes de los siete países prohibidos están matriculados en universidades estadounidenses según el Departamento de Estado y el Instituto Internacional de Educación, y 12.000 de ellos son iraníes.
Desde su firma el viernes, el polémico decreto comenzó a tener efectos en las fronteras y aeropuertos del país, impidiendo que muchas personas viajen y deteniendo a otras en las terminales. Incluso jueces federales de los estados de Nueva York, Massachusetts, Virginia y Washington dejaron algunas de sus disposiciones en suspenso.
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