Donald Trump fue el gran protagonista del día. Los ojos del mundo estuvieron puestos en él cuando juró como presidente de Estados Unidos. La otra figura central de la jornada fue el mandatario saliente, Barack Obama, que le entregó el mando tras ocho años en la Casa Blanca.
Pero hay un tercer individuo, cuya identidad nadie conoce, que fue casi tan importante como ellos. O quizás más. Es el miembro de las Fuerzas Armadas que tuvo consigo los códigos nucleares que permiten accionar el imponente arsenal atómico de Estados Unidos. Él fue el encargado de dárselos a Trump una vez que juró. Entonces sí se convirtió en la persona más poderosa del mundo, ya que ahora tiene la potestad de desatar un apocalipsis con una simple orden.
El militar estuvo presente durante toda la ceremonia. Primero junto a Obama y luego al lado de Trump. Se lo pudo identificar porque llevaba un bolso muy peculiar. Adentro había un portafolios conocido como "la pelota nuclear", que contiene un hardware que mide sólo 7,3 centímetros de largo, la "galleta".
En su interior están digitalizados todos los códigos que permiten lanzamientos estratégicos de misiles atómicos. También se encuentra allí el "libro negro", que incluye un menú de objetivos posibles. Luego, en privado, le explicarán al flamante presidente cómo utilizarlos. Para ello deberá contar con una tarjeta especial que sólo él puede tener.
Estados Unidos tiene, según datos de septiembre de 2016, 1.367 ojivas nucleares desplegadas en bases subterráneas y submarinas en distintos lugares del mundo. Se sabe que al menos 100 apuntan directamente a Moscú. Rusia, por su parte, llega a las 1.796 ojivas.
El sistema legal estadounidense le otorga plena autoridad al presidente para ordenar un ataque con este tipo de armamento. En principio, los mandos inferiores no podrían oponerse, a menos que a través de un complejo proceso puedan demostrar que padece algún tipo de demencia. Por eso hay en algunos círculos militares cierta preocupación ante la responsabilidad que tendrá en sus manos Trump, un líder que se ha destacado por su imprevisibilidad.
Obama había hecho referencia a esto como una amenaza para la seguridad nacional del país durante la campaña electoral. "Estoy de acuerdo con (el senador republicano) Marco Rubio, Trump no puede tener los códigos nucleares", dijo en un discurso el 20 de octubre. Volvió sobre el mismo tema unos días antes de la elección: "Al parecer, su equipo de campaña le ha quitado su Twitter. Alguien que no puede manejar su propia cuenta de Twitter no puede manejar los códigos nucleares", dijo.
En un primer momento, para sumar más preocupación, Trump se había mostrado a favor de aumentar el arsenal atómico del país. "Estados Unidos debe fortalecer y expandir en gran medida su capacidad nuclear hasta que el mundo entre en razón", escribió en su cuenta de Twitter durante la campaña. Sin embargo, tras ganar las elecciones, fue virando su discurso. De hecho, días atrás propuso un acuerdo con Moscú para reducir la proliferación de este tipo de armas. "Hay sanciones contra Rusia. Vamos a ver si podemos hacer buenos acuerdos con Rusia. Pienso que el armamento nuclear debe ser reducido sensiblemente, eso formaría parte de los mismos".
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