Dentro de 12 días el mundo comenzará a develar la incógnita de cómo es Donald John Trump como presidente de Estados Unidos. ¿Concretará las promesas más extremas de su campaña o se conformará con reformas conservadoras moderadas? ¿Elevará barreras aduaneras, impondrá sanciones y regresará a un aislacionismo comercial? ¿Cómo influirá en el mapa geopolítico global su acercamiento a Rusia y el distanciamiento de China? ¿Qué consecuencias tendrán sus políticas en el escenario caliente de Medio Oriente?
También en América Latina la llegada del republicano a la Casa Blanca resulta un enigma. Quizás sea un sentimiento mutuo. Tampoco el magnate de las construcción tiene un conocimiento acabado del continente, más allá de algunos proyectos inmobiliarios que patrocinó. Su promesa de construir un muro, deportar millones de inmigrantes indocumentados y elevar los aranceles aduaneros mantiene en vilo a México. En Cuba dudan si cumplirá con su amenaza de revisar los históricos acuerdos con los que Barack Obama descongeló uno de los últimos vestigios de la guerra fría. Pero en el resto del continente resulta un misterio cuáles serán sus iniciativas políticas para la región.
Los gobiernos latinoamericanos, que casi sin excepción se inclinaban por Hillary Clinton, comenzaron a reacomodarse tras el resultado electoral del 8 de noviembre e intentan acercarse a los hombres de confianza del próximo presidente.
Algunos dirigentes políticos y empresarios han sacado a relucir viejos contactos de negocios con su hijo Eric o su yerno, Jared Kushner, pero nadie sabe aún quién ocupará las dos oficinas que son la referencia en Washington para los políticos latinoamericanos: la Subsecretaría para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado (de hecho, todavía necesita la confirmación del Senado el nominado como Secretario de Estado, el CEO de Exxon Rex Tillerson) y la Dirección regional del Consejo de Seguridad Nacional, que reportará al general retirado Keith Kellogg.
Sin embargo, algunos nombres ya comenzaron a pisar fuerte en el equipo de transición y las reuniones en la Trump Tower de Manhattan. Una ronda de consultas de Infobae con ex funcionarios estadounidenses, figuras del partido republicano y analistas en Washington arrojó este listado de cinco figuras a las que habrá que prestarle atención porque están llamadas a cobrar relevancia a partir del 20 de enero.
Mauricio Claver Carone
Hijo de cubanos, nacido en Florida y criado en Madrid, el abogado Mauricio Claver Carone es director ejecutivo del poderoso US Cuba Democracy PAC, el principal grupo de lobby pro-embargo de Washington, y de la organización sin fines de lucro Cuba Democracy Advocates. Además, es un habitual columnista en temas de política internacional en períódicos, radio y TV y en su propio blog, Capitol Hill Cubans. Desde todas esas plataformas marcó su fuerte oposición a la política de Barack Obama de acercamiento a Cuba y aboga por mantener las sanciones a la isla hasta que haya elecciones libres, democracia plena y libre mercado.
Trump lo designó como parte de su equipo de transición en el Departamento del Tesoro, en donde ya había sido asesor legal en el pasado.
Yleem Poblete
Nacida en Miami, abogada y doctora en Política Mundial y Relaciones Internacionales de la Catholic University of America, la cubano-americana Yleem Poblete pasó dos décadas como funcionaria de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes hasta que junto a su esposo, Jason Poblete, crearon su propia consultora de política y comercio internacional, Poblete Analysis Group.
Yleem Poblete, que asistió en el Congreso a la representante republicana de la Florida Ileana Ros-Lehtinen, es otra opositora dura del castrismo y ferviente defensora del embargo a la isla. En los últimos meses celebró la muerte de Fidel Castro y manifestó su alegría por el triunfo del "No" al primer acuerdo de paz del gobierno colombiano con las FARC.
Trump la nombró como parte de su equipo de transición en el Consejo de Seguridad Nacional.
José Cárdenas
Hijo de colombianos, nacido y criado en Washington DC, José Cárdenas ocupó distintos cargos en el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional, la OEA y la agencia para el desarrollo USAID durante los gobiernos republicanos. Integrante de la linea más dura del conservadurismo estadounidense, Cardenas es socio de Roger Noriega, (ex subsecretario de Estado de Gorge W. Bush) en la consultora Visión Américas, que asesora a empresarios estadounidenses y latinoamericanos en busca de negocios en el continente.
En los últimos años alzó su voz para reclamarle a Barack Obama posiciones más firmes contra la Venezuela chavista, el ecuatoriano Rafael Correa o el boliviano Evo Morales. También apoyó el intento de destitución del hondureño Manuel Zelaya.
Leah Campos
Descendiente de inmigrantes mexicanos, fue agente operativo de la CIA en Europa y América Latina durante una década. Ferviente católica y madre de cuatro, dejó la agencia de inteligencia cuando su marido fue asignado a Afganistán. En 2012 se postuló sin éxito para una banca legislativa por Arizona. Durante su campaña, pedía que su país "no caiga en la retórica divisiva que predomina en países como Venezuela y Argentina" ni se deje seducir por "las falsas promesas del estatismo fallido de las socialdemocracias europeas".
Integra diversas organizaciones conservadoras y fue una promotora entusiasta de la campaña de Trump a la presidencia.
William Brownfield
El actual subsecretario de Estado para la lucha internacional contra el delito y el narcótrafico es uno de los diplomáticos estadounidenses en actividad con mayor experiencia en América Latina. Nacido en Texas y con un fluido español, William Brownfield fue embajador en Chile, en Venezuela (donde vivió en tensión con Hugo Chávez al comienzo de su mandato) y en Colombia (donde tuvo una relación mucho más amistosa con el entonces presidente Álvaro Uribe). También ocupó diversas posiciones en las embajadas de El Salvador, Argentina, Panamá y Suiza.
Con buena llegada tanto a republicanos como a demócratas (su esposa, la también embajadora Kristie Kenney, es asesora de John Kerry), ya ha sido consultado por el equipo de Trump y algunos creen que podría convertirse en el soporte más profesional y menos ideológico del equipo del próximo presidente para la región.
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