Los tres estados en los que Donald Trump aniquiló a las encuestas

El triunfo en Florida sorprendió a muchos, pero estaba entre las posibilidades por el empate técnico que mostraban los sondeos. Para entender la victoria del magnate hay que buscar en otras regiones

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Donald Trump ganó a pesar de que las principales encuestas auguraban una derrota
Donald Trump ganó a pesar de que las principales encuestas auguraban una derrota

Si se miran las encuestas a nivel nacional, la diferencia entre los principales pronósticos y los resultados no es tan importante. El promedio de todas las consultoras realizado por Real Clear Politics (RCP) auguraba una victoria de Hillary Clinton frente a Donald Trump por 46,8 a 43,6 por ciento. Cuando todavía falta una pequeña parte de los votos por escrutar, la ex secretaria de Estado se está imponiendo, aunque por una diferencia exigua. La predicción falló por menos de un punto para ella, que sumó más de 47%, pero por casi cuatro para el flamante presidente electo, con casi el mismo porcentaje.

De todos modos, como ya quedó muy claro a lo largo de la campaña, es a nivel de los estados donde hay que buscar para comprender el desenlace de la elección. Para ganar no había que sumar más votos a nivel nacional, sino alcanzar al menos 270 de los 538 votos del Colegio Electoral, recordando que cada estado tiene asignado un número fijo de electores, y que el candidato que se impone a nivel estatal se lleva -casi siempre- el 100 por ciento.

La tradición y los sondeos indicaban que Trump y los republicanos en general tenían 23 estados incondicionales, entre ellos, Alabama, Kentucky, Oklahoma, Texas y Georgia, que sumaban 191 electores. Esto se cumplió al pie de la letra.

Por el lado de Clinton y del Partido Demócrata, se suponía que tenían en su bolsillo a 18 estados, que entregaban 217 electores: California, Nueva York, Massachusetts, Washington DC, Illinois y Nueva Jersey, entre otros. Las predicciones se cumplieron en 17 de ellos.

El que falló fue Michigan, la primera de las grandes sorpresas de la noche. El promedio de las principales consultoras difundido por la revista Politico le entregaba una ventaja de más de seis puntos a Clinton, que se imponía por 45 a 38,8 por ciento. El promedio de RCP, que toma un número aún mayor de estudios de opinión pública, le daba una ventaja algo menor: 45,4 a 42 por ciento. Los números finales le otorgaron el triunfo al republicano por 47,7 a 47,2 por ciento.

Independientemente de lo ocurrido con Michigan, estaba claro que lo que iba a definir el resultado final era lo que sucediera en los diez swing states (estados oscilantes), que en la previa no tenían un ganador claro. Ordenados según la cantidad de votos que entregan en el Colegio Electoral, son Florida (29), Pensilvania (20), Ohio (18), Carolina del Norte (15), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), Iowa (6), Nevada (6), y Nuevo Hampshire (4).

Las encuestas mostraban a dos de ellos bastante volcados en favor de la ex estrella televisiva: Iowa, donde RCP le daba el triunfo por 3 puntos porcentuales, y Ohio, donde se lo daba por 3,5 puntos. Trump ganó en ambos, aunque por una diferencia mucho más amplia de lo previsto: 9,4 puntos en el primero, y 8,6 en el segundo. En Carolina del Norte, Clinton había llevado la delantera en gran parte de la campaña, pero en los últimos días ya se le concedía al magnate una ventaja de un punto. Terminó imponiéndose por casi cuatro.

En Florida, considerado el más importante de los swing states por ser el que más electores entrega, había un empate técnico levemente inclinado en favor del magnate. El promedio de encuestas lo ubicaba 0,2 puntos arriba. Por eso, el triunfo final por 49,1 a 47,7% no debería sorprender a nadie.

En los otros seis estados claves, las previsiones favorecían a Clinton, y en eso se fundaba la idea generalizada de que ella iba a ser la nueva presidente. En Colorado, Nevada y Virginia, se cumplió lo que se esperaba y la demócrata ganó con cierta comodidad. En Nuevo Hampshire, donde los últimos sondeos mostraban una ventaja inferior a un punto, aún no está definida la votación: con el 93,3% de las mesas escrutadas, Trump se impone por 47,5 a 47,4%, una diferencia de sólo 307 votos.

Los otros dos estados en los que el republicano despedazó a las encuestadoras fueron Wisconsin y Pennsylvania. En el primero, la media de RCP veía ganadora a la ex primera dama por más de seis puntos. Sin embargo, venció Trump por 47,9 a 46,9 por ciento. En el segundo, la demócrata ganaba por 46,2 a 44,3%, pero se lo llevó su rival por 48,8 a 47,7 por ciento. Así, se quedó seis o siete de los diez estados oscilantes, y con 102 de los 130 electores que les correspondían, algo completamente impensado un mes antes de los comicios.

Si bien en los últimos días los principales estudios de opinión pública veían una paridad creciente entre los candidatos, prácticamente ninguno imaginaba que Trump podía vencer en Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. Para entender la importancia de esos tres batacazos basta decir que aún en el caso de que el magnate termine imponiéndose en Nuevo Hampshire, si Clinton hubiera ganado en ellos habría sumado 275 electores contra 263 del empresario, convirtiéndose en la presidente electa de los Estados Unidos. No obstante, se los quedó Trump, que será investido presidente con 309 electores (305 si pierde en Nuevo Hampshire).

El repaso final muestra que las encuestas acertaron o estuvieron dentro del margen de error en 47 de los 50 estados y en Washington DC. Sin embargo, los tres en los que fallaron inclinaron la balanza para el lado contrario al que esperaban. Las consultores deberán soportar ahora las críticas y el descrédito, algunas justificadamente, otras probablemente no. En cualquier caso, es una nueva muestra de que no hay manera de predecir con exactitud cómo va a salir una elección. Mucho menos en un país con voto optativo, en el que una persona puede decir que prefiere a un candidato por sobre otro, pero no ir a votar.

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