Después de tanta expectativa, ya se conoce el nombre del próximo presidente de Estados Unidos. Frente a todos los pronósticos Donald Trump se impuso en esta histórica elección frente a Hillary Clinton, y a partir del próximo 20 de enero de 2017 sucederá en el cargo a Barack Obama.
Mientras continúa el recuento de votos, el candidato republicano ya alcanzó el mínimo de 270 votos del Colegio Electoral requeridos para llegar a la Casa Blanca. El magnate se impuso en Wisconsin (10), Pensilvania (20), Iowa (6), Utah (6), Carolina del Norte (15), Ohio (18), Texas (38), Montana (3), Carolina del Sur (9), Mississippi (6), Misuri (10), Kansas (6), Louisiana (8), Idaho (4), Indiana (11), Nebraska (5), Tennessee (11), Arkansas (6), Alabama (9), Kentucky (8), Dakota del Sur (3), Oklahoma (7), Dakota del Norte (3), Virginia Occidental (5), Wyoming (3) Florida (29), Georgia (16) alcanzando hasta el momento 276 votos.
Clinton, en tanto, consiguió imponerse en Maine (4), Nevada (6), Distrito de Columbia (3), Massachusetts (11), Vermont (3), Maryland (10), Hawaii (4), California (55), Nueva York (29), Illinois (20), Connecticut (7), Rhode Island (4), Nueva Jersey (14), Delaware (3), Oregon (7), Nuevo México (5), Colorado (9), Virginia (13), Washington (12) obteniendo así 218 votos del Colegio Electoral.
Trump promete hacer todo distinto de cómo lo viene haciendo el establishment político, aunque no haya quedado demasiado claro qué hará ni cómo.
Más que una disputa de propuestas fue una campaña plagada de fuego cruzado fuerte y acusaciones de todo tipo entre dos candidatos con inéditos índices de impopularidad.
Para Clinton, sus años de experiencia política eran su gran activo y su mayor mochila al mismo tiempo. Debió convivir con la investigación del FBI sobre el uso de su cuenta de correo electrónico privada para asuntos oficiales mientras fue secretaria de Estado y las sospechas sobre los privilegios que habría otorgado a los donantes de la Fundación Clinton.
Sobre Trump, un outsider que rompe con los cánones usuales de corrección política del establishment estadounidense, pesaban señalamientos de todo tipo que se ha sabido ganar a lo largo del tiempo y ratificar durante la campaña: intolerancia, misoginia, xenofobia y evasión impositiva son algunos de ellos. Aún así, ha sabido seducir a una amplia porción del electorado defraudada con la clase política de Washington.
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