Bien entrada la noche, de madrugada, cuando muchos de quienes encienden su televisor están desvelados y no pueden simplemente recostarse y dormir, era el mejor momento para el comercial. Ocurrió así que los infomerciales de My Pillow fueron ingresando en cada hogar de los Estados Unidos desde 2005 hasta la actualidad.
Desde que se vendió la primera almohada de celdas abiertas y poliespuma inventada por Michael J. Lindell, el éxito comercial no se detuvo. Desde entonces 18 millones de estadounidenses se convencieron durante esas hipnóticas publicidades que debían comprar una. Hasta Donald Trump decidió adquirir una.
El empresario es uno de los más férreos defensores y seguidores del candidato republicano a la Casa Blanca. Lo acompaña en cada paso y hasta participó en los debates televisivos. "Estoy aquí para dar toda mi credibilidad a Donald Trump… Él será el más increíble presidente que haya tenido este país en su historia", dijo en una nota ofrecida a la cadena Fox News, una de las tantas en donde su producto se repite a diario.
I give all my credibility to @realdonaldtrump and @mike_pence ! pic.twitter.com/oTVsYVxS0A
— Mike Lindell (@MichaelJLindell) October 20, 2016
En sus avisos, My Pillow promete confort, frescura y calma, y la posibilidad de dormir toda la noche. Una planificación comercial que llevó a la empresa a estar en las cadenas de todo el país y en Fox al menos 10 veces al día. El éxito fue absoluto: desde la primera almohada vendida, ha registrado ganancias por 100 millones de dólares cada año. ¿La más barata? Cincuenta dólares.
Sin embargo, desde hace pocos meses fue el propio Lindell quien dejó de dormir plácidamente. Luego de que una demanda que argumentaba que My Pillow habia exagerado sus afirmaciones en los infomerciales fuera aceptada. Las ventas comenzaron a plancharse. El miércoles, diez fiscales de distrito de California denunciaron a la compañía ante la Corte Suprema del Condado de Alameda. Una verdadera pesadilla.
En sus publicidades, la compañía de almohadas aseguraba que prevendía la falta de sueño asociada con insomnio, que contribuia a terminar con la fibromialgia, con el síndrome de la pierna inquieta, con los dolores de cuello, con la apnea y las migrañas. Era mágica. Casi que convertía a quien apoyara su cabeza sobre el producto en inmortal.
Todos estas promesas llamaron la atención de una organización dedicada a estudiar los casos de publicidad engañosa. Su nombre: Truth in Advertising (Verdad en publicidad) más conocida por TINA por quienes le temen. Incluso, la ONG notó que Lindell también decía que era un "experto en sueño", cuando ningún título de su carrera lo acreditaba como tal.
Como primera medida, My Pillow debió pagar multas por dos millones de dólares en California. Pero también modificó en horas sus avisos publicitarios. Suprimió las promesas médicas. Al menos lo harán hasta que se llegue a juicio, según indicó el asesor legal de la empresa Joe Springer.
"Con este acuerdo, seremos capaces de evitar un costoso juicio y enfocarnos en nuestra pasión número uno: nuestros clientes", manifestó Lindell en un comunicado. Sin embargo, aclaró que su compañía no admitió culpa, sólo quiso evitar un costoso e interminable juicio. Además, propuso donar 100 mil dólares a entidades que se ocupan de personas sin techo y víctimas de violencia doméstica.
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