Más de 10 cuerpos han aparecido en Gilgo Beach, Long Island, en los últimos 9 años. La mayoría de ellos pertenecían a mujeres. La primera de la serie fue Maureen Brainard-Barnes, de 25 años. Desde julio de 2007 que nada se supo de ella. La segunda, Melissa Barthelemy, quien desapareció el 12 de julio de 2009.
Ambos casos comenzaron a hilarse entre sí por una particularidad. Dos llamados tuvieron relacion con ellos. En el primero de los hechos, un hombre llamó a una de las amigas de Brainard-Barnes. Le dijo que la mujer estaba en un burdel y la describió. Sara Karnes describió a la policía al hombre del otro lado del teléfono, pero sin demasiados detalles.
La hermana de Barthelemy fue quien atendió la otra comunicación. Amanda comentó: "La atormentaba. Estaba muy calmo. En la última llamada me dijo que la había asesinado". El contacto se había realizado desde dos lugares icónicos de Nueva York: el Madison Square Garden y Times Square.
Ambas jóvenes eran acompañantes, pero de forma independiente. No tenían jefes a quienes reportarles su actividad. Fueron halladas enterradas en la misma área de Gilgo Beach, en diciembre de 2010, a 150 metros una de la otra. Habían sido estranguladas y envueltas en una bolsa. Junto a ellas había otros dos cadáveres. Eran los de Amber Costello y Megan Waterman. Su hallazgo fue casual. La policía buscaba a Shannan Gilbert. Durante los siguientes cuatro meses, otros seis restos de cuerpos fueron encontrados en el mismo lugar, incluidos los de un niño y de un asiático.
Pero los investigadores están desorientados. Mientras que las primeras cuatro víctimas estarían enlazadas entre sí, el resto de ellas no tendrían conexión. ¿Son más los asesinos seriales? ¿Por qué justo elegirían el mismo lugar donde enterrar a sus víctimas?
El jefe de Policía del Condado de Suffolk, Stuart Cameron, explicó a People que "estos casos toman tiempo". "Hay muchas pistas por las que ir. Le puedo asegurar que el caso es de absoluta prioridad, y nunca nos detendremos. Creo que estamos haciendo progresos", añadió Cameron.
Los familiares de las víctimas creen que las autoridades no le dedican el tiempo suficiente al caso. Quizás, especulan, por la naturaleza del trabajo de las mujeres. "Queremos resolver estos casos. Sabemos que estas niñas tenían familias y queremos llevarles Justicia. Así que las críticas son totalmente injustas", dijo Cameron. Desde diciembre de 2015, el FBI se unió al grupo de investigadores, y en febrero de este año una fuerza especial fue dispuesta en Gilgo Beach.
Sin embargo, hasta el momento la policía no cuenta con ningún sospechoso. Tampoco detenidos. Los detectives han creído que se trataba de un pescador, de un vagabundo, de un trabajador de temporadas e incluso de un hombre de negocios. Incluso se especuló con la posibilidad de que se tratara de un círculo secreto de adinerados que contrataban a prostitutas y mujeres de compañía para realizar fiestas sexuales.
Nada de eso pudo ser comprobado. Nadie pudo ser detenido.
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