Una pequeña botella de Coca Cola, un mensaje en su interior, y décadas flotando en el Atlántico. Clint Buffington estaba plácidamente descansando en una playa de Turks and Caicos, en el Caribe, cuando observó un objeto extraño semienterrado en la arena. Se acercó y se sorprendió, pese a que es un "cazador" de mensajes en botellas.
Era el 30 de mayo de 2011, y Buffington no podía creer lo que observaba. "Me sorprendí al verla", indicó en una entrevista el joven estadounidense. Acercó sus ojos y vio que el papel que estaba en el interior del recipiente tenía escrito un tenue mensaje. "Mire dentro", alcanzó a leer, y su corazón "comenzó a correr".
Al abrir la botella, el hombre halló lo siguiente: una dirección y dos nombres, una suma de dinero como recompensa. Todo escrito en lápiz. ¿De qué se trataba todo aquello? "Regresar a… en Ocean Boulevard 419 y reciba una recomensa de 150 dólares de Tina, la dueña de Beachcomer". Eso era lo que había podido "traducir" el hombre de su hallazgo enterrado en la isla. Buffington comenzó a investigar.
La información más clara que tenía era la dirección. Pero, ¿a qué ciudad correspondería? Cuando fue a Google por ayuda se encontró con que ese mismo destino podía encontrarse en "Florida, Georgia, South Carolina, North Carolina, Washington, Oregon, California. Todos tenían una Ocean Boulevard".
Luego buscó la palabra "Beachcomber". En New Hampshire un motel coincidía con esa consulta. Quedaba en la ciudad de Hampton. Decidió entonces llamar a la Cámara de Comercio local para tener más datos. Pero la ayuda no fue lo suficientemente buena como para aproximarse más a la verdad. Lo derivaron a la oficina del condado, de allí, a la oficina fiscal, donde le indicaron que buscara en el sitio web de títulos de propiedad.
Fue allí que encontró lo que esperaba: la propiedad lo enviaba a dos nombres "Tina" y "Paul", los protagonistas de la historia. "En ese momento supe que tenía algo", dijo a The Washington Post.
Tina y Paul eran los padres de Paula Pierce, y habrían escrito la nota entre 1960 y 1980, cuando el motel aún funcionaba. Buffington se puso en contacto con ella cuando pudo confirmar la información. "Esto es especial porque trae de vuelta un pedazo de él, un pedazo de ella, un pedazo de mi infancia, un pedazo de Beachcomber. Son cosas muy difíciles de perder", indicó la mujer.
Sin embargo, el hombre no quiso enviarle por correo la botella y el mensaje. Creía que lo correcto era entregar el paquete en persona. Este mes, luego de algunos años, conoció a Pierce y le devolvió su carta. "Era todo lo que esperaba que ocurriera y más, para ser honesto. Lo que esperaba de la reunión y lo que siempre deseé era hacer un amigo de por vida. Y creo que eso es exactamente lo que ocurrió", dijo Buffington.
Para la mujer, esa nota y esa botella eran como "ser contactada por el pasado". Sus padres habían muerto años atrás y sufrió muchísimo su pérdida. "Me dio escalofríos, comencé a llorar. Siento que me enviaron un mensaje de alguna forma", relató Pierce, quien finalmente le dio la "recompensa" de 150 dólares al joven "cazador".