¿Y si gana Donald Trump? Por qué el tercer bombazo electoral del año todavía es posible y qué le esperaría a Estados Unidos

Tras la victoria del Brexit en el Reino Unido y del “No” en el plebiscito colombiano, el triunfo del magnate republicano aún es factible a pesar de sus declaraciones cada vez más escandalosas

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El candidato es un demagogo populista, "un intuitivo inspirado" hábil para detectar "qué doctrinas políticas le podrían gustar al pueblo". Se presenta a elecciones presidenciales con la promesa de hacer que el país "vuelva a ser una tierra orgullosa y rica". Llama a sus simpatizantes "los hacedores de unos nuevos Estados Unidos de libertad y justicia".

Gana.

Asalta el Congreso y la Corte Suprema. Instala el totalitarismo en el país de la constitución liberal.

En ese punto Berzelius Windrip, el protagonista de la novela Eso no puede pasar aquí, de Sinclair Lewis, se distingue de Donald Trump. También en el hecho de que Windrip ganó una presidencia ficticia y en la década de 1930; en que era senador y no hombre de negocios; en que sostenía una ideología fascista, mientras que el candidato republicano a la Casa Blanca en 2016 cambió siete veces de predilección partidaria.

La comparación con la distopía del premio Nobel ha perdido gracia para algunos analistas. Se preguntan qué pasaría si ganara Trump, como un escenario posible aun tras el escándalo del video con su apología del asalto sexual que enfureció a muchos dirigentes republicanos.

Robert J. Guttman, director de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad George Mason (GMU), dijo a Infobae que el millonario podría ganar: "Todo está abierto. Él ha hecho todo lo que no se debe hacer en una campaña presidencial, y aun así tiene el favor del 40% del público. Todo lo que tiene que hacer es obtener 5, 6 o 7% más y podría ganar".

Él ha hecho todo lo que no se debe hacer en una campaña presidencial, y aun así tiene el favor del 40% del público. Tiene que obtener 5, 6 o 7% más y podría ganar

En un artículo para Transatlantic Magazine, del cual es editor, Guttman escribió: "Trump podría ganar porque Hillary [Clinton] es tan mala en la campaña, una figura tan del establishment, y porque ha hecho comentarios sobre los seguidores 'deplorables' de él. Nuestra sociedad se ha vuelto polarizada y, peor aun, se ha vuelto vulgar y tosca. Trump encaja perfectamente en el punto en que se halla la sociedad estadounidense, porque él es vulgar, tosco y polarizador".

También la politóloga Susan MacManus, profesora distinguida de la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad del Sur de la Florida (USF), observó razones para la posibilidad de que suceda lo que hace un año sonaba a broma: "En este punto es difícil saber qué puede pasar. Es una elección singular, no sólo por las personalidades de los candidatos y sus diferentes enfoques, sino también porque se ha creado una incertidumbre grande en la base de los dos partidos. A Hillary le cuesta volver a unir la coalición de [Barack] Obama, en particular con los votantes jóvenes, y los votantes negros no están tan entusiasmados con ella como estaban con él".

—¿Y del lado republicano?

—A los votantes mayores, que por lo general apoyan a los republicanos, no les gustan sus comentarios sobre inmigrantes e hispanos; y tampoco a las mujeres republicanas, a las que en particular no les gusta el léxico que utiliza Trump para describir a distintos grupos. En un estado como Florida, donde el ganador triunfa por un 1% en general, cualquier debilitamiento de las bases tradicionales de apoyo causan alarma.

(AFP)
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La experta Jan Leighley, quien enseña en el Departamento de Gobierno de American University (AU), opinó que, a un mes del día de la votación, "cualquier cosa es posible". Si se miran los registros históricos de voto en los estados, y cómo le va al candidato republicano en los estados más disputados —aquellos donde la composición de republicanos y demócratas se divide casi en partes iguales— tampoco Trump puede cantar victoria todavía. "Si los votantes esperan hasta el último minuto para tomar una decisión, o hay una crisis o un hecho internacional pocos días antes de la elección, es posible que las predicciones actuales se equivoquen. Esas predicciones sugieren que es improbable que Trump no gane", dijo.

Karen Sebold, politóloga de la Universidad de Arkansas (UA), fue más allá: acaso las encuestas y los medios presentan la probabilidad de lo impensable, pero por el sistema estadounidense el magnate tendrá que volver a sus hoteles, arriesgó: "Las probabilidades de ganar están en su contra. No se puede mirar solamente las encuestas porque en el Colegio Electoral intervienen muchos más factores que el voto. Posiblemente Trump tendría que ganar todos los estados decisivos y tal vez invertir la tendencia en algún estado azul… Lo que va a ser estadísticamente difícil para él, pues la mayor parte de los estados decisivos como Colorado, Nevada, Florida, Carolina del Norte, Wisconsin, Michigan, Pensilvania se está inclinando hacia Hillary Clinton".

El mal menor

En opinión de Guttman, cualquier otro republicano estaría mucho más adelante que Clinton, por el porcentaje de rechazo que la candidata demócrata concita. Pero aun con su propia cuota de aversión, Trump podría ganar. "He cubierto campañas durante 40 años y me pregunto cómo este hombre llegó hasta aquí", ironizó. "La semana pasada ganaba en las encuestas nacionales de CNN. La mayoría de la gente cree que Hillary es deshonesta —el FBI la investigó y básicamente dijo eso— pero si hay alguien más deshonesto que ella probablemente sea Trump".

—Sus críticos creen que no tiene temperamento para ser un presidente. ¿Usted?

—Creo que no lo tiene para ser candidato. Pero con poco dinero y un equipo pequeño se las ha arreglado para estar a la par de Hillary, que tiene un equipo enorme y mucho dinero. Y aquí estamos, en los Estados Unidos de 2016, nos preocupan la economía y el terrorismo, y ¿cuál es el tema principal que surgió en los últimos días? Una Miss Universo. Y no la noticia de una Miss Universo de este año: es algo de hace 28 años, completamente ridículo. Si voto a alguien para la presidencia, quiero saber cómo va a ayudar a que mis hijos tengan un futuro mejor, no me importa la historia de una reina de belleza".

(AP)
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Sebold reconoció que Clinton ha tenido porcentajes elevados de desaprobación durante todo el ciclo electoral, pero contextualizó: "Es conocida desde hace más de tres décadas, y en ese tiempo ha habido gente que trabajó para desacreditarla, con millones de dólares". No obstante, la ex secretaria de Estado "también tiene que trabajar en algunos temas alrededor de la credibilidad, como sus posiciones sobre el comercio exterior y el Tratado Transpacífico (TPP)". Por último, la candidata que atrae a donantes grandes, enfrenta otra clase de desconfianza en el clima político actual: "La idea de que el establishment ha sido capturado por los donantes grandes".

—Aunque como empresario es el establishment también, Trump parece ganar en la competencia de credibilidad. ¿Por qué?

—Él ha captado un sentimiento, en especial entre los trabajadores: que el gobierno y el establishment trabajan contra la gente. Los trabajadores lo han sentido personalmente en los últimos años, por el cambio de la manufactura a la tecnología, del comercio restringido al comercio abierto. Es gente que desconfía del gobierno por una variedad de factores: el salvataje de los bancos o las guerras a las que no se les ve fin; también cambios culturales como el matrimonio entre personas del mismo sexo, la legalización de la marihuana y hasta la potencial documentación para los inmigrantes que ya están acá. No podemos hacer de cuenta que esta gente no existe: está ahí y tiene sentimientos antigubernamentales y antiestablishment. Y Trump los capta.

—Son los que van a sus mitines. ¿Irán a las urnas?

—Si miramos a las tasas de registración para votar, sobre todo en los estados decisivos, las de los trabajadores blancos no han aumentado más que las generales, y han aumentado menos que las de las minorías. Algunas de estas personas pueden haber estado registradas desde antes, y acaso no votaron en elecciones anteriores porque no confiaban en los candidatos, no sentían que tuvieran opciones.

Leighley —coautora de Who Votes Now? (¿Quién vota ahora?) entre otros libros— apuntó a un factor de análisis central: "Todavía los demócratas votan por los candidatos demócratas y los republicanos por los candidatos republicanos. Así que la mayor parte de la acción en cualquier elección presidencial se centra en los independientes, aquellos que no votan de manera consistente por uno u otro partido".

Simpatizantes de Trump ayer en
Simpatizantes de Trump ayer en el evento en Miami (AP)

A esas personas —entre un 20%-30% de los votantes— se dedican los mensajes en este tramo de la campaña. "Es importante notar que entre estos individuos no existe un apoyo universal", agregó la profesor de AU. "De hecho, muchos dicen que no confían en Trump o que no votarían por él por otras razones, acaso las cosas racistas y sexistas que dijo. Pero a algunos no les importan esas cosas —o acaso hasta les resultan atractivas— en un momento cuando muchos sufren todavía por las experiencias traumáticas de la recesión de 2008. De ahí los niveles inusuales de ira, negatividad y resentimiento hacia todos los candidatos. Esto es lo que parece algo novedoso, y lo que hace estas predicciones más inciertas que en elecciones anteriores".

Un hombre que dice que, inclusive si pierde la presidencia, lo tendrán en Washington por sus hoteles "es básicamente un vendedor", para Guttman, también director del Centro sobre Política y Relaciones Internacionales de Johns Hopkins University. "Y como tal miente y engaña: en su mundo mentir no es malo si se llega a una negociación final exitosa. Tiene 70 años, no va a cambiar". Hillary, apenas más joven, tampoco lo hará, como observan los demócratas que no la consideran lo suficientemente liberal: "Hillary nunca compró el corazón de los votantes de Sanders, que en buena proporción eran jóvenes". Sebold coincidió: "Hay gente que todavía se pregunta si quiere votar por estos dos candidatos mayoritarios o por un tercero", como el libertario Gary Johnson o Jill Stein del Partido Verde. "Algunos no han tomado una decisión y acaso no la tomen hasta el día de las elecciones".

En ese río revuelto, ganan los medios: "Quieren que esto sea una competencia cabeza a cabeza: eso vende", agregó. Pero los datos de la ciencia política son otros: "Una encuestadora que conozco probó 10 millones de modelos —un modelo es un escenario potencial de lo que podría pasar— y 8,5 millones de ellos le dieron la elección a Hillary. Lo que le otorga un 85% de chances de ganar la elección. Los modelos cambiaban con las encuestas que fluctuaban cada día, pero en general se ubicaban entre un 80% y un 88% de chances a favor de ella durante las dos últimas semanas".

 

Quiénes eligen a Trump

—¿Cómo describiría a los seguidores de Trump?

—La elección es un reflejo de la sociedad estadounidense de hoy —respondió Guttman—. Trump se las arregló para transformar las elecciones presidenciales en un gran reality show: 84 millones de personas miraron el debate no por la discusión de ideas, sino para ver si él hacía un desastre (cosa que hizo). Parece que él ha captado a los votantes que en 1968 Nixon llamó "la mayoría silenciosa".

—¿En qué consiste esa mayoría silenciosa hoy?

—Gente que siente mucho enojo, que quiere cambios. Trump les parece un agente de cambio: por eso están dispuestos a soportar su falta de conocimiento, su falta de sustancia, su falta de casi todo lo que se suele ver en un candidato presidencial.

—Si los medios conservadores y republicanos han apoyado a Clinton, ¿qué responsabilidad le cabe al Partido Republicano? —preguntó Infobae a la profesora Leighley.

—Hay alguna verdad en el hecho que los candidatos republicanos han competido contra Washington y el gobierno grande, han prometido cambiar las cosas (bajar los impuestos, cortar el gasto y reducir el poder del gobierno federal) y esos recursos de campaña han sido negativos y han desarrollado una cultura de la negatividad, la crítica y el desencanto. Así que acaso Trump, que va contra todos los políticos de ambos partidos, atraiga de algún modo a los votantes. Pero esa atracción se concentra en destruir el sistema actual, sin soluciones alternativas o ideas superadoras.

MacManus agumentó que el mapa del Colegio Electoral indicaría que Clinton ganaría en una elección normal, que no es el caso en 2016. "Algunos observan el voto del Brexit, que es antiestablishment: gente tan harta de más de la misma política que no les importó cuál era la propuesta, solo la votaron", advirtió.

Donald Trump (AP)
Donald Trump (AP)

El voto avergonzado y secreto

"El otro factor es el voto en las sombras para Trump: los encuestadores temen que una parte del electorado no les esté diciendo que va a votar a Trump pero va a hacerlo", agregó la profesora de USF. "He visto estimaciones de algunos encuestadores que ubican el voto en las sombras para Trump en un 5 por ciento".

—¿Por qué los votantes no reconocerían que quieren a Trump?

—Porque los medios han creado la imagen de que si alguien apoya a Trump es un ignorante, un estúpido, un racista, homofóbico, etcétera. Una perspectiva completamente negativa.

El especialista Guttman coincidió con la profesora emérita de USF: "Podría suceder que a Trump lo vote mucha más gente que la que se lo dice a los encuestadores. Porque no quieren decir que apoyan a alguien que ha sido desagradable con los discapacitados, con los mexicanos, los musulmanes, las mujeres, y sigue la lista".

—¿Qué dice este voto avergonzado de la sociedad estadounidense de hoy?

—Hace más o menos 12 años que dos tercios de los estadounidenses opinan que el país no va en la dirección correcta —respondió MacManus—. Y cuando miramos las tasas de aprobación del Congreso, se han mantenido poco más arriba del 13% en los últimos tiempos. Para la gente que vota sólo cada cuatro años —la que no está muy informada sobre la política y está harta de Washington— y sufre en términos económicos porque los costos de la vida aumentan y los salarios no, los políticos son ricos totalmente alejados de la realidad, da igual si son demócratas o republicanos. Entonces llega este hombre que habla con el léxico que se escucha en la televisión…

—¿En los reality shows?

—Exactamente, un género muy popular en el país, donde nunca gana el que colabora, sino el más conspirador, el más deshonesto… Esta gente que está acabada o casi económicamente, y con temor por su seguridad por los tiroteos o el terrorismo, se pregunta qué han hecho los partidos para ayudarla en más de una década. La elección se reduce a que ellos se preguntan cuál de estos candidatos va a cambiar el país y cuál va a mantener el statu quo. Y apoya a Trump porque piensa: "No me importa lo que diga, no es más de la misma política".

La gente apoya a Trump porque piensa: ‘No me importa lo que diga, no es más de la misma política’

Para Gutman, el apoyo a Trump implica otra cosa sobre la sociedad estadounidense: "Dice que perdimos nuestra civilidad. Sólo tenemos esta reality TV, de la cual Trump sabe. Influyen la fractura de la familia, la caída de la religión y el ascenso de las redes sociales".

—¿Por qué las redes sociales?

—Al público le importa el robo a Kim Kardashian… Nos hemos vuelto adictos a esta gente que no hace nada y amasa fortunas, y Trump es uno de ellos. En el pasado, si uno estaba loco, no sabía dónde estaban los locos afines; ahora se puede buscar en internet otra gente loca como uno y no sentirse solo.

 

¿Qué pasaría en el país y en el mundo si ganara Trump?

Si el esposo de Melania Trump ganara las elecciones presidenciales, el profesor de GMU imaginaría un gabinete con Rudy Giuliani y Chris Christie, "quienes evidentemente quieren puestos en un gobierno de él". Va a encontrar gente, dijo. "Pero el Partido Republicano tendría que unirse y rechazarlo porque no es un republicano".

La ausencia de políticas de Trump implicaría problemas internacionales, dijo. "Va a perder el hilo de la política exterior. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial somos líderes en la economía y los aspectos militares del mundo, pero la política exterior se deterioraría. Nuestros aliados se aterrarían. [Ronald] Reagan tenía creencias y Obama tenía creencias, diferentes pero las tenían: en cambio, no veo nada que Trump quiera hacer excepto construir un muro y acaso deportar a 11 millones de indocumentados, lo cual es imposible. Cuando pareció que Trump había ganado el debate, los mercados financieros del mundo cayeron, porque quieren estabilidad y Trump es una bala perdida".

Leighley consideró que la incertidumbre actual se centra en cuáles políticas seguiría Trump, y cómo. "Esto es especialmente delicado porque se contradice sobre posiciones como los derechos reproductivos de las mujeres, el control de armas, las relaciones diplomáticas y los nombramientos en la Corte Suprema. Así que quién sabe qué ha prometido, y si lo cumplirá.

Históricamente los candidatos presidenciales que ganan suelen seguir el camino de sus promesas, dijo la experta de AU; eso, que en general es bueno, "en este caso significa que hay mucha incertidumbre en caso de que él fuera elegido".

(AFP)
(AFP)

Sinclair Lewis tenía razón

"No, eso no puede pasar aquí", citó Sebold el título de la novela de 1935 que muchos releen hoy. "Nuestra Constitución la redactó gente muy inteligente y Donald Trump es exactamente lo que trataron de evitar al hacerlo. Así que aun si llega al poder, tiene que compartirlo con el Congreso para legislar, y la Corte Suprema puede anular las acciones de un presidente loco. Con la separación de poderes, el control y el equilibrio entre los tres poderes, ellos trataron de evitar lo que podría hacer un candidato demagogo si ganara. Por eso no me preocupa mucho el caso improbable de que Trump gane.

—¿A qué se refiere?

—No va a destruir el país. Tiene el potencial de hacer difíciles las cosas, en las relaciones internacionales y las posibilidades de trabar el gobierno, pero por poco tiempo. Desde luego, es inquietante que tenga los códigos para las armas nucleares. Pero en general un presidente trabaja con su gabinete para tomar esa clase de decisiones. Me preocupa más la imagen de los Estados Unidos que la posibilidad de que él realmente pueda destruir el país.

Me preocupa más la imagen de los Estados Unidos que la posibilidad de que él realmente pueda destruir el país

"Los estrategas de campaña y los candidatos siempre se preocupan por una sorpresa de octubre, algún hecho o incidente o crisis inesperado", dijo Leighley sobre lo que resta de la campaña. "Pero Julian Assange no presentó nada en una conferencia de prensa muy pregonada, lo que me hace pensar que no habrá mucho más. Creo que cada paquete de correos electrónicos que se divulgue parecen tener poca vida útil, y menos impacto, que los primeros. ¿Acaso la gente se ha cansado? O las bombas más grandes ya se han lanzado".

Guttman describió al fundador de Wikileaks como "un hombre encerrado en la Embajada de Ecuador en Londres, al que las autoridades británicas y suecas buscan, que obtiene documentos ilegalmente". Se preguntó: "¿Eso va a influir en la campaña presidencial?".

También Sebold objetó el papel de esas filtraciones en la recta final hacia el 8 de noviembre: "La mayoría de los estadounidenses son anti-hackers, anti-Wikileaks, así que no sé cuánta significación puedan tener nuevas filtraciones. Sea China, o Rusia o quien sea, aquí no nos gusta que se metan con nuestras elecciones", previno la profesora del Departmento de Ciencia Política de UA. "Siempre puede haber una sorpresa de octubre que cambie la dirección de las elecciones, pero en este punto tendría que ser algo que realmente no se supiera sobre Hillary, porque ya los correos electrónicos o Bengasi han sido digeridos".

De nuevo apuntó al papel de los medios: "Si uno se informa sólo por Fox News, puede llegar a pensar que México tiene la culpa de todo y que los inmigrantes nos destruyen la vida. Pero si uno se informa en fuentes más variadas y piensa críticamente, no va a ser tan polarizante en sus creencias. ¿Cómo podemos negociar para resolver nuestros problemas?: nos alejamos de esa cuestión por nuestra polarización ideológica, y nos movemos en ese rumbo por la segregación mediática. Por eso vimos el ascenso del Tea Party y de la izquierda liberal".

MacManus convino y avanzó: "El Tea Party ha sido sobrevalorado, como Occupy Wall Street. Se puede hablar de los conservadores fiscales, pero no creo que ya se pueda hablar del Tea Party. Sólo en Florida, durante su apogeo, había unos 200 grupos del Tea Party y ni siquiera apoyaban a los mismos candidatos".

La profesora de USF concluyó algo más importante que si el hombre del peinado raro llega o no a la Casa Blanca: "Gane quien gane, la mitad de la ciudadanía va a sentir que su voz no fue oída, porque es un país muy polarizado. Si alguien cree que esta elección va a sanar algo, se equivoca. La gente no se unirá de pronto. La mitad va a sentirse marginada. Nadie cree que alguno de los candidatos pueda extender el brazo y unir a la nación. Los que apoyan a cada candidato tienen temores intensos sobre lo que significaría un gobierno del oponente".

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