Estados Unidos dado vuelta: demócratas conservadores y republicanos radicalizados

En las elecciones de este año, Hillary Clinton atrae a un público conforme con la gestión de Barack Obama que desea mantener el status quo; Donald Trump, en cambio, promete cambios extremos a los estadounidenses enojados

Guardar

En el Reino del Revés, escribió la autora argentina María Elena Walsh, cabe un oso en una nuez, usan barbas y bigotes los bebés, un año dura un mes…

En la insólita campaña electoral por la presidencia de los Estados Unidos, los candidatos de los dos partidos decisivos no sólo son los más impopulares que se recuerde (según la encuesta más reciente, de ABC News/Washington Post, 56% de los estadounidenses tienen una imagen negativa de la demócrata y 63% del republicano) sino que han producido una aparente inversión de papeles: como en el Reino del Revés, la agenda conservadora de Hillary Clinton venció a la progresista de Bernie Sanders en las internas; el radicalizado Donald Trump derrotó a un grupo enorme de moderados tradicionales, de Jeb Bush a Ben Carson, y hasta a un competidor extremo como Ted Cruz.

"Aunque los candidatos han creado este clima por sus personalidades, esta especie de inversión de papeles que tenemos en las elecciones de este año no son solamente sobre ellos", argumentó en consulta con Infobae Joseph Tuman, profesor de Estudios de Comunicación en la Universidad Estatal de San Francisco (SFSU). "También parecen ser una suerte de referéndum para los partidos políticos. ¿Qué significa ser un demócrata en 2016? Del mismo modo, ¿quiénes son los republicanos a esta altura, con Trump? ¿Son todos personas que se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo, por tomar una actitud más dura ante el delito, por ejemplo? ¿O son diferentes?".

Según el experto en retóricas de campaña y análisis de la comunicación política, Trump ha desalentado a mucha gente en el Partido Republicano, "básicamente porque él ha desafiado a la ortodoxia del partido".

—¿Qué consecuencia tuvo eso?

—Trump no cambió la opinión de muchas personas que ya eran republicanas, sino que incorporó a mucha gente nueva al partido como sus simpatizantes, gente a la que nunca le gustaron los republicanos. Creo que esta vez la diferencia es que la gente no vota sólo por los candidatos sino que también toma posición sobre los partidos. En parte esa es la razón por la cual los papeles están invertidos.

Para David Tabb, profesor de Ciencia Política de SFSU y coautor de Racial Politics in American Cities (Política y raza en las ciudades de los Estados Unidos), hay una apariencia de inversión. "Clinton parece más conservadora, y lo es en algunos temas, y Trump es más radical sin dudas porque él trata de atraer a esa base populista que tuvo en la elección primaria. Pero si nos referimos a asuntos sociales como inmigración, mujeres, libertades individuales, ella está claramente a la izquierda de él. Pero lo fundamental —y la mayoría de la gente no lo entiende, Trump entre ellos— es que en las elecciones generales el centro de la base de votantes es un electorado totalmente diferente que el de las primarias".

—¿Qué implicará eso?

—Clinton y Trump fueron nominados por el 9% del electorado total. La mayoría de la gente no vota en las primarias, y los que lo hacen representan un fragmento pequeño del espectro ideológico. Entonces, ¿qué pasa durante las elecciones generales? O el candidato se mueve hacia el medio —sea eso lo que sea— o intenta mover ese medio hacia su posición. Lo hizo Ronald Reagan en 1980: él no se movió al medio, y expandió su base desde la derecha. Pero Trump siempre ha tenido una base muy estrecha, y cree que la puede expandir con sus puntos de vista sobre inmigración, etcétera. Irónicamente, Sanders hubiera tenido el mismo problema.

(AP)
(AP)

Demócratas por el statu quo, republicanos por el cambio

Las dinámicas paradójicas en la política estadounidenses no son nuevas.

Los demócratas apoyaron la esclavitud y causaron la división del Partido Liberal, y el desprendimiento del Republicano en 1854. La nueva fuerza política se oponía a legalizar la esclavitud en los estados que se sumaban en el Oeste: temía que se causara perjuicio económico a los trabajadores blancos, y por ende a la industrialización. Pero a lo largo del siglo XX los republicanos asumieron la representación de los grandes intereses económicos, los valores del gobierno chico y por fin el neoliberalismo de Reagan, mientras que los demócratas asumieron el protagónico en los movimientos por los derechos civiles, la seguridad social y el apoyo a las minorías como los inmigrantes.

Ahora, en el siglo XXI, la identidad de los partidos principales de la mayor potencia mundial está en transformación aparente otra vez. "Según cualquier definición razonable, los demócratas son ahora el más conservador de los dos partidos estadounidenses", escribió en The Atlantic Peter Beinart, profesor de Periodismo y Ciencia Política en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). "Están más interesados que los republicanos en conservar las relaciones internacionales, las normas culturales y las instituciones políticas y económicas del país tal como están".

Según cualquier definición razonable, los demócratas son ahora el más conservador de los dos partidos estadounidenses

Una de las razones obvias por las cuales sucede esto es que los demócratas han ejercido el poder en los últimos ocho años, argumentó Beinart, y en consecuencia ven la situación del país de manera positiva: es su obra. Pero hay otras explicaciones, sobre todo porque Trump presenta una oposición que no se basa en las propuestas habituales del Partido Republicano.

—Los republicanos han atravesado una trasformación durante buena parte de la década —siguió Tuman, autor de Political Communication in American Campaigns, Comunicación política en las campañas estadounidenses entre otros libros—. El movimiento del Tea Party quiso reimaginar el partido; su candidata Sarah Palin y el grupo que tienen en el Congreso no acompañan al liderazgo republicano. Forzaron la salida de John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes… Y Trump no es un republicano en un sentido tradicional: es conservador en el campo de los negocios, el libre mercado y el gasto fiscal, por ejemplo, pero también ha adoptado —al menos durante las primarias— unas posturas escandalosas.

—La más evidente, con la que ha insistido, sobre inmigración.

—Creo que ni siquiera sus simpatizantes piensan seriamente en el muro, mucho menos en hacérselo pagar al gobierno de México. Pero les gusta que lo haya dicho. Con todo, no creo que Trump sea un intolerante necesariamente, aunque algunas cosas que dijo últimamente hacen que uno se cuestione ese punto. Pero siempre pensé que, como la mayor parte de las personas de la ciudad de Nueva York, es un moderado. Ha tomado posiciones más extremas para incorporar a más gente.

Tabb coincidió: "Los republicanos obtuvieron lo que merecen: muchas de las políticas de Trump son las que ellos han sostenido durante mucho tiempo. Donde él obviamente se separa de la normalidad republicana es en el populismo blanco, que ha crecido y se ha convertido en un problema para las élites del partido, al punto que han quedado rehenes de esa ala derecha".

—¿Qué sucede en el Partido Demócrata?

—Los demócratas parecen tener un problema en espejo (se tendrían que mover hacia la izquierda para mantener a quienes apoyaron a Sanders) pero no estoy seguro… La mayoría del apoyo que reciben los demócratas en las elecciones generales no proviene de la base de Sanders. Son los negros y los latinos, que no apoyaron a Sanders y son socialmente más conservadores: más religiosos que el promedio, por caso. Así que no, el Partido Demócrata no necesita moverse.

—¿Convendrá ese predominio conservador tras las elecciones?

—Si Clinton fuera electa su preocupación es una sola: ¿será otro régimen à la Obama, otros ocho años de no poder hacer nada por la oposición del Congreso, con excepción de cosas como Obamacare? ¿O tiene que hallar otra forma de lidiar con los republicanos? Puede que se equivoque —como se equivocó Obama— al creer que encontrará el modo de lidiar con los republicanos, que después de la elección pueden simplemente seguir siendo el partido del No. Pero quizá no. Si son derrotados, muchos republicanos pueden pensar que tienen que alejarse de las posiciones de Trump y ampliar su base, y buscarán la negociación.

(AP)
(AP)

Un escenario apocalíptico vs. uno de bienestar

Otro factor para que los papeles de los partidos estén alterados es la posición de los votantes: el enojo extremo de los que se sienten representados por Trump y la satisfacción de los que apoyan a Clinton. Según una encuesta del Pew Research Center, el 81% de los votantes del millonario cren que su vida es mucho peor de lo que era hace 50 años para gente como ellos, mientras que sólo el 19% de los que apoyan a la ex secretaria de Estado y ex Primera Dama piensan así: la mayoría cree que el país está bien.

"Creo que muchos de estos votantes potenciales de Trump son personas que probablemente no habían votado ni se habían registrado para votar antes", observó el profesor Tuman. "Muchos de ellos sólo han terminado el secundario y perdieron sus trabajos en manufactura cuando los Estados Unidos permitieron que muchas compañías se instalaran en el extranjero para bajar sus costos laborales. A ellos se les prometió que el gobierno se ocuparía de ellos: que los reentrenaría para otros trabajos en computación u otras áreas de la era de la información, por ejemplo, y eso nunca sucedió. Simplemente perdieron sus empleos. Y muchos de los que integraban la clase media pasaron al extremo inferior, o se volvieron pobres".

—Están enojados.

—Y cuando Trump pronuncia un mensaje sobre repatriar los puestos de trabajo, tiene un efecto esperanzador. Desde luego, cómo lo va a hacer es algo que habrá que verse; por ahora hace promesas.

Creo que muchos de estos votantes potenciales de Trump son personas que probablemente no habían votado ni se habían registrado para votar antes

El profesor Tabb reconoció en ese segmento del electorado "una perspectiva blanca —si se lo puede expresar así de brutalmente— con nostalgia del pasado, que los hace sentir que el presente no es bueno". Además del racismo anti-inmigrante, señaló elementos de la situación económica: "Por la desindustrialización que se desarrolla desde la década de 1970, los mayores de 50 años sienten que sus circunstancias económicas son peores que las que experimentaron en el pasado. Y responden como parias".

—¿Cómo se explica la visión positiva de quienes apoyan a Clinton?

—El porcentaje de votantes que apoya a Clinton está compuesto por personas negras, latinas y mujeres blancas, más —potencialmente— una buena cantidad de jóvenes. A esta gente los identifica un sentimiento de esperanza, a diferencia de los que apoyan a Trump. Esas diferencias son destacables y reflejan la polarización del país.

(Reuters)
(Reuters)
 

Entre los Millennials y el populismo global

También Tuman mencionó el factor de los jóvenes: sus estudiantes son Millennials, apoyaron a Sanders en las primarias con excepción de uno ("A mí también me gusta Sanders —le dijo—, pero no quiero otro presidente con el cual el Congreso no quiera trabajar: Clinton tiene más posibilidades de lograr que se hagan cosas porque es una centrista") y manifestaron desconfianza por Clinton.

(Reuters)
(Reuters)

—Los Millennials, gente joven, se sienten mal porque Sanders haya perdido, y si votan a Clinton es sólo porque no les gusta Trump. Es un voto negativo, algo con lo que no se puede contar: los estudios sobre voto negativo muestra que a último momento la gente puede no salir a votar, porque no los mueve el entusiasmo sino el desagrado. Además es habitual que la gente joven no vote: uno de los temores de los demócratas es que los Millennials no voten, y representan a un 25% del electorado potencial.

—¿Qué sucede con los hispanos, otro grupo con incidencia en aumento?

—Es un grupo asombroso, que aumenta cada año; en California, el estado más grande del país, será el grupo dominante dentro de poco. La señora Clinton tiene suerte de tener un compañero de fórmula que hable español.

Tuman compitió por la alcaldía de Oakland y dio un discurso en castellano, al igual que Tim Kaine, el candidato a vicepresidente demócrata, que lo hizo por primera vez en el Senado. "No fue el mejor discurso, pero la gente lo apreció tanto que hice el esfuerzo", recordó el profesor de SFSU. "Y los latinos votan. Son gente trabajadora, honesta, con valores positivos: no sería demasiado difícil tratar de ganar sus corazones y su voto. Pero por un lado Trump tiene una posición extremista y por el otro los demócratas han dado por sentado largamente que cuentan con el voto hispano".

Para el experto en política estadounidense Tabb, los Millennials apoyaron a Sanders por la desigualdad económica antes que por otros temas que les conciernen, como el cambio climático. "Creo que lo hicieron por sus situaciones personales, no porque los preocupen los pobres: tienen miedo a cómo será el futuro. De algún modo en eso se parecen a los trabajadores blancos que apoyan a Trump".

(Reuters)
(Reuters)

Por último, Tabb agregó una perspectiva externa que influye en este fenómeno del Reino del Revés: "El populismo de derecha y el nacionalismo es un fenómeno internacional, debido a la globalización y la inmigración. No es sorprendente que esto se dé en los Estados Unidos donde, adicionalmente, las raíces racistas del populismo son antiguas y extensas. Con inestabilidad económica, vemos que la xenofobia se populariza. Y así seguirá".

—¿Por qué?

—Una de las consecuencias más importantes del cambio climático serán los movimientos de población, por ejemplo. La crisis migratoria de hoy empalidecerá en comparación.

 

LEA MÁS:

Guardar