Guerras, boxeo, caza y mojitos, la vida intensa de Ernest Hemingway

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Cuatro guerras

Para su padre médico, Clarence Edmonds Hemingway, la noticia de que su hijo no haría estudios universitarios sino que iría como voluntario a pelear en la Primera Guerra Mundial fue decepcionante. Cuando lo rechazaron por sus problemas de vista, pensó que tal vez algo cambiaría; pero el futuro escritor se ofreció a la Cruz Roja, que lo llevó como conductor de ambulancia a Italia. Allí, mientras transportaba a un herido, un proyectil destrozó la ambulancia; Hemingway quedó herido pero cargó al soldado hasta un lugar seguro antes de desplomarse. De la experiencia de la guerra, y de su romance con la enfermera Agnes von Kurowsky, salió Adiós a las armas.

Para el diario Toronto Star cubrió la guerra greco-turca, uno de los coletazos de la Gran Guerra: la partición del Imperio Otomano. Descubrió soldados vestidos de mujeres y conoció las atrocidades de los nacionalistas turcos contra los griegos y los armenios en Smyrna, y los vio incendiar la ciudad.

Hemingway, como corresponsal en la Guerra Civil Española
Hemingway, como corresponsal en la Guerra Civil Española

Fue como corresponsal a cubrir la Guerra Civil Española, y terminó en las trincheras de la República. Fue su regreso al periodismo luego de una década, y además de su trabajo para una agencia estadounidense le inspiró Por quién doblan las campanas.

Hemingway terminó en las trincheras de la República.
Hemingway terminó en las trincheras de la República.

En la Segunda Guerra Mundial compitió con su tercera mujer, Martha Gellhorn por la cobertura: fue investigado —y exonerado— porque rompió el pacto de no-combatiente de los periodistas para trabajar con la Royal Air Force y guardó armas y municiones, según dijo para soldados; pero ella estuvo en el desembarco en Normandía, y Hemingway no lo toleró. Sin embargo, él pudo jactarse de la liberación del Hotel Ritz de París: una jornada de veneros de champagne.

 

Cuatro matrimonios y un inodoro baleado

Acaso su gran amor haya sido Hadley Richardson; con ella estuvo en París en los años de su éxito fabuloso, y a ella, su primera mujer, y su primer hijo John está dedicada la novela Fiesta.

A meses de la salida del libro Richardson desconfió de Pauline Pfeiffer, una periodista que había viajado con ella y su marido a Pamplona. Al regresar a París le pidió el divorcio, que él le dio sin vacilar en enero de 1927; cuatro meses más tarde se casó con la que sería la madre de sus hijos Patrick y Gregory. Pero la entrega al catolicismo de Pfeiffer alteró al simpatizante de la República Española, y mientras cubría el conflicto conoció a Gellhorn.

Hemingway parece haber creído en el matrimonio, pues cada vez tardó menos en casarse: se divorció de Pfeiffer en 1940 y a las tres semanas se casó con Gellhorn.

Cuando ella partió para Europa, el escritor quedó en shock: ¿cómo podía poner su carrera por delante de él? Salió detrás, también con un encargo de cobertura y la decisión de advertirle que o bien se quedaba en la casa o bien se anotaba en una academia militar. Ella no hizo ni lo uno ni lo otro.

Hemngway también hacía ostentación de sus armas en su vida doméstica.
Hemngway también hacía ostentación de sus armas en su vida doméstica.

Como él no podía tolerar la idea de que Gellhorn lo dejara, en Londres se relacionó con la mujer que se quedaría a su lado el resto de la vida: Mary Welsh. "Ella se dedicó a ser la Sra. Hemingway profesionalmente", dijo Patrick Hemingway. En efecto, lo veneró y lo siguió allí donde él quiso ir: bebió como él, mantuvo la intensidad de peleas que él tuvo. Por no ser víctima, le presentó tal frente durante una discusión acerca del ex marido de ella que Hemingway sacó un arma y destruyó la taza del baño.

El 2 de julio de 1961 ella anunció a la prensa: "El señor Hemingway se mató por accidente mientras limpiaba un arma esta mañana a las 7.30". Luego diría que no había mentido a conciencia: "Fue meses antes de que pudiera enfrentar la realidad".

 

Antes de los metrosexuales

En las paredes de casas de Hemingway colgaban cabezas de animales, testimonios de su pasión por la caza mayor: cazó 30 animales, entre ellos tres leones. También los sacaba de las profundidades del mar: era un pescador reconocido, cuya técnica perfeccionó Gregorio Fuentes, segundo capitán de su barco Pilar en Cojímar, Cuba, y modelo para la construcción del personaje de Santiago en El viejo y el mar. Y le encantaban los toros, la ceremonia de la lidia donde podía ver la muerte sin necesidad de ir a la guerra. Nunca se destacó como boxeador, pero le gustaba pelear como parte de su culto del coraje.

Hemingway, durante uno de sus safaris de caza
Hemingway, durante uno de sus safaris de caza

Sus infidelidades fueron parte de su historia matrimonial —y literaria: su enamoramiento de una joven italiana se narra como ficción en Al otro lado del río y entre los árboles— como el abuso del alcohol marcó su vida desde la juventud hasta la muerte.

La idea del macho aventurero —tanto en alta mar como en el dormitorio como en África— caracterizó la personalidad de quien había sido vestido como niña durante los dos primeros años de su vida. "La hipermasculinidad era una compensación por la inseguridad", dijo su hijo Gregory, quien recordaba también que Hemingway le repetía una frase: "Ser hombre es un trabajo duro".

 

La maldición familiar

En 1928 un telegrama le avisó que su padre se había suicidado. "Creo que me iré de la misma manera", le dijo a su esposa Pauline. Su abuelo también se había suicidado; lo mismo harían un hermano y una hermana.

Meses después de que Hemingway se volara la cabeza nació su nieta Mariel, hija de Jack, el primer hijo del escritor, quien se convirtió en actriz y escribió una memoria desolada: Out Came the Sun: Overcoming the Legacy of Mental Illness, Addiction, and Suicide in My Family (Y salió el sol: cómo superé la herencia de enfermedad mental, adicción y suicidio de mi familia). "Recuerdo que mi padre estaba triste buena parte del tiempo y que buscaba maneras de sentirse bien, ya sea bebiendo o escapándose. Buscaba y con demasiada frecuencia no encontraba nada que lo consolara".

Margaux, hermana de Mariel, murió de una sobredosis de barbitúricos en 1996: la sexta persona en tres generaciones de Hemingways que se suicidó.

El hijo menor del Premio Nobel, Gregory, sufrió grandes depresiones y perdió su licencia de médico por su abuso del alcohol. En 1995 se sometió a una operación de reasignación de sexo, aunque siempre se mantuvo públicamente con aspecto masculino. Murió con el nombre de Gloria, en una celda de mujeres, de hipertensión: llevaba días deambulando sin orientación por Miami.

Hemingway, durante uno de sus safaris en el África
Hemingway, durante uno de sus safaris en el África

El tipo y el mar

Los años de mayor producción literaria de Hemingway fueron los que pasó cerca del mar, en Key West, Florida, o en Cuba. Noventa millas náuticas separan los dos puntos del globo que más amó Hemingway.

La cada de Hemingway en Key West es hoy un museo0000
La cada de Hemingway en Key West es hoy un museo0000

En la esquina de las calles Olivia y Whitehead, en el último callo sur de la Florida, la casa donde vivió Hemingway es hoy un museo. La casa y los jardines frondosos suelen recibir a los turistas que en general prefieren la segunda construcción pequeña, detrás del edificio principal con su veranda y sus persianas típicas, donde Hemingway tenía su estudio, junto a una piscina enorme.

Aunque decía que escribir consistía en sentarse ante una máquina de escribir y sangrar, Hemingway solía trabajar de pie, tipiando una Royal portátil —también tuvo una Corona y varias Underwood— sobre un pequeño librero, su escritorio de trabajo hecho a medida.

Allí —donde el público no puede entrar, separado por un cordón—, en la construcción principal y en los jardines hay gatos, decenas de gatos, muchos de ellos descendientes de Snowball, que tenía seis dedos en las patas delanteras, una marca genética transmitida a la mitad de los actuales habitantes de la Casa Hemingway.

Uno de los descendientes de Snow Ball, en el estudio de Hemingway en Key West. Foto: Rob O’Neal, Hemingway Home.
Uno de los descendientes de Snow Ball, en el estudio de Hemingway en Key West. Foto: Rob O’Neal, Hemingway Home.

Con el descongelamiento entre Cuba y los Estados Unidos, cada vez más compatriotas de Hemingway toman su daiquiri en el Floridita y su mojito en la Bodeguita del Medio, y visitan la habitación-museo del hotel Ambos Mundos, en La Habana Vieja, donde el escritor vivió antes de comprar su finca.

En Cojímar —dijo a Infobae Francisco Rodríguez Cruz, periodista cubano del periódico Trabajadores, editor del blog Paquito el de Cuba y vecino del pueblo desde donde Hemingway salía a pescar— hay una escultura que recuerda al escritor, muy cerca del muelle: "Ese busto lo fundieron con bronce de viejas propelas de barco que donaron los pescadores a su muerte".

También sobrevive La Terraza, el restaurante que Hemingway visitaba, hoy estatal, y lo evocan paladares privados como La Terracita. "Lo más curioso de Cojímar es que el centro del pueblo es el muelle, lo cual indica la naturaleza del fuerte vínculo de los pobladores con el mar y la pesca", dijo Rodríguez. "Lo más tradicional que recuerda a Hemingway son los tornes anuales de la pesca de la aguja, que se hacen por dos fines de semana en mayo, con competencia municipal y provincial".

En Key West también se hace una competencia anual: hombres corpulentos de barba blanca compiten se juntan en Sloppy Joe, el bar que frecuentaba Hemingway, el tercer sábado de cada julio para competir por el que más se parece a Papa, el apodo que el escritor ganó en Cuba.

El concurso de dobles de Hemingway se realiza cada año en Sloppy Joe’s, en Key West, Florida.
El concurso de dobles de Hemingway se realiza cada año en Sloppy Joe’s, en Key West, Florida.

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