Wall Street abrió este lunes con claras pérdidas, y el índice industrial Dow Jones, su principal indicador, bajaba 1,77% hasta los 17.092,75 puntos a las 15:00 horario GMT, continuando la tendencia negativa tras el voto del Reino Unido para dejar la Unión Europea (UE).
A su vez, el selectivo S&P 500 recortaba sus utilidades el 2,08% para ubicarse en las 1.995,06 unidades en la Bolsa de Nueva York.
Por su parte, el índice compuesto del mercado tecnológico Nasdaq caía el 2,70% y se situaba en los 4.580,83 puntos.
El impacto del referéndum británico seguía haciéndose notar este lunes, arrastrando a los principales indicadores de Wall Street a niveles que no se veían desde marzo pasado.
El viernes, tras conocerse el resultado de la consulta, el Dow Jones cerró la jornada con un desplome de más de 600 puntos (-3,39%), y el Nasdaq cayó un 4,12 por ciento.
Este lunes, las pérdidas en Nueva York se hacían nuevamente eco de las que se vivían al otro lado del Atlántico, donde prácticamente todos los mercados volvían a registrar fuertes retrocesos.
Como el viernes pasado, el sector más golpeado en Wall Street seguía siendo el financiero, que bajaba un 2,45%, seguido del de los bienes de consumo cíclicos (-1,61%); el de las materias primas (-1,55%); el industrial (-1,55%); y el tecnológico (-1,44 por ciento).
Si bien todos los sectores bajaban, los que menos lo hacían eran el de los bienes de consumo no cíclicos (-0,10%) y el de las empresas de servicios públicos (-0,14 por ciento).
El rojo dominaba también por completo entre los 30 valores del Dow Jones, con el banco JP Morgan Chase al frente de las pérdidas (-3,15%), seguido de American Express (-3,01%) y DuPont (-2,35 por ciento).
En el otro extremo, los descensos más limitados eran los de Nike (-0,21%), Pfizer (-0,31%) y Johnson & Johnson (-0,33 por ciento).
También retrocedía con fuerza el petróleo estadounidense WTI, que perdía un 2,16% y se situaba en 46,61 dólares el barril.
El oro, tradicional valor refugio, subía un 0,42% hasta los 1.327,9 dólares. Mientras que la rentabilidad de la deuda pública a diez años caía al 1,4732% y el dólar ganaba terreno frente al euro, que se cambiaba a 1,1022 dólares.