El domingo pasado por la madrugada, 300 mujeres y hombres sintieron qué era el odio. Ocurrió en el bar nocturno Pulse, concurrido por habitualmente por la comunidad gay de Orlando. Allí, Omar Saddiqui Mateen asesinó a 49 personas con su fusil de asalto Sig Sauer MCX.
Tiroteo. Crimen de odio. Atentado. Cualquiera de esas definiciones fueron escuchadas ese día y los posteriores para intentar explicar la masacre que enlutó a Estados Unidos, el tercero más sangriento de su historia.
Si bien el hecho no fue planificado por el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), el grupo terrorista conducido por Abu Bakr Al-Baghdadi celebró lo actuado y se lo atribuyó. El asesino, Mateen, era un fiel seguidor de sus enseñanzas y apoyaba a los yihadistas desde las redes sociales. Por esa actividad digital había sido interrogado por el FBI reiteradas veces. Sin embargo, pudo comprar el rifle de asalto que terminó con la vida de 49 víctimas, la mayoría de ellas de origen latino.
"Esto no fue organizado por ISIS", indicó Ely Karmon académico y miembro del Instituto Internacional de Contraterrorismo (ICT, por sus siglas en inglés) a Infobae. "Fue hecho por alguien que simpatiza con las ideas y la ideología de ISIS", agregó.
El odio ultraislámico contra los homosexuales no es nuevo, ni exclusivo de Mateen. El Estado Islámico es un gran impulsor de los ataques contra los gays, a quienes arroja desde edificios, apedrea y ejecuta en público. "ISIS estuvo publicando en los últimos años muchísimos videos en los cuales muestra cómo en los territorios controlados por ellos los homosexuales son brutal y cruelmente asesinados", recordó Karmon.
Sin embargo, el experto en grupos terroristas, explicó que el mes pasado los yihadistas habían convocado a sus fanáticos alrededor del mundo a cometer actos en nombre del islam. "El vocero de ISIS, Abu Muhammad Al-Adnani, publicó una declaración pidiéndole a los jóvenes musulmanes en todas partes que ataquen objetivos occidentales, especialmente norteamericanos durante el mes del Ramadán. Esta es una de las cosas", manifestó Karmon.
Por su parte, para Brian Michael Jenkins, ex asesor del gobierno de los Estados Unidos durante administraciones republicanas y demócratas y miembro de Rand Corporation, las motivaciones de Mateen pueden encontrarse en varios motivos. "Fue por su odio personal, la posibilidad de un conflicto de identidad sexual, reforzada y aprobada por la ideología de ISIS", subrayó a Infobae el especialista.
"El Estado Islámico no dirigió el ataque pero incita, aplaude y reclama el crédito por él y eso constituye un accesorio antes y después del crimen", añadió el ex consejero de la Casa Blanca.
En retirada en varias de las ciudades que controló durante más de un año, Karmon explicó la manera que encuentra por estos días el grupo yihadista para atacar objetivos occidentales. "Lo que el ISIS hace es buscar lobos solitarios como este joven que juren lealtad. Lo mismo que ocurrió en San Bernardino, quienes habían jurado fidelidad a Al-Baghdadi, el califa".
El académico israelí también comparó esta masacre con las ocurridas en París, donde sí hubo un antecedente y un vínculo de los autores con el Estado Islámico. Habían estado en Siria, habían combatido junto al ISIS en su "califato" y habían decidido volver para atacar en Occidente.
"En el caso de los ataques de enero de 2015 en Paris los terroristas estaban conectados con el mundo de la criminalidad, pero en el último ataque vemos que no fue organizado por ISIS. Esta es la gran diferencia entre los ataques de Paris y de Orlando", manifestó Karmon.
Para Jenkins el de Orlando "es el peor tiroteo en la historia de los Estados Unidos y el tercer más sangriento ataque terrorista después del 11-S y el atentado de 1995 en un edificio federal de Oklahoma perpetrado por un hombre que suscribía ser anti-gobierno, anti-judío y anti-ideología negra".
"No me sorprendería que más motivaciones personales emergieran (respecto a Orlando). No creo que nadie esté desestimando la amenaza al colocarla en el contexto de otro tiroteo", aclaró Jenkins quien en un reciente estudio -en conjunto con su colega francés Jean-François Clair– advirtió que el futuro del terrorismo en Europa tendría en cuenta "objetivos soft", tales como conciertos, aeropuertos, trenes y restaurantes.
Para Karmon, la amenaza de más ataques ejecutados por "lobos solitarios" continuará creciendo. "La falta de una estructura organizativa es uno de los grandes desafíos para el contraterrorismo. Especialmente ahora que vemos una gran cantidad de combatientes extranjeros occidentales que retornan a sus hogares, sobre todo en Europa". Muchas veces envueltos en el drama de los refugiados, los yihadistas se infiltran para poder atacar en ciudades símbolos de la democracia. Controlar su llegada será "muy difícil".
"De acuerdo con las leyes democráticas se debe probar un delito para detener a alguien", dijo Karmon. "Europa no está preparada para monitorear la gran cantidad potencial de yihadistas, a pesar de que las agencias conocen la amenaza".