Omar Saddiqui Mateen asesinó a 49 personas el pasado domingo a la madrugada en el club gay Pulse de Orlando, Florida. La salvaje matanza, la más grande en Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001, conmocionó al país y sacudió la campaña electoral.
¿Qué impacto tendrá sobre la opinión pública? ¿Quién saldrá fortalecido y quién debilitado? Si bien aún es muy pronto para tener certezas al respecto, ya se pueden identificar algunas tendencias.
"La amenaza terrorista induce una gama de emociones negativas en los individuos, que incluyen el miedo y el enojo. La gente tiende a lidiar con estas emociones buscando un líder fuerte que pueda restaurar la sensación de control, poder y esperanza, con respuestas asertivas frente a ese peligro", explicaron a Infobae las politólogas Jennifer L. Merolla, docente de la Universidad de California Riverside, y Elizabeth J. Zechmeister, de la Universidad Vanderbilt.
La historia reciente muestra que los republicanos tienen mayor facilidad para capitalizar el fantasma del terrorismo, gracias a su retórica agresiva en política exterior. El ejemplo de la reelección de George W. Bush en 2004 es el más claro.
"En nuestras investigaciones encontramos que hay una tendencia general en el público a inclinarse por líderes republicanos varones en tiempos de acechanzas —continuaron—. Esta impresión se basa en que este partido tiene una reputación de larga data de ser fuerte en las cuestiones de seguridad nacional. Desde el el 11 de septiembre las encuestas muestran que es percibido como el que mejor puede manejar el problema del terrorismo".
Sin embargo, si se analiza la evolución de los sondeos entre el 7 y el 14 de junio, se comprueba que Hillary Clinton, virtual candidata demócrata, aumentó su ventaja. Según los números de Reuters/IPSOS, subió de 43,9 a 44,6%, mientras que Donald Trump, el postulante republicano, cayó de 35,5 a 33 por ciento. Estos datos tienen una salvedad: el 12 de junio, día del ataque en Orlando, se produjo un quiebre. En las dos jornadas siguientes la ex primera dama bajó dos puntos, y el magnate creció, aunque apenas siete décimas.
De todos modos, Bloomberg Politics realizó una encuesta entre el 10 y el 13 de junio y el resultado final fue de 49% para Clinton y 37 para Trump. Es decir que, más allá de que Reuters/IPSOS detectó un leve recorte de la diferencia después del domingo, ambas consultoras coinciden en que hoy la postulante demócrata aventaja a su rival por cerca de 12 puntos.
"Dudo que el ataque vaya a marcar una diferencia en favor de alguno de los dos. Podría ayudar a Trump al incrementar la atención sobre el terrorismo como tema. Aunque la facilidad con la que el atacante obtuvo el rifle de asalto podría ayudar a los demócratas, que están a favor de un control más estricto sobre la venta de armas. En definitiva, puede haber una pequeña ventaja para los republicanos, pero nada significativa", dijo James E. Campbell, profesor de ciencia política de la Universidad de Buffalo, consultado por Infobae.
Dos formas muy distintas de reaccionar ante la tragedia
"Históricamente, los eventos como el de Orlando no mueven las preferencias de los votantes de forma duradera. Lo que sí generan es que la gente preste mayor atención de lo normal a los debates públicos y a las declaraciones de los políticos en relación con estas situaciones", sostuvo Steven Schier, profesor de ciencia política del Carleton College, en diálogo con Infobae.
La reacción de los dos candidatos ante el atentado fue muy contrastante. Trump hizo lo que mejor le sale, atacar y generar pánico. "Lo que ha ocurrido en Orlando es sólo el principio. Nuestro líder es débil e ineficaz", dijo en alusión al presidente Barack Obama, al que le terminó pidiendo la renuncia. Luego se jactó de haber anticipado que este tipo de cosas iban a ocurrir. "Gracias por las felicitaciones por tener razón sobre el terrorismo islámico radical", escribió en su cuenta de Twitter.
"A lo largo de la campaña Trump clamó por políticas radicales y agresivas para combatir al terrorismo. Desde prohibir la inmigración de países en los que hay una historia de actividad terrorista, hasta usar la tortura contra sospechosos e incluso matar a sus familias. Está jugando con el tipo de políticas a las que suelen ser arrastrados los individuos que están enojados por estos temas", sostuvieron Merolla y Zechmeister.
Cuando Bloomberg preguntó cuál de los dos rivales en las próximas elecciones genera más confianza para manejar una crisis como la desatada por los ataques recientes, el 45% se inclinó por él, contra un 41% que lo hizo por Clinton. Además un 50% lo identifica como alguien que "combatiría las amenazas terroristas en el país y en el exterior", frente a un 45% que la menciona a ella. Pero el discurso del empresario inmobiliario, desprovisto de todo límite, encierra muchos riesgos para sus propias aspiraciones.
"Desde ningún punto de vista es un típico candidato republicano, y esta semana no usó el libreto del partido en materia de seguridad. En lugar de proyectar la idea de una nación fuerte y segura para afrontar estos desafíos, lo que hizo fue hablar acerca de lo terribles que son y llamó a un mayor control sobre la inmigración musulmana", dijo a Infobae Sarah Oates, especialista en comunicación política de la Universidad de Maryland.
Este tipo de apelaciones tienen varios problemas. Por un lado, pueden ayudar a las organizaciones extremistas a reclutar jóvenes musulmanes que se sienten excluidos. De hecho los demócratas lo han acusado en reiteradas ocasiones de provocar ese efecto no deseado. Por otro, usar una retórica tan agresiva y alarmista en un contexto tan sensible puede generar rechazo, incluso entre sus potenciales votantes.
"Hay convenciones en la política estadounidense que él no sigue —continuó Oates—. No mostró respeto por la tragedia y habló de sí mismo, de cómo distintas personas lo elogiaban por su postura. Pero lo que más puede afectarlo es su insistencia en que el terrorismo es cada vez peor. Los electores no quieren escuchar eso. Buscan un mensaje de fortaleza, no uno que les cause más temor".
No debería llamar la atención que el 51% de los estadounidenses rechace su reacción ante el ataque de Orlando, frente a un 25% que la aprueba, según una encuesta de CBS News Poll. En cambio Hillary, más diplomática, al menos no salió perdiendo: a un 36% le parece bien lo que dijo, contra un 34% que piensa lo contrario.
"Ella fue mucho más profesional y mesurada en su respuesta, además de que empatiza con un mensaje de tolerancia. Si bien le cuesta conectar emocionalmente con una amplia franja de norteamericanos, Trump la hizo quedar mejor", afirmó Oates.
Al ser mujer y demócrata se podría pensar que a Clinton le costaría más que a su rival proyectar ese perfil que busca la opinión pública, de un líder fuerte capaz de defender al país de los peligros que lo acechan. Pero su experiencia como secretaria de Estado y su perfil aplomado y seguro son características que quizás la hagan más apta que Trump para desempeñar ese papel.
Merolla y Zechmeister aportaron un dato muy interesante en este sentido. "En 2012 realizamos un estudio específicamente sobre cómo se la veía a Clinton. Lo que encontramos es que las evaluaciones del público sobre su figura no se veían afectadas, e incluso mejoraban, ante la prominencia de una amenaza terrorista".