En un partido apasionante en el juego y cambiante en el marcador que no se definió hasta el pitazo final, México venció 2 a 1 a Nueva Zelanda en la segunda fecha del Grupo A de la Copa Confederaciones. Sin embargo, la tecnología se encargó de poner una larga pausa sobre el final del encuentro por una insólita razón.
Una gresca entre los jugadores de ambas selecciones por una infracción del mediocampista mexicano Diego Reyes sobre el capitán del elenco oceánico, Michael Boxall, abrió la puerta para el ingreso del VAR.
En lugar de castigar con tarjetas a los futbolistas, quienes con empujones y golpes de puño protagonizaron un lamentable episodio, el juez Bakary Papa Gassama aguardó por la repetición televisiva.
Luego de que culminase la pelea, el árbitro gambiano se acercó a uno de los televisores y repasó por un largo tiempo lo sucedido. Después, amonestó al mexicano Héctor Herrera y dio la orden para reanudar el juego.
Cuando se ejecutó el tiro libre, cinco minutos después de la infracción, volvió a interrumpir el juego para llamar a Reyes y mostrarle la tarjeta amarilla. Tras anotar todo en la cartulina, Bakary Papa Gassama hizo sonar su silbato nuevamente, pero no para reanudar el partido, sino para amonestar al neozelandés Boxall, por su reacción tras haber recibido la falta.
Todo esto duró exactamente 5 minutos, un tiempo exagerado para un sistema que, en teoría, llega para facilitar el desempeño de los árbitros y agilizar el juego.
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