Seis partidos invicto lleva el Torino FC en la actual Serie A. Pero a no engañarse: cuatro fueron empates. Aunque el descenso a la segunda división está lejos, tampoco se encuentra cerca de la zona de clasificación a los torneos continentales. Su único acierto en las últimas temporadas fue el fichaje de Andrea Belotti, actual capocannoniere del Calcio italiano con 25 goles en 31 partidos. Lleva un largo tiempo a la sombra de la Juventus, el otro elenco de Turín. Desde que regresó a la primera división en 2012, ha visto como su rival de la ciudad gana el título año tras año. La Vecchia Signora también le ganó en nueve de las últimas 10 ediciones del 'Derby della Mole'. Es uno de los clásicos más desparejos del mundo del fútbol, aunque hubo una época en que no era así.
Que el Torino actualmente sea un club modesto se debe en parte a la famosa 'Tragedia de Superga', ocurrida hace exactamente 68 años. Aquella tarde del 4 de mayo de 1949, 18 jugadores del equipo murieron al estrellarse el avión en el que viajaban. Fue un suceso que acabó con uno de los más grandes equipos de fútbol de todos los tiempos.
Las épocas doradas del 'Grande Torino'
El Grande Torino, como se lo conocía por aquellos años, había ganado cinco ligas consecutivas, con un doblete de Copa y Liga incluido (1943). Posiblemente, hubieran sido más trofeos de no ser por la interrupción del campeonato a causa de la terrible invasión de los aliados por el sur y la de los nazis por el norte del país, sumados a la guerra civil entre fascistas y partisanos.
Jugaban un fútbol maravillosamente ofensivo. El presidente Ferruccio Novo, quien había sido jugador y entrenador del equipo, inició la construcción de una formación legendaria a partir de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Contrató a las dos estrellas del Venecia, Valentino Mazzola y Ezio Loik. El director técnico era Ernst Ebstein, un húngaro de origen judío, que pasó por campos de concentración y fue perseguido por las leyes raciales, al que no lo preocupaba mucho la defensa. Montaba el sistema WM, el famoso módulo 3-2-2-3 nacido en Inglaterra, muy utilizado en la época, pero con dos centrales muy técnicos: Ballarin y Maroso. Los mediocampistas iban al ritmo de Mazzola. Alcanzaron su esplendor en la campaña 1947-1948, en la que anotaron 125 goles en 40 partidos. En aquel torneo, cuando enfrenaron a la Roma, perdían 1-0 en el entretiempo. Al volver al césped, marcaron siete tantos en 20 minutos.
Vittorio Pozzo, el seleccionador que condujo a Italia a ganar los Mundiales de 1934 y 1938 (el segundo con colaboración de Benito Mussolini, es cierto), había asesorado al presidente Novo con algunos fichajes. Así, en la post guerra, ocho jugadores del Torino (Bacigalupo, Ballarin, Castigliano, Loik, Maroso, Mazzola, Menti y Rigamonti) eran titulares indiscutibles en Italia. Incluso, hasta 10 jugadores del cuadro granate habían jugado el amistoso Italia-Hungría de 1947. Más que la base, eran prácticamente la Azzurra completa.
De la fiesta en Lisboa a la tragedia en Turín
El Benfica de Portugal, otro de los equipos del momento, quería homenajear a uno de sus jugadores más emblemáticos, Francisco 'Xico' Ferreira, y eligió como rival de lujo al Torino para jugar un amistoso el 3 de mayo de 1949 en Lisboa. Eran admirados en toda Europa, por lo que enfrentarlos sería un privilegio absoluto. El Torino acompañó la fiesta y brindaron un espectáculo. El encuentro finalizó 4-3 a favor del equipo lisboeta. Tras descansar aquella noche, era momento de regresar a casa, previa escala en Barcelona.
Una intensa niebla los recibió en Turín. El avión que los transportaba, con 31 pasajeros a bordo, se estrelló en la parte posterior de la Basílica de Superga, a sólo 20 kilómetros de la zona de aterrizaje. Todos los jugadores del primer equipo (excepto los tres que se habían quedado en Italia por diversos motivos), dos directivos, los técnicos y tres periodistas murieron. No hubo sobrevivientes.
El propio Vittorio Pozzo se encargó de reconocer varios de los cadáveres, ya que la mayoría de los jugadores eran parte la selección italiana. Más de medio millón de personas despidieron a sus héroes en un multitudinario funeral y, como reconocimiento, se declaró al Torino campeón de aquel torneo que lideraban a falta de cuatro fechas, con cuatro puntos de ventaja sobre el Inter.
Las secuelas de la 'Tragedia de Superga' en el fútbol mundial
Afortunadamente, en aquel avión no viajaban tres jugadores del Torino. Uno de ellos era joven húngaro cuya contratación estaba en duda: era Laszlo Kubala, quien luego sería estrella del Barcelona. Pero el desastre dejó profundas heridas. No sólo en el club, que nunca pudo recuperar la gloria, también afectó al futuro del fútbol mundial.
La selección de Italia, que partía como favorita a consagrarse en el Mundial de 1950, entró en una profunda crisis. Ferruccio Novo tomó el mando del equipo. Varios jugadores se negarían a viajar en avión hasta Brasil, por lo que hicieron un trayecto en barco de casi 20 días. Llegaron a la Copa del Mundo en pésimo estado físico y con muy poco entrenamiento. Se limitaron a defenderse de la forma más ordenada posible. Era una identidad de juego inédita por aquel momento en Italia, pero poco después se conocería como catenaccio.
La Juventus se adueñó de Turín. El empresario Gianni Agnelli, fundador de la Fiat, que había comprado el club en 1947, creó un equipo campeón. Ganaron le Scudetto en la temporada 1949-1950 y empezaron a forjar su propia historia. Ese 4 de mayo, a las 17:05, hubo un punto de inflexión en la historia del fútbol. De no haber ocurrido, quizás el relato sería distinto. Tal vez el Torino hubiera estirado sus años dorados, actualmente pelearía en la Serie A y sería favorito ante la Juventus, su rival de este sábado.
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