Ya son cuatro los obreros que fallecieron en la construcción del estadio Zenit Arena, según los registros, que datan desde agosto de 2016. Estas muertes destaparon un pacto entre Rusia y Corea del Norte que llegó hasta las Naciones Unidas (ONU).
Al menos 110 obreros norcoreanos son utilizados como esclavos: ganan apenas 7 libras (USD 8,7) por día, en una jornada laboral de 17 horas.
Además, los trabajadores duermen hacinados en containers que no cumplen con las condiciones mínimas de salubridad. Hace apenas días, uno de los obreros falleció en uno, producto de un infarto.
Josimar, el investigador noruego que destapó el escándalo, contó que los norcoreanos no tienen días libres ni cuentan con ningún tipo de derecho laboral.
Según la ONU, el Corea del Norte se lleva cerca del 90% del dinero que debería ir para los trabajadores, estimado en más de USD 1.600 millones.
"Ellos (los trabajadores) no vienen aquí voluntariamente. Están sujetos a un contrato con el régimen de su nación. Las compañías de Rusia crecen gracias al gobierno norcoreano, que vende a sus trabajadores como potenciales empleados", detalló el abogado y antropólogo ruso Andrey Yakimov, en declaraciones citadas por el diario The Sun.
Yakimov contó también que al firmar dichos contratos, se les promete "mejores salarios y la eterna gratitud de Kim Jong-un".
Por otra parte, el Zenit Arena de San Petersburgo, que comenzó a construirse hace 11 años, no sólo aún no fue terminado, sino que además su precio final será de más del doble de su precio estimado inicial (USD 1.200 millones).
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En febrero, el propio presidente Vladimir Putin organizó una fiesta de inauguración que tuvo cerca de 10.000 invitados, acróbatas, cantantes y animales de circo. Sin embargo, el sitio oficial del estadio dice que las obras están terminadas en un 85 por ciento.
Tras el informe de Josimar, FIFA emitió un comunicado para negar que se estén violando derechos humanos y aseguró que, en caso de que esto se compruebe, "no será tolerado".