Los espectadores presentes en el Estadio Poljud vivieron un tenso momento en el partido que enfrentó al Hajduk Split con Rijeka. Un fanático burló al personal de seguridad y entró al campo de juego con un palo de metal en la mano para amenazar al árbitro.
El empate a uno, la floja campaña del equipo y las malas decisiones arbitrales, fueron las excusas por las cuales el hincha del Split decidió saltar al terreno.
El equipo local igualaba 1-1 y tenía la posibilidad de remontar con una jugada de pelota parada, cuando un hombre vestido completamente de negro, y con el rostro cubierto, bajó de la tribuna con un palo de metal y comenzó a perseguir al colegiado por unos metros.
Después de salir de su asombro, algunos futbolistas decidieron acercarse al violento para contenerlo y pedirle que se vaya, a lo que respondió positivamente y abandonó el campo por su cuenta.
Finalmente, el fanático no opuso resistencia y fue arrestado por un grupo de ocho policías que lo redujo, lo detuvo y lo sacó del estadio. Afortunadamente no hubo heridos.
El partido se reanudó aunque el empate se mantuvo hasta el final, entre el cuarto y el primero de la liga croata. El Rijeka es el líder, a cuatro puntos del Dinamo de Zagreb, uno de los principales equipos de la máxima división.
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