La tragedia sobrevoló este viernes las pistas de Sankt Moritz, en Suiza, donde se lleva a cabo el Mundial de Esquí alpino, la máxima competencia deportiva del año de esa disciplina. De milagro, no hubo que lamentar víctimas. Un avión cortó un cable y casi provoca una fatalidad.
Según informó la agencia de noticias ANSA, el accidente se originó cuando el piloto de uno de los aviones de la escuadra de acrobacias del Ejército suizo que realizaban una exhibición sobre la pista de Corviglia calculó mal la distancia. Volaba a muy baja altura y cortó un cable sobre el cual se desplazaba una cámara.
La cámara cayó en el medio de la pista, cerca de la línea de llegada, y se partió en varios pedazos. Por fortuna, nadie estaba en ese lugar, muy frecuentado por competidores y miembros de la organización. De todas formas, el cable roto quedó colgando sobre aquel en el que se desplazan las aerosillas, que, por precaución, fueron bloqueadas. Los competidores ascendieron hasta la línea de partida a bordo de motos de nieve.
"Evitamos una catástrofe, gracias al cielo no pasó nada", resumió el italiano Markus Waldner, dirigente de la Federación Internacional de Esquí (FIS) a cargo de las competencias masculinas.
El avión implicado en el accidente tampoco sufrió inconvenientes y pudo aterrizar sin problemas, aunque a criterio de Waldner, "volaba demasiado bajo".
Este accidente hizo recordar al sucedido en diciembre de 2015 en las pistas de Madonna di Campiglio durante la Copa del Mundo de ese año, cuando un drone cayó a metros del austríaco Marcel Hirscher. Desde entonces, los drones fueron prohibidos en las competencias de esquí.
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