Estados Unidos presenció, el pasado lunes, una de las finales de fútbol americano universitario más intensas y vibrantes de los últimos tiempos. Cuando restaban seis segundos para la culminación del partido, la Crimson Tide de Alabama se imponía por 31 a 28 sobre los Tigres de Clemson. Sin embargo, ocurrió lo inesperado.
Dos pases, una cortina y la distracción defensiva del rival permitieron que los naranjas conviertan un touchdown agónico para desatar la locura de la afición.
Con una asistencia a dos yardas, el mariscal de campo Deshaun Watson dejó a Hunter Renfrow en la zona de anotación y puso el marcador 34 a 31.
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Con el punto extra y un segundo más de juego, Clemson cerró el partido 35-31 y obtuvo así su primer título nacional desde 1981.