En el encuentro que disputaban el Rizespor y el Osmanlispor de Turquía por el certamen local, se vio uno de los fallos arbitrales más extraños de la historia del fútbol.
El árbitro Cuneyt Cakir, quien impartió justicia en la final de la Champions Legue 2015, vio una mano dentro del área y pitó penal en favor del conjunto local.
Sin embargo, el juez nunca advirtió que esa mano pertenecía al arquero del conjunto visitante, quien había salido a cortar un centro y tras un rebote tocó, sin intención, el balón.
Los jugadores del Osmanlispor intentaron explicarle que entre las facultades del arquero se destaca la de poder tocar la pelota con la mano, pero Cakir se mantuvo firme y sancionó la "infracción".
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Finalmente, el destino hizo justicia –a diferencia del árbitro–, y el futbolista del Rizepor falló el penal. Finalmente, el elenco visitante se llevó la victoria gracias a un gol en el último minuto de Musa Cagiran, también desde los 12 pasos.