No es una campaña formidable. Al mirar la tabla de posiciones de la División de Élite de la Asociación del Fútbol de Porto, la cuarta división del fútbol de Portugal, cualquiera podría creer que el Canelas 2010 es un equipo prestigioso. Pero su enorme cantidad de puntos, la imponente cifra de goles convertidos y el sólido récord de partidos ganados en fila maquillan la triste historia de un club repudiado.
Se trata de una institución a la que toda la Liga –rivales, árbitros, directivos y público– le dio la espalda por temor. Fue la solución más simple a un problema que no tiene cura en ninguna parte del mundo. Los hooligans son el cáncer del fútbol. Y en el caso del Canelas 2010, no están en las gradas. Están dentro del campo. Juegan. Por lo que sus oponentes, aterrados por sus modos violentos y hartos de los escándalos, decidieron no enfrentarlos más, lo que derivó en una seguidilla de victorias por escritorio y un posible ascenso de categoría.
El fichaje de un "jugador hooligan" en plena reconstrucción
La insolvencia financiera del Canelas Gaia Futebol Clube, que había sido creado en 1966, dio paso al cambio de nomenclatura y a una refundación. Sin embargo, la notoriedad llegaría dos años después, en 2012, por un controvertido fichaje: Fernando Madureira, de 41 años, líder de los "Súper Dragones", la barra brava del Porto FC.
Él jugaba en el Mocidade Sangemil y vio en la oferta del club gaiense una posibilidad de oro. Un club pequeño, en proceso de resurrección, era completamente moldeable a sus intereses. La primera exigencia fue que algunos de sus secuaces de la agrupación ultra del Porto tenían que fichar con él. Y la segunda, "el Porto está por encima de todo". Si juega su equipo, ellos pueden faltar a los entrenamientos y a los partidos.
Su desembarco fue un punto de inflexión. Con "Macaco", como apodan a Fernando Madureira, en el rol de capitán y emblema, consiguieron cuatro ascensos en cinco temporadas. De la 2º Distrital pasaron a la División de Élite –comparable con una cuarta división– en un santiamén. Sin embargo, el éxito fue sólo deportivo, ya que el reconocimiento quedó atrás en el tiempo. Su reputación quedó estropeada por la filosofía futbolística de sus "jugadores hooligans", quienes obtuvieron mala fama a raíz de las agresiones dentro de los campo de juego.
Un beneficioso boicot de los oponentes
El pasado 27 de octubre, fue un día histórico para la Asociación de Fútbol de Porto: 12 de los 13 clubes rivales decidieron no presentarse más a los partidos ante el Canelas 2010. Prefieren perder y abonar una multa de 780 dólares. Quieren hacerle frente a un club que, según sus argumentos, es violento, amenaza a sus oponentes y a los árbitros. "Jugamos de forma viril, porque el fútbol no es ballet", se defendió Fernando Madureira en una entrevista para el portal Tribuna.
El Candal, el archirrival del Canelas 2010, es el único de los oponentes que no entró en la decisión colectiva de aislar al elenco que aterroriza a sus rivales. Tienen cita en la jornada 18, prevista para el 8 de enero.
Infobae contactó al futbolista argentino Daniel Denot, que actualmente milita en el Varzim SC y jugó algunos partidos en el Varzim B, rival del Canelas 2010, y confirmó la postura de los clubes. "Nadie quiere jugar contra ellos porque los árbitros cobran cualquier cosa", explicó.
Como resultado del paro, el último encuentro disputado por el equipo de Madureira y sus amigos hooligans fue el 23 de octubre, un empate 0-0 ante Padroense. Luego siguieron 11 triunfos consecutivos, todos por 3-0, el resultado impuesto por reglamento. En consecuencia, son líderes del torneo con 49 puntos, producto de 16 triunfos y un empate, con 44 goles a favor y sólo cinco en contra. A este ritmo, el ascenso al Campeonato de Portugal, el tercer escalón del fútbol luso, ese donde los equipos ya juegan la Copa de Portugal ante los más poderosos, es prácticamente una realidad.
"Los directivos de la Asociación de Fútbol de Porto hicieron todo lo posible para evitar lo que ha sucedido: más vigilancia, mejores árbitros, un número grande de delegados en los partidos del Canelas 2010. Pero las cosas siguen siendo de la misma forma y decidimos no jugar más", explicó Manuel Gomes, el presidente de Grijó –uno de los clubes que encabezan el boicot– al periódico Observador.
Así está el club de los renegados
La institución va de mal en peor. Es cierto que está líder, que se avecina el cambio de categoría, pero transita una desolación jamás vista. Al no jugar partidos de local –tampoco de visitante, claro–, no obtiene ganancias económicas por entradas al estadio ni por consumiciones en el bar. Tampoco hay patrocinadores en el horizonte. José Leitão, director deportivo, contó al Observador que "es difícil atraer sponsors en este momento". Actualmente, tienen "tres o cuatro" auspiciantes, incluyendo un club de striptease. Las marcas no quieren involucrarse con un equipo reconocido por sus escándalos.
Para colmo, surgió un gasto excepcional cuando el entrenador del primer equipo, Milton Ribeiro, fue sancionado por el Comité de Disciplina de la AF Porto con una suspensión de un año tras la expulsión recibida en el partido ante el Grijó el 16 de octubre, ya que aparte del castigo al DT por "incitación a la violencia", debieron pagar una multa de 200 dólares y los gastos del procedimiento policial, fijados en 75.000 dólares.
Sin embargo, el dinero no es lo que más preocupa. La mala reputación no es atractiva para los niños y jóvenes. Hay jugadores de las divisiones inferiores que abandonaron el club y es difícil conseguirles reemplazo.
En medio del bloqueo de los clubes rivales, con las arcas vacías y todo Portugal dándole las espaldas, el periódico Sábado armó un equipo de periodistas y le propuso al Canelas 2010 jugar un partido. Lo bautizaron "El partido del Fair Play". Fue una iniciativa mediática con mucha repercusión a nivel nacional. Sirvió para que el equipo dejara de lado por un instante la inactividad y la mala prensa. Un pequeño respiro para el club más violento del mundo.
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