La selección absoluta de Venezuela nunca ha jugado una Copa del Mundo. Sus combinados nacionales de fútbol tienen pocos hitos. Siempre fue un país enamorado del béisbol. Todavía lo es. Pero los bates han perdido un poco de terreno en los últimos años, donde la vinotinto empezó a coquetear más con la victoria. El punto de inflexión se dio en las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2006, donde llegaron a estar en el cuarto puesto. Tuvieron en sus manos el boleto directo a Alemania, pero finalmente no clasificaron.
Un niño llamado Álvaro Castellanos, entusiasmado por las grandes actuaciones de aquel equipo dirigido por Richard Páez, tomó el coraje de decirle a su padre que quería cambiar de deporte. "No quiero jugar más al béisbol, quiero probar con el fútbol", exigió. Su hermana, la pequeña Deyna, no sabía que ese capricho infantil sería determinante en su vida. Hoy, con 17 años, Deyna Castellanos es la reina del fútbol femenino y se prepara para jugar este lunes las semifinales de la Copa del Mundo Sub-17 que se disputa en Jordania.
Ella tenía tan solo 5 años cuando Álvaro se inclinó por el fútbol. Lo acompañaba a todas sus prácticas en la escuela San Ignacio, de Maracay. No pudo evitar entrar en contacto con un balón. "Iba con él y me quedaba pateando y pateando, haciendo dominios. Hasta que un entrenador me vio y habló con mis papás para que me metiera. Creo que es gracias a mi hermano que hoy estoy aquí", contó Deyna en una entrevista a FIFA.com.
En 2013, con 14 años, ingresó en la Escuela de Fútbol Juan Arango, una academia de fútbol que lleva el nombre del venezolano que abrió las puertas de sus compatriotas al fútbol de élite. Un talentoso zurdo que brilló en la Liga española y la Bundesliga. El jugador que más veces visitó la camiseta de la Vinotinto, estrella de aquel conjunto de Páez que le quitó a la selección el cartel de equipo débil. A partir de allí, todo sucedió demasiado rápido.
Sin llegar a cumplir los 15 años, se consagró campeona con su selección del Sudamericano Sub-17 disputado en Paraguay. Al año siguiente, en abril, fue convocada para jugar el Mundial femenino Sub-17 en Costa Rica. La diferencia de edad no le pesó en absoluto: hizo seis goles y dio tres asistencias (mismas cifras que su compañera Gabriela García), por lo que se quedó con la Bota de oro del certamen. La Vinotinto logró un histórico cuarto puesto al caer en semifinales ante Italia por penales.
Meses después, en agosto, se unió a la selección olímpica Sub-15 para disputar el Torneo Olímpico Juvenil en Nankín, China. Fueron subcampeonas -perdieron 0-5 la final con la selección local- y Deyna, capitana del equipo por su experiencia mundialista, fue la goleadora del certamen con siete goles en cinco partidos. Otra competencia donde la joven delantera, que suele jugar con el '9' en su espalda, dejó su huella en las redes.
"Lo que más ha cambiado desde 2014, en lo que me siento distinta, es que a veces me reconocen públicamente. Pero en el resto sigo siendo la misma chica alegre, coqueta, y sociable. Sí, me importa desarrollar la capacidad de aprender de mis errores y no repetirlos. Todos los días crezco como persona", declaraba Deyna en marzo de este año.
En ese mes, todavía con 16 años, pero con mucha experiencia en las áreas para su corta edad, encaró el Torneo Sudamericano Sub-17 como una de las jugadores emblemas. La Vinotinto salió campeona y clasificó a la cita mundialista de la categoría en Jordania. Deyna fue la capitana y anotó 12 goles en siete partidos, récord histórico en el certamen. Inmediatamente, su nombre cruzó las fronteras: recibió una beca para estudiar en los Estados Unidos.
Comenzó a estudiar comunicación en la Universidad Estatal de Florida y, a su vez, se transformó en la figura del equipo femenino de fútbol que compite en la máxima categoría de la liga universitaria. Su gran inicio, con ocho goles en la misma cantidad de partidos, fue interrumpido por la citación para viajar a Jordania a su segundo Mundial femenino Sub-17.
Tras un tropiezo en el debut, donde cayeron 2-1 frente a Alemania, la selección de Venezuela levantó el nivel. Deyna, nuevamente capitana, fue la encargada de impulsar anímicamente a sus compañeras con su doblete ante Camerún, al que le ganaron 2-1 en el último suspiro.
En el tercer partido de la fase de grupos, ella se encargó de abrir el marcador ante Canadá (2-0) y luego se lució ante México en los cuartos de final, donde marcó dos tantos para dar vuelta el partido. Es la máxima anotadora del certamen junto a la española Lorena Navarro (ambas con 5 goles). Aunque Deyna, como también jugó la edición 2014, es la máxima anotadora de la historia del certamen con 11 goles en 10 partidos.
Este lunes, la Vinotinto jugará las semifinales ante Corea del Norte. España y Japón son las otras selecciones que aspiran jugar la final. Allí estará Deyna Castellanos, confesa seguidora del Barcelona y admiradora de Lionel Messi. La bestialidad de sus números invita a compararla con el crack argentino. Ella enorgullece al pueblo de Venezuela. Un pueblo que, por más de que su selección marche última en las Eliminatorias Sudamericanas para Rusia 2018 y difícilmente juegue la próxima Copa del Mundo, no necesita mirar partidos de béisbol.