Durante la madrugada de este domingo se conoció la noticia de que el beisbolista cubano José Fernández falleció en un accidente marítimo cerca de las costas de Miami Beach.
Quien se convirtiera en una de las estrellas de los Miami Marlins, atravesó un muy difícil momento, luego de cruzar desde Cuba hacia Florida para escapar de la pobreza y la falta de oportunidades que tenía en la isla. El propio pircher detalló en una entrevista en 2013 al Miami Herald cómo fueron aquellos primeros meses en Estados Unidos, cuando el llanto y la angustia eran los protagonistas de sus días.
"Aquí me sentí tan impotente. Abrumado. Nunca he sentido nada peor que mis primeros meses aquí. La cárcel (cubana) se sintió mejor que esto, y yo debía convivir en con un tipo que mató a siete personas", contaba Fernández, quien había sido apresado en Cuba por intentar escapar hacia Norte América.
El cambio radical de cultura y de idioma fueron un cóctel dificil de digerir para el joven de apenas 15 años que había logrado huir junto a su hermana y a su madre, pero había dejado atrás a su abuela, su ser más querido. "Es el amor de mi vida… es mi todo", explicaba Fernández.
Nunca he sentido nada peor que mis primeros meses aquí. La cárcel se sintió mejor que esto
Al llegar a Estados Unidos, el adolescente nacido en Santa Clara debía aprender rápido las costumbres más simples con las que él no estaba familiarizado. Desde no tirar los envoltorios de las golosinas en la calle, hasta lavarse las manos antes de comer, normas de convivencia las cuáles desconocía, ya que en su tierra natal ni siquiera tenía jabón.
Este mundo nuevo lo abrumaba y las sus días de escuela no ayudaban. Según contó, le costaba encender la computadora, no sabía que su celular podía guardar contactos y los llevaba anotados en un papel. Ese tipo de desconocimiento provocaba que fuera la principal víctima de sus compañeros de clase, quienes se mofaban de él. Sin embargo, sus conflictos en clase terminaron pronto, cuando golpeó a un niño por llamarlo "cubanito" y las burlas desaparecieron instantáneamente.
"Lloraba todo el tiempo, pero no se lo mostraba a nadie", contó en diálogo con el Miami Herald y agregó durante la entrevista en 2013: "Me pregunté a mi mismo 'Qué estoy haciendo aquí'". Durante esos primeros meses a su abuela le rechazaron la visa en cuatro ocasiones distintas y su vida seguía siendo un infierno.
Pero sus ganas de progresar evitaban que se rindieran e intentó rendir el examen FCAT (Prueba de Evaluación Integral de la Florida) en la secundaria "No sabía ni siquiera donde poner mi nombre (…) Puse mi nombre en el lugar equivocado". En aquella ocasión terminó insultando a la profesora con la única palabra que conocía en inglés y, lógicamente, reprobó y fue castigado.
Allí fue cuando el deporte le permitió salir de aquella vida abrumaba que llevaba. Durante una práctica de béisbol del equipo escolar, Fernández convenció al entrenador de hacer una prueba y terminó sorprendiendo a todos: "Después de que me vieron jugar todos querían hablar conmigo e intentaban hablar español".
Gracias a él la escuela logró dos campeonatos estatales y comenzó a forjar una carrera que le permitió convertirse en una de las figuras de los Miami Marlins y con 20 años participó del Juego de las Estrellas en 2013.
En la madrugada de este lunes un accidente náutico terminó con su vida, cinco días después de que había anunciado que su pareja, Carla Mendoza, estaba embarazada y cuando su se encontraba disfrutando de su vida junto a su abuela Olga, quien consiguió la ciudadanía estadounidense a mediados de 2015.