A pesar de que el inicio del Manchester City en la Champions League fue con un categórico triunfo por 4-0 sobre el Borussia Monchengladbach, a Pep Guardiola se lo notó intranquilo en la conferencia de prensa posterior. Un entrenador meticuloso como él, no se conforma con un buen resultado. Cada detalle cuenta. Incluso la atmósfera en el estadio.
"En la Premier League todo el mundo viene aquí, pero en la Liga de Campeones no nos apoyan. Necesitamos a los fanáticos para competir con los mejores equipos del mundo. Y creo nuestros jugadores merecen jugar con un estadio lleno. Es mi deseo a futuro", disparó el DT catalán ante los micrófonos.
El estratega siente que su gran objetivo de volver a ser campeón de Europa se ve amenazado por sus propios seguidores y para ello tiene que poner fin a una enemistad de larga data entre la grada de su nuevo club con la UEFA.
Cómo nació la rivalidad entre los hinchas del City y la UEFA
Existen varios factores que generaron hostilidad entre los hinchas del Manchester City y la UEFA, entidad que regula el fútbol europeo. En la afición 'sky blue' creen que el organismo los perjudica en exceso. Tienen la teoría de que las sanciones que les imponen son desmedidas en comparación con las multas a otros clubes.
Por ejemplo, en 2012, cuando el City jugaba la Europa League, multaron al Porto con 20.000 libras por que sus hinchas emitieron insultos racistas contra Mario Balotelli, quien por entonces jugaba en el club inglés. Pero luego, cuando jugaron ante el Sporting de Lisboa, los ingleses recibieron una multa de 30.000 libras sólo por demorarse unos minutos en salir al campo de juego tras el entretiempo. Una sanción superior a la que se impuso por racismo.
Otro de los principales motivos recae en la ley del Fair Play financiero, una medida impuesta por Michael Platini para restringir el derroche de dinero de los clubes poderosos. En 2014, los "Citizens" fueron multados con 60 millones de euros por infringirla y los hinchas lo interpretaron como un bloqueo al crecimiento del club.
La gota que rebalsó el vaso, posterior a la sanción del Fair Play financiero, fue un partido de Champions League ante el CSKA de Moscú. La UEFA había sancionado al club ruso porque sus hinchas fueron violentos con la Policía en un duelo ante la Roma.
Como sanción, tenían que jugar todos sus partidos de local sin público, y en el choque contra el City, los seguidores ingleses no pudieron entrar. Sin embargo, de alguna forma, los ultras rusos consiguieron meterse en el estadio, lo que provocó la furia de los mancunianos con la UEFA.
Las protestas en Manchester ponen en jaque la meta de Guardiola
Desde allí, que existe el odio. Los pocos hinchas que acudieron al Etihad Stadium para ver el aplastante triunfo de su equipo sobre el "Gladbach", respetaron la tradición de las últimas temporadas: silbar sobre el himno de la Champions League en señal de protesta contra la UEFA.
El lujoso estadio del Manchester City tiene una capacidad para 53.000 espectadores, pero solamente 30.000 seguidores acudieron a apoyar al equipo en el debut europeo. Cuando el equipo juega en el certamen doméstico, no cabe un alfiler. Pero a nivel continental, sobra espacio y el clima es de tensión pura.
Hasta el momento, no hubo sanción por parte de la organización pero el club quiere detener con esta costumbre antes de lamentar una nueva multa o, en el peor de los casos, tener que jugar con el estadio vacío, lo que representa una gran pérdida de dinero.
Esta problemática toma relevancia porque el gran deseo del club de Manchester es ganar la Champions League por primera vez en su historia. La campaña pasada, lograron alcanzar las semifinales, lo que significó su mejor actuación de todos los tiempos. Con la contratación de Guardiola, más un gasto de 232 millones de dólares en rearmar la plantilla, el torneo internacional se convirtió en prioridad.
"Yo no estaba aquí cuando comenzó el enojo, pero la gente debe olvidar lo que ocurrió en el pasado. Estamos aquí para hacer historia", imploró Pep Guardiola, un técnico obsesivo por el funcionamiento de sus equipos, que actualmente está más perturbado porque no tiene el apoyo de su público.