Hace 13 años, el Chelsea inició su transformación para convertirse en un gigante europeo. El multimillonario ruso Roman Abramovich le cambió la vida al club de Londres a base de inyecciones desmedidas de dinero. Convirtió al equipo en una marca mundial a la par del Manchester United o el Real Madrid.
Sin duda que logró su cometido. Con él como dueño, Chelsea ganó cuatro veces la Premier League, cuatro veces la FA Cup, tres veces la Copa de la Liga y dos la Supercopa inglesa. A nivel internacional, obtuvo la Europa League y la prestigiosa Liga de Campeones.
El costo no es un problema. Abramovich ha gastado fortunas en futbolistas y entrenadores de primer nivel. Es uno de los responsables de la distorsión del mercado de fichajes del fútbol en Europa, donde las riquezas de los magnates dispararon el valor de los jugadores por los cielos. Pero a diferencia de otros empresarios, Abramovich ficha en cantidades, lo que actualmente es problema mayúsculo para su entidad.
Más futbolistas a préstamo que en la plantilla
En el último período de transferencias, el Chelsea cedió a 38 jugadores a préstamo a distintos clubes alrededor del mundo. Tiene más jugadores en otros equipos, que en su propio plantel, ya que Antonio Conte cuenta con 29 jugadores para la temporada 2016/2017.
Son 19 jugadores en Inglaterra -tan sólo cinco en la Premier League-; cinco en Holanda; tres en España, Alemania y Bélgica; dos en Italia y en Turquía; uno en Brasil y otro en Colombia.
Dentro los 38 cedidos hay siete sudamericanos: los colombianos Juan Cuadrado (Juventus) y Joao Rodríguez (Independiente Santa Fe), el chileno Cristian Cuevas (Sint-Truidense), y los brasileños Wallace (Gremio), Nathan (Vitesse Arnhem), Kenedy (Watford) y Lucas Piazon (Fulham).
El método es simple, pero absurdo: Abramovich compra todo. Estrellas, promesas y jugadores para expandir su mercado. Si da la talla se queda en Stamford Bridge, pero sino es inmediatamente enviado a foguearse a otra parte.
Qué esconde el regreso de David Luiz
Otro de los casos que habla de la desprolijidad de Abramovich es el del brasileño David Luiz, quien regresó a Stamford Bridge esta semana. A simple vista, la operación fue un éxito: lo vendió hace dos años al Paris Saint Germain en 50 millones de euros y le pagó 38,5 millones al club francés para repatriarlo.
Sin embargo, para entender por qué el saldo es negativo, hay que trasladarse a 2011. En aquel entonces, para comprarle el defensor brasileño al Benfica, Abramovic desembolsó 25 millones e incluyó a Nemanja Matic en la operación por un valor de de 5 millones.
Tres años después, en 2014, José Mourinho se empecino en que quería a Matic devuelta en el equipo. Abramovich tenía que cumplir el capricho de su DT favorito a cualquier costo y pagó cinco veces el precio al que había sido tasado, lo que le dejó una pérdida de 20 millones.
De esta forma, con esa pequeña diferencia que obtuvo a favor al traer de nuevo a David Luiz, el Chelsea no hizo más que reducir la cantidad de dinero que perdió al recomprar a Matic, pero aún el saldo es negativo por 10 millones de euros.
El "dinero sucio" de Abramovich
Esa pequeña pérdida no mueve la aguja en los astronómicos números que maneja Roman Abramovich, uno de los multimillonarios rusos que encuentra en Londres el refugio legal que no tienen en su país. Es constantemente acusado por la opinión pública de usar al club para blanquear dinero obtenido de forma turbia, ilegal y/o amoral.
En 2005, fue investigado por autoridades francesas por lavado de dinero, pero nunca fue acusado. En los estadios del fútbol inglés, cada tanto lo acusan de utilizar "plata sucia". Mientras tanto, sus disparatadas políticas siguen en marcha y el Chelsea tiene una plantilla de profesionales en Londres y otra, aún más grande, repartida por el planeta.