Los expertos en gimnasia que participan en los Juegos Olímpicos de Río 2016 tienen por estos días toda su atención centrada en una gimnasta de 19 años y 1,45 metros de altura: la estadounidense Simone Biles.
Biles, la mujer que ya ha revolucionado la gimnasia y que quizás al final de esta edición olímpica se convierta en la mejor de todos los tiempos, persigue un objetivo inédito: ser la primera en lograr cinco oros en uno de los tres deportes que definen los Juegos.
Ni Nadia Comaneci (considerada la mejor de la historia con tres oros, una plata y un bronce en Montreal 76) ni Larisa Latynina (cuatro oros, una plata y un bronce en Melbourne 56) han logrado completar esa ronda de primeros puestos.
Son muchos los analistas que hablan de Biles como el proyecto de mejor gimnasta de todos los tiempos. Sus 10 títulos mundiales (14 medallas en total y, por primera vez en la historia, tres seguidos en el concurso completo) la sitúan ya como única, pero para un deporte como éste los Juegos son incomparables.
Su marca personal, conocida como "Biles" –una doble mortal en plancha que temina con un medio giro, presentada por primera vez en el año 2013 y que sólo ella ha logrado hacer– es sin dudas la prueba que podría colocarla en la cima de todos los podios.
“Ella es pura potencia, pero también es técnica y trabajo, mucho trabajo, miles de repeticiones”
Nacida en Columbus, Ohio, en marzo de 1997, su madre estaba ahogada en la droga y el alcohol, de modo que los servicios estatales de la ciudad tuvieron que intervenir.
Con sólo tres años, Simone y su hermana Adria se fueron a vivir a Spring, cerca de Houston, con su abuelo materno, Ron, y su esposa, Nellie, quienes un tiempo después las adoptaron oficialmente. Tras empezar a practicar gimnasia a los seis años, fue descubierta dos años más tarde por Aimée Borman, su entrenadora hasta el día de hoy.
"Ella es pura potencia, pero también es técnica y trabajo, mucho trabajo, miles de repeticiones", afirma la entrenadora española Lucía Guisado, citada por El Mundo.
Muchos expertos sitúan el epicentro del éxito de Biles en dos factores: las fibras de sus músculos y la extraordinaria orientación espacio-temporal que es capaz de mantener en el aire.
"Eso es algo innato y es sorprendente comprobarlo entrenamiento tras entrenamiento. Tienes la sensación de que, pese a estar dando vueltas, ella siempre sabe dónde está y cómo y cuándo va a caer", contaba Borman estos días.
También es algo innato que sus cuádriceps y sus gemelos presenten un porcentaje elevadísimo de fibras del tipo IIb. Son fibras de contracción rápida, capaces de desarrollar entre 3 y 5 veces más fuerza que las fibras del tipo I. De mayor tamaño, son las que permiten un esfuerzo muy rápido y muy intenso, sobrellevable en poco tiempo.