Después de una caída libre de dos minutos, a 7.500 metros de altura, el experimentado paracaidista Luke Aikins cayó exactamente en el centro de una red de 30 por 30 metros en la hacienda Big Sky para películas, en las afueras de Simi Valley (California).
Al estallar los vítores, Aikins rápidamente salió de ella, caminó y abrazó a su esposa, Mónica, que había estado observando desde tierra junto con su hijo de 4 años, Logan, y otros familiares.
Durante la caída libre, Aikins estuvo practicando la posición de caída, que debía ser sobre su espalda. Además, recibía señales sonoras en su casco para saber a qué altura se encontraba.
En el trayecto estuvo acompañado por otros dos paracaidistas que lo asistían, pero en los últimos 1.000 metros cayó en soledad.
Para no perder de vista la red, el deportista extremo esperó al último segundo para ponerse en la posición específica de caída. Y lo logró exitosamente.