"No sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone, pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera hijo pródigo, que no puedo decirles adiós sino hasta siempre", Carlos Gardel, Medellín, 24 de junio de 1935.
El año 1935 llegaba prometedor para la vida de Carlos Gardel, en la cima del éxito. El 25 de marzo había anunciado en los estudios de una compañía discográfica que terminaba de filmar dos películas e informó a sus seguidores que se avecinaba una gran gira. Así lo dijo: "Queridos amigos de la América Latina, de mi tierra y de mi raza… La casa Víctor quiere que les anuncie la firma reciente de mi contrato de exclusividad con ellos, y yo lo hago muy gustoso, porque sé que nuestras grabaciones serán cada vez más perfectas y encontrarán en ustedes oyentes cordiales e interesados. Yo acabo de filmar dos nuevas películas Paramount: El día que me quieras y Tango Bar, y voy a comenzar una gira que comprenderá Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Panamá, Cuba y México. Luego visitaré los otros países de nuestra lengua, donde espero tener el gusto de saludarles personalmente. Estoy ahora en los Estudios Víctor, de Nueva York, registrando las canciones de El día que me quieras, la película que quiero de todo corazón, y que dedico a los amigos de España y de la América Latina. Éstas canciones, como las de 'Tango Bar', las encontrarán ustedes en discos Víctor". Y le cedió paso a la voz de su entrañable amigo y compositor, Alfredo Le Pera.
La última gira y el último tango: "Tomo y obligo"
Tres días después de aquel anuncio, Gardel y su comitiva partieron en barco desde Nueva York hacia Puerto Rico, donde llegaron con el amanecer y, pese a la hora, una multitud los esperaba. Algunos siguieron el paso del auto que lo llevaba y otros se amontonaron en el Palacio Municipal ocasionando tal ovación que debió salir a saludar desde el balcón.
Los planes originales de la gira lo destinaron a estar en ese país durante 10 días, pero debido a la conmoción causada la extendieron otros 15; cada una de esas noches brindó conciertos para la deleitada concurrencia que hacia de cada show una fiesta. A finales de abril partió a Venezuela donde lo sucedió lo mismo: miles de persona lo ovacionaron.
"Gardel y su comitiva viajaron en tren hacia Caracas. En el recorrido se veía gente junto a las vías saludando (…) Fue tanto el furor que algunos se treparon al techo del auto en el que viajaba y rasgaron la capota para tocarlo. Entonces, el hombre se bajó del auto y la gente lo llevó en andas hasta la puerta del hotel. En Venezuela estuvo casi un mes y realizó unas veinte presentaciones(…)", escribió el historiador y periodista Eduardo Parise en un articulo que lo recuerda.
Entre las anécdotas de su paso por Venezuela se dice que cantó en la casa de verano del entonces presidente, Juan Vicente Gómez Chacón, y que le pagó diez mil bolívares en efectivo. Gardel se los donó a los exiliados opositores al militar que estaban radicados en Curazao, su tercera parada de la gira, aunque no estaba en los planes originales. Allí, el fenómeno se repetía. "Cuando llegaron al puerto, todos los barcos amarrados hicieron sonar sus potentes bocinas. Ya en tierra otra vez Gardel fue aclamado", contó Parise sobre el ídolo que volvió a improvisar una ciudad para presentarse: Aruba. La gira continuó por Barranquilla, Puerto Colombia y Cartagena, donde le sorprendió que algunas mujeres extendieran sus brazos, carteras y otras prendas para que las autografiara.
La comitiva tanguera regresó a Cartagena desde donde voló a Medellín y luego a Bogotá, ciudad en la que el clamor popular fue tal que debió realizar 18 actuaciones en 16 días. La noche del 23 de junio, Gardel actuó en una audición especial auspiciada por la empresa aérea SACO. Esa noche cantó su ultimo tango, "Tomo y obligo". Un cronista de Colombia que participó de esa presentación transcribió lo que dijo Gardel: "Antes de cantar mi última canción quiero decirles que he sentido grandes emociones en Colombia. Gracias por tanta amabilidad. Encuentro en la sonrisa de los niños, las miradas de las mujeres y la bondad de los colombianos un cariñoso afecto para mí. La emoción no me deja hablar. Gracias y hasta siempre".
"Sus ojos se cerraron…"
El 24 de junio de 1935, después de tres meses de actuaciones sin interrupciones, Carlos Gardel junto a sus guitarristas, al poeta Alfredo Le Pera y miembros de la empresa SACO abordaron a las 14:58 la aeronave trimotor Ford en el Aeródromo Olaya Herrera de Medellín (actual aeropuerto) para regresar a Cali, pero a metros del carreteo se desató la tragedia: las naves chocaron y la explosión fue instantánea. El avión se desvió mientras realizaba el carreteo de despegue y, sin saberse cómo, embistió a otra nave similar de la empresa alemana SCADTA, que esperaba su turno para despegar. Ambas se incendiaron.
Los ojos veían lo que nadie quería confirmar, o se negaban. Si bien no hubo quien en ese momento registre la fatal escena, pocos minutos después llegó el fotógrafo que hizo las fotos que se ilustran de ese momento en esta nota. El publico que había llegado hasta allí para despedirlo siguió desconsolado el suceso y la desolación se apoderó de todos.
Poco después se supo que el cuerpo de Gardel, totalmente calcinado, fue identificado por su dentadura perfecta y por una pulsera que llevaba una chapita en la que hizo grabar la dirección de su casa en Buenos Aires y que usaba siempre en la muñeca izquierda: Jean Jaures 735. Mientras esto sucedía, Berthè Gardes, su madre, lo esperaba en Toulouse y al enterarse de la muerte de su hijo se negó a quedarse allí y pidió regresar a la casa que compartían en el Abasto.
En Medellín, los peritos que participaron después de la tragedia encontraron el pasaporte quemado de Gardel que también fue alcanzado por las llamas y fue la emisora La Voz de Antioquía la primera en anunciarle mundo que Carlos Gardel había muerto.
Sobre las causas del accidente
El informe oficial sobre los motivos que ocasionaron el choque dice: "El accidente se debió única y exclusivamente a dos causas íntimamente ligadas entre sí, pero de distinta naturaleza, ajenas al control de las personas que llevaban el comando de los trimotores F-31 y Manizales. La primera es de carácter permanente y se debe a las deficiencias topográficas y aerológicas, propias del aeródromo Olaya Herrera de la ciudad de Medellín. La segunda es de carácter ocasional y se debe a un fenómeno aerológico propio del mencionado aeródromo y que consiste en la aparición súbita de una corriente que se ha registrado, generalmente durante las horas de la tarde y que dura apenas unos pocos minutos… El 24 de junio ese fenómeno se presentó unos diez segundos antes de ocurrir el choque con una intensidad 6-7 Beaufort de una dirección suroeste..". Pese al confuso reporte de la empresa SACO, fuertes versiones que aún se mantienen aseguran que el choque se debió a la rivalidad de los pilotos Ernesto Samper Mendoza y Hans Ulrich Thom.
De la tragedia quedaron tres sobrevivientes, José María Aguilar uno de ellos, confirmó la hipótesis el 6 de junio de 1936 a la revista Novela: la tragedia sobrevino por una vieja disputa entre los dos pilotos, pero la escritora Isabel del Valle escribió en su libro Ser Gardel: "Repito lo que me contó Aguilar… Decía que Le Pera lo hizo cantar a Carlos en un estadio al aire libre y, claro, sin sonido… El público que no escuchaba bien hizo sentir sus protestas, eso a Carlos lo dejó muy mal de ánimo y decidió separarse de Le Pera (…) Ambos discutieron en el avión y Alfredo sacó un arma y disparó un balazo que, en vez de pegarle a Carlos, le dio en la nuca a un tal Samper y así el avión quedó sin gobierno…". Pero en otro reportaje, el sobreviviente habló de un exceso de carga en el avión que lo hizo perder estabilidad y que lo había notado cuando la nave aterrizó en Medellín.
El acta del siniestro describe cómo encontraron el cuerpo del cantor. Se transcribe sólo un párrafo: "Tiene una cadena de oro sin reloj, como especie de pulsera en una muñeca. Colgada de la ropa una cadena con unas llaves y una chapita que tiene una leyenda así.- Carlos Gardel, Juan Jaures 735 Buenos Aires… Junto al cantante y quemadas en los bordes se encontraron las partituras originales de "Cuesta abajo"
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