Medios hispanos en Estados Unidos: en la búsqueda de un salto de calidad

Aunque los salarios y los ingresos publicitarios son menores que en los medios en inglés, hay esfuerzos por profesionalizar y aumentar el nivel periodístico en español

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El castellano está presente en la topografía misma de los Estados Unidos: Florida, Colorado, Nevada; Manteca, Modesto, Las Positas, San Francisco, Santa Barbara… Casi con un estatus doble: ancestral y extranjero a la vez. Pero la experiencia con el idioma de las diversas culturas que conviven en el país no depende de eso. Comparó José Baig, editor de comunicaciones en español del Banco Mundial y ex periodista del servicio informativo en castellano BBC Mundo: "Es un poco lo mismo que pasa en América Latina con los nombres de origen indígena. El español está más presente en la vida de los angloparlantes a causa del futbol en Univisión, las canciones de Pitbull o los letreros en los barrios latinos".

Un elemento clave de esa experiencia cultural y personal son los medios de comunicación. Que no son comparables en calidad a los medios angloparlantes, salvo excepciones: en general se centran en lo local, los deportes, el crimen, las publicidades de videntes y abogados. Con un problema adicional: "Los medios de comunicación hispanos —que están creciendo, felizmente— tienen a veces unas ciertas limitaciones léxicas y algunas construcciones sintácticas que provienen de su convivencia con el inglés", dijo Ignacio Olmos, director ejecutivo del Instituto Cervantes de Nueva York. "Creo que es un problema que se irá superando conforme los medios latinos en los Estados Unidos se internacionalicen más y tengan más contacto con otros medios latinos globales".

Pilar Marrero, una de las periodistas principales del gran grupo de prensa hispana en los Estados Unidos, Impremedia, opinó que el tema de la calidad de los medios en español es complicado. "Para empezar, hay diversos niveles, como los hay en los medios en inglés. Pero también existe un problema económico para la inmensa mayoría de estos medios: en el mundo de la publicidad tiende a pagarse menos por espacios en medios en español, pensando que estos abarcan menos población o son menos efectivos, aunque esto ha cambiado lentamente".

Baig agregó que los problemas de calidad de la prensa en español son más empresariales que de idioma. "En ese sentido, tienen las mismas dificultades que el periodismo prácticamente a nivel mundial (poco financiamiento, competencia feroz de las redes sociales, un público acostumbrado a lo gratuito). Sin embargo, el futuro luce prometedor".

—¿Por qué?

—Existen ahora grandes esfuerzos por profesionalizar y mejorar la calidad de los medios en español y grandes cabeceras como The New York Times y Univisión están haciendo grandes inversiones para fomentar un periodismo de buena calidad en español dirigido a los hispanohablantes de Estados Unidos. Creo que es un fenómeno que va a continuar expandiéndose (en la medida en que se encuentre la fórmula de sobrevivir como negocio) y es probable que en un futuro cercano el estándar de un periodismo de calidad en español sea el que se practica en Estados Unidos, como ya ocurrió en una época con el periodismo en inglés.

La autora de Killing the American Dream (también publicado en español como El Despertar del Sueño Americano) coincidió: "La calidad de los medios depende de la disponibilidad de profesionales entrenados y educados no sólo para trabajar en español, sino para funcionar en un mundo bilingüe, lo cual es aún más complicado y requiere más capacidad que quizá la que necesitan periodistas de medios más homogéneos. Sin embargo, los salarios en medios en español suelen ser menores que en medios en inglés".

Hace un año se generó una forma experimental de enfrentar esa mayor complejidad: "El Instituto Cervantes en Nueva York junto con City University of New York (CUNY, la universidad pública de la ciudad), han montado un master de Periodismo Hispano", ilustró el director Olmos.

—¿Cómo funciona?

—Su objetivo es invitar a grandes periodistas de distintos países de Latinoamérica y de España para que los futuros periodistas hispanos tengan contacto también con esos otros medios latinos y vean la importancia de un español que, con todas sus particularidades estadounidenses, supere sus limitaciones y sea un español más propio, más auténtico, más complejo y que por tanto se pueda ofrecer a los hispanohablantes de los Estados Unidos una información que tenga calidad lingüística comparable a la que encuentran en los medios angloamericanos.

—¿Es el primer programa de periodismo hispano en el país?

—Sí, pero nuestro sueño es que tenga un efecto multiplicador en otras universidades.

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