La seguridad de Río de Janeiro, estado brasileño que enfrenta una inusitada y grave ola de violencia, será reforzada hasta finales de 2018 con la movilización de 10.240 militares y policías, según un decreto suscrito el viernes por el presidente de Brasil, Michel Temer.
De los efectivos que se movilizarán, unos 8.500 serán militares. De acuerdo con información de AFP, camiones con tropas circulaban a inicios de la tarde del viernes por la ciudad carioca.
Las fuerza armadas serán usadas en operaciones puntuales para combatir el crimen organizado pero también reforzarán, cuando sea necesario, la tarea de vigilancia que realizan los policías adscritos al gobierno regional de Río de Janeiro, explicó el ministro de Defensa, Raúl Jungmann, en una rueda de prensa.
"Los militares no participarán en ocupaciones de favelas, como en anteriores ocasiones. Serán usados como último recurso siempre y cuando sea necesario. Pero no descartamos que también ayuden a patrullar las calles", dijo el ministro.
La decisión de emplear a las Fuerzas Armadas fue tomada una semana después de que el propio Gobierno anunció el envío a Río de Janeiro de unos 400 agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad y de 380 agentes de la Policía Federal de Carreteras.
En esa ciudad ya actuaban desde principios de este año 200 agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo policial de élite integrado por agentes de todo el país, pero que han resultado insuficientes frente a los altos índices de criminalidad.
Esa escalada de la violencia ha coincidido con la grave crisis económica que obligó a las autoridades de Río de Janeiro a declarar a ese estado en una situación de calamidad financiera, casi equivalente a una quiebra.
El Gobierno regional de Río de Janeiro adoptó esa decisión el año pasado ante una crisis financiera sin precedentes que lo ha obligado a fuertes recortes de gastos, que han afectado hasta los salarios de los propios policías, que han visto suspendidos aumentos ya pactados y una reducción de sus horas extras.
La situación se ha agravado igualmente por el aumento del número de policías asesinados en Río de Janeiro, que en lo que va del año ya llega a 90, y por la corrupción en los cuerpos de seguridad.
Además del aumento de las tasas de homicidios y asaltos, también ha crecido en Río de Janeiro el número de tiroteos en las calles, hasta un promedio de 15 diarios este año.
Asimismo, los robos de cargas a camiones aumentaron un 21%, lo que es atribuido por las autoridades a la supuesta decisión de algunas bandas del crimen organizado de "diversificar sus negocios", centrados hasta ahora en el tráfico de drogas.
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Con información de EFE y AFP