Para al menos 55 mil residentes uruguayos, consumidores frecuentes de marihuana, el mes de julio tendrá dos "fechas patrias" para celebrar de manera consecutiva. A la tradicional del 18 de julio -cuando se hizo la jura de la Constitución- ahora se sumará, al menos para ellos, la del 19. Los libros de historia dirán que ese día del año 2017, un miércoles frío y nublado, el pequeño país sudamericano revolucionó la política universal en materia de drogas: con el objetivo de cortar el negocio del narcotráfico y asegurar que lo que consume su población sea una sustancia segura, empezó a vender cannabis en farmacias.
Y así fue. En las primeras 24 horas el "porro" cultivado por el propio Estado, a través de dos empresas licenciatarias, se agotó. Los casi 5.000 inscriptos hicieron largas filas en las 16 farmacias por ahora habilitadas en todo el país (cuatro de éstas están en Montevideo, la capital) y se llevaron sus 10 gramos de marihuana permitidos por semana a cambio de 6,5 dólares.
¿Pero de dónde vienen las variedades Alfa I y Beta I, sativa e índica, respectivamente? ¿Dónde crecieron? ¿Quién las cultiva? Infobae accedió en exclusiva a fotos de los invernaderos donde las empresas International Cannabis Corporation y Simbiosys, que le ganaron la licitación en 2014 a otras 20 compañías, cultivan las cerca de 10.000 plantas de cannabis hembra (la que produce la flor, que tiene el componente psicoactivo THC). No son sofisticados laboratorios ni están dentro de edificios tipo la NASA.
Ambos espacios de cultivo quedan en la localidad de Libertad, a unos 60 kilómetros al oeste de Montevideo, sobre terrenos fiscales que están custodiados por las fuerzas de seguridad nacionales. Las dos empresas comenzaron con el cultivo en febrero de 2016, a partir de 2.000 plantines que el Estado les proveyó a cada una. Las semillas, compradas a una empresa Española (que a la vez tiene su origen en Holanda), fueron germinadas en el Instituto Nacional de Semillas.
Según contó a este medio el argentino Fernando Saicha, empresario experto en cultivo, uno de los fundadores y ex socio de Simbiosys, los invernaderos fueron preparados originalmente para cosechar unos 170 kilos por mes de estas "genéticas especiales", de forma tal que pudieran alcanzar una producción de dos toneladas al año, que fue el pedido original del gobierno uruguayo.
"Sacamos 100 gramos de flores por cada planta lista para cosechar", amplió el uruguayo Eduardo Blasina, capitalista de esa empresa, quien explicó que una parte de los "plantines" recibidos fue para la cosecha de flores y otra se usó como plantas "madres" para mantener la continuidad de la producción.
Sin embargo, el miércoles en las 16 farmacias sólo hubo disponibles 400 kilos, cultivados por International Cannabis Corporation, que cotiza en la Bolsa de Toronto, Canadá, e invirtió inicialmente unos 3 millones de dólares (Simbiosys arrancó con U$D 1,6 millón). La escasa cantidad se debió, según contaron fuentes de las empresas, a un problema con el cultivo: un hongo, primero, y un tornado, después, hicieron perder gran parte de la cosecha.
El sistema de cultivo en los invernaderos -conocidos como "túneles"- requiere del trabajo de cultivadores expertos (growers) pero de todos modos tiene un sistema robotizado, que riega, ilumina y ventila las plantas de manera automática.
El objetivo del Gobierno uruguayo es consolidar en las farmacias (se agregarían unas 20 más a las 16 actuales en el corto plazo) la venta de 4 toneladas anuales (dos por cada empresa), con lo que sólo por el expendio en estos comercios le estarían arrebatando la mitad de lo que durante 2016 le incautaron al narcotráfico, 4,373 kilos, según la Dirección de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas de Uruguay.
De acuerdo con la organización Monitor Cannabis, dependiente de la Universidad Nacional del Uruguay, los por ahora 5.000 anotados para comprar en las farmacias (llamados "adquirentes") representan un 25% del total de consumidores que hasta ahora acudían al mercado narco.
La venta en farmacias es sólo una de las tres patas de la ley que regula el cannabis, sancionada en diciembre de 2013. Hay que sumarle la cantidad de cultivadores registrados (por ahora son casi 7.000, y cada uno puede tener hasta seis plantas hembra en su casa cada año) y los socios de los 63 clubes de cultivo, unos 3.000. Por lo tanto, de esta forma el Estado uruguayo podrá poner en jaque rápidamente el negocio clandestino de esta sustancia, que arriba principalmente de Paraguay.
"La experiencia de Uruguay va a ser muy positiva. Porque podremos evaluar las virtudes de un modelo que pretende arrebatarle este negocio al narcotráfico, extiende las políticas hacia los usuarios, dialoga con la sociedad civil, desarrolla un enfoque de reducción de daños y respeta los derechos humanos de todos y todas", comentó a Infobae Milton Romani, ex titular de la Junta Nacional de Drogas durante el gobierno de José Mujica y uno de los impulsores clave de esta política paradigmática.
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