Denunciado por corrupción y en la mira del FBI, el presidente brasileño Michel Temer ordenó medidas de contraespionaje en el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo, y en otras dependencias oficiales.
El equipo de seguridad del mandatario adquirió un sofisticado equipo electrónico "que emite una frecuencia que perjudica la grabación de voces", explicó un artículo del portal G1, del grupo Globo.
En marzo de este año Temer fue grabado por el empresario Joesley Batista, dueño del frigorífico JBS, cuando ambos conversaron sobre el supuesto pago de sobornos y cómo presionar a jueces encargados de casos de corrupción.
Ese audio fue la prueba central de la acusación contra Temer presentada por la Fiscalía General que solicitó su separación del cargo, desatando una crisis que puede derivar en la salida del mandatario.
El procurador Rodrigo Janot habló esta semana ante empresarios y diplomáticos en Estados Unidos, donde brindó detalles de sus investigaciones sobre Temer y la trama de corrupción en la que estaría envuelto.
Los indicios de corrupción de Temer al parecer fueron motivo de preocupación en Estados Unidos, donde el FBI analizó la posibilidad de espiarlo durante una visita a aquel país, informó la prensa brasileña.
La titular del Supremo Tribunal Federal, jueza Carmen Lucia Antunes, ordenó un rastrillaje en el Palacio de Justicia ante la sospecha de que en algunos despachos fueron instalados micrófonos.
Paralelamente fueron adoptadas otras medidas para resguardar a Temer, las cuales quedaron a cargo del general Sergio Etechegoyen, jefe del Gabinete de Seguridad Institucional.
Junto con el equipamiento para impedir grabaciones en el Palacio del Planalto, se redoblaron los controles en el acceso al Palacio Jaburu, la residencia oficial, donde fue colocada una cerca de plantas para impedir que la prensa registre quiénes visitan al gobernante.
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