El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que gobernó ese país entre 2003 y 2010, fue condenado el miércoles en una causa por corrupción pasiva y lavado de dinero, vinculada a los sobornos pagados por la empresa constructora OAS, una de las más grandes del país.
Sin embargo, y aunque esta causa -conocida como "tríplex" y que habría sido parte de los sobornos recibidos por Lula- aún debe confirmarse en segunda instancia, el fundador del Partido de los Trabajadores acumula cinco procesos penales en la Justicia brasileña por supuesta corrupción, la mayoría de ellos vinculados a la gigantesca trama destapada en la petrolera estatal Petrobras.
Estas son las otras causas:
Instituto Lula: En la acción penal, también a cargo del juez Moro, el ex presidente es acusado de haber recibido 12 millones de reales de Petrobras para comprar un terreno donde sería construido un inmueble destinado al Instituto Lula. El terreno fue comprado por la DAG, una proveedora de Odebrecht. La transferencia finalmente se frustró, pero según la Fiscalía, prueba que el PT tenía "una cuenta corriente informal de la corrupción" con Odebrecht y que el delito consumado está configurado por la simple propuesta y la aceptación del soborno. El instituto niega cualquier irregularidad. La denuncia sostiene que Odbrecht también habría pagado un apartamento contiguo al que habita Lula en San Pablo y que una tercera persona se lo alquiló como maquillaje a su ex esposa: "Hay indicios de que, de hecho, es del ex presidente Lula, que lo habría recibido, según la denuncia, como un soborno del Grupo Odebrecht", afirma la denuncia.
Obstrucción de la Justicia: El petista fue acusado de haber presionado para comprar el silencio de Néstor Cerveró, ex director de Petrobras. Según la acusación, el hijo del empresario José Carlos Bumlai fue quien intermedió los recursos que llegaron a las manos de la familia Cerveró. Junto con el prominente banquero André Esteves (ex presidente del BTG Pactual), Bumlai y el ex senador del PT Delcidio do Amaral, Lula habría intentado callar a Cerveró, que se aprestaba a firmar un acuerdo con la Justicia y proporcionar detalles sobre el funcionamiento del esquema de sobornos en la estatal.
Tráfico de influencias: Lula está implicado en el proceso que involucra el tráfico de influencias para la liberación de préstamos del Banco Nacional de Desemvolvimiento del Brasil (BNDES). La acción también incluye la contratación en Odebrecht de su sobrino, Taiguara Rodrigues Dos Santos, para prestar servicios en Angola. Para los investigadores, la contratación de Taiguara fue resultado de una gestión que Lula hizo con la contratista. Lula "influenció la política de financiación internacional de BNDES (Banco Nacional de Desarrollo), con la intervención de otros organismos públicos federales para favorecer a Odebrecht", según la denuncia. La contraprestación fue cuantificada en 20,6 millones de reales (USD 6,5 millones).
Operación Zelotes: en esta acción, el Ministerio Público Federal argumenta que el hijo de Lula, Luis Claudio, recibió 2,5 millones de reales a cambio de la influencia de Lula en dos hechos ocurridos durante la presidencia de Dilma Rousseff: la compra de aviones de combate Gripen, de la empresa sueca Saab, y la prórroga hasta 2020 de incentivos fiscales para automotores. Los delitos fueron definidos como de una "complejidad fuera de lo común, que involucraron negociaciones multimillonarias del gobierno federal en Brasilia, (y) actos políticos de la más elevada autoridad de la República". En esta causa, Lula también fue denunciado por, supuestamente, interceder en favor de automotrices en la concesión de beneficios fiscales.
A pesar del escándalo, Lula da Silva aparece como el líder más valorado en las encuestas y el mejor posicionado en caso de competir por la presidencia en 2018. Sin embargo, la condena de del miércoles podría inhabilitarlo para presentarse a las elecciones en 2018 si el fallo se confirma en segunda instancia.
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