Más de 600 personas fueron heridas y 67 de ellas murieron este año alcanzadas por "balas perdidas" en zonas de favelas de Río de Janeiro, generalmente en operaciones policiales contra el narcotráfico, según un estudio divulgado el jueves por el diario O Globo.
La escalofriante estadística se dio a conocer tras la muerte el martes de Vanessa, una niña de 11 años, de un disparo en la cabeza durante una operación en Lins, una zona de favelas en la zona norte de la ciudad de Río.
Según el padre de la niña, el disparo partió de agentes policiales.
Sin confirmar esa versión, el secretario de Seguridad de Río, Roberto Sá, ordenó el miércoles que los cuerpos policiales "revisen los procedimientos, perfeccionando sus normas internas tanto en operaciones planeadas como de emergencia".
Según O Globo, 632 personas -un promedio de 3,4 por día- fueron alcanzadas por "balas perdidas" en Río entre el 1º de enero y el 2 de julio. El número de muertos se eleva a 67.
La Secretaría de Seguridad indicó a la AFP que esos datos no pueden confirmarse como tales, pues no existe un cómputo oficial de víctimas de "balas perdidas", aunque podrían estar incluidas en las de "homicidios dolosos" (asesinatos) o de "lesiones corporales dolosas".
Los datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP) muestran que de enero a mayo hubo 2.329 asesinatos en el Estado de Río, frente a 2.099 en el mismo periodo de 2016.
No hay día sin que el horror no se supere a sí mismo en este Estado al borde de la quiebra, menos de un año después de los Juegos Olímpicos que debían afirmar el esplendor de la ciudad.
La gran mayoría de casos ocurre en las favelas donde vive cerca del cuarto de la población, muchas de ellas disputadas por bandas de narcotraficantes y teatro de ajustes de cuentas de milicias parapoliciales.
El viernes pasado el espanto subió varios grados cuando una bala perforó el vientre de una mujer embarazada de nueve meses, en un tiroteo que según los informes se originó por un ataque contra una patrulla policial.
Los médicos practicaron una cesárea y salvaron al niño herido en el tórax, que corre el riesgo de quedar parapléjico. La mujer también sobrevivió.
En su comunicado, Roberto Sá sostuvo que "la política de seguridad nunca fue de confrontación", pero que "la realidad, desgraciadamente, es que la policía de Río aprehende 8.000 armas de fuego por año, aproximadamente 24 por día".
Los bandos, en esos territorios ultraviolentos, no están siempre claramente delimitados.
La policía de Río detuvo la semana pasada a un centenar de agentes cómplices de los narcos, a quienes ofrecían protección o les vendían armas a cambio de sobornos.
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Con información de AFP