El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Aloysio Nunes, se reunirá el próximo viernes en Washington con el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, para subrayarle que Michel Temer no renunciará a la presidencia brasileña.
El objetivo de Nunes es mostrarle a su par norteamericano que Brasil goza de "solidez institucional" para sobrellevar este momento crítico que atraviesa tras el escándalo de corrupción que salpica al jefe de Estado y otros importantes políticos de la nación sudamericana.
"El movimiento por las elecciones directas no tiene sustento. Esto es algo que la Constitución brasileña no permite", dijo Nunes al periódico Folha de San Pablo. Y resaltó que "el gobierno de Temer va a continuar".
El movimiento por las elecciones directas no tiene sustento. Esto es algo que la Constitución brasileña no permite
El canciller brasileño luego agregó: "Brasil tiene instituciones democráticas que funcionan, tiene una Justicia independiente y un Ministerio Público que también funciona sin ningún obstáculo".
Al mismo tiempo, miembros clave de la coalición de Gobierno de Brasil están teniendo dificultades por estas horas para encontrar un candidato consensuado que reemplace a Michel Temer, en caso de que el presidente se vea obligado a abandonar su cargo por una investigación de corrupción que involucra a decenas de políticos y dirigentes empresariales.
Brasil tiene instituciones democráticas que funcionan, tiene una Justicia independiente y un Ministerio Público que también funciona sin ningún obstáculo
Temer se ha negado enfáticamente a renunciar a pesar de las acusaciones de que avaló un esquema de soborno, pero muchos aliados dicen en privado que ya no puede gobernar la economía más grande de América Latina y lograr la aprobación en el Congreso de medidas esperadas por el mercado.
El mandato de Temer, que sucedió a Dilma Rousseff tras su impeachment, termina a fines del 2018. Si dejara el cargo antes de tiempo, el Congreso nombraría a un nuevo presidente para terminar el mandato.
Según reportó un sondeo en las Cámaras de Folha do Sao Paulo, la mayoría de los partidos descarta una reforma para convocar a elecciones generales (medida pedida principalmente por el Partido de los Trabajadores), por lo que todo apunta a que el eventual sucesor sería designado por el Legislativo.
A su vez, Estadao reportó que las agrupaciones oficialistas no planean remover de su cargo al mandatario hasta no lograr una decisión consensuada.
El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, y un ex presidente, Fernando Henrique Cardoso, figuran entre los posibles sucesores. También se ha mencionado al senador Tasso Jereissati, líder provisional del Partido Socialdemócrata Brasileño de centro-derecha (PSDB), y Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados de Brasil.
Pero la mayoría de los políticos con la influencia necesaria para ayudar a estabilizar la nación, sumida en su peor recesión histórica, también están bajo investigación en la causa Lava Jato o han sido vinculados a compañías que pagaron sobornos.
Una transición desorganizada plantea el riesgo de un vacío de poder que podría perjudicar a una economía que se espera que salga de la recesión este año. Según un estudio divulgado por el diario O Estado de Sao Paulo, la crisis política podría generar este año unas pérdidas al país de 25.000 millones de reales (unos USD 7.600 millones), siendo ese el escenario más optimista.
Los mercados financieros han apostado fuertemente a que el gobierno de Temer pueda aprobar políticas de austeridad consideradas necesarias para frenar un déficit público de más del 10 por ciento del PIB. Las medidas son en gran medida impopulares entre los brasileños.
"Sólo un nuevo gobierno elegido en 2018 tendrá la legitimidad para poner estas medidas en marcha", indicó Carlos Melo, analista político de Insper, una escuela de negocios de San Pablo.
LEA MÁS: