Mientras el mandatario Michel Temer es asediado por investigaciones sobre corrupción, que incluyen un supuesto aval para comprar el silencio de un ex diputado preso, las fuerzas políticas ya debaten a puertas cerradas una eventual sucesión, con prominentes ex presidentes a la cabeza de las coordinaciones.
Si bien Temer dijo que no renunciará, recibió como respuesta la presentación de 16 pedidos de impeachment ante la Cámara de Diputados, a los que este jueves se sumará la petición de la Orden de Abogados de Brasil.
Desde la divulgación del polémico audio en el que el sucesor de Dilma Rousseff avalaría el pago de sobornos a un ex diputado, los ex presidentes Lula da Silva, Fernando Henrique Cardoso y José Sarney comenzaron las coordinaciones para el nuevo escenario político, ya que dan por segura la salida de Temer.
Aunque son los líderes de los principales movimientos (Partido de los Trabajadores, Partido de la Social Democracia Brasileña y Partido de Movimiento Democrático Brasileño, respectivamente), los ex mandatarios intentan que la cuestión no se vuelva partidaria.
La Constitución determina que, en caso de vacío en la Presidencia durante la segunda mitad de un mandato, el Congreso debe elegir un nombre para completarlo. Sin embargo, reporta Folha de Sao Paulo, las conversaciones están estancadas, ya que cada organización plantea salidas distintas.
Desde la facción liderada por Lula, desconfían del proceso y prefieren una rápida convocatoria a elecciones directas, mediante el voto popular y no por un Poder Legislativo sumamente desprestigiado.
Por su parte, Cardoso se erige como un interlocutor del presidente del Tribunal Supremo Electoral, Gilmar Mendes, considerado una pieza clave para viabilizar la salida institucional.
Muchos en el Parlamento apuestan a una salida a través de dicha corte, que a partir del 6 de junio examinará una denuncia para anular el resultado de las elecciones de 2014, en las que fue reelegida la fórmula Rousseff-Temer.
Las elecciones directas sólo podrían celebrarse en caso de que se hiciera una enmienda constitucional por parte de un Congreso desprestigiado, donde decenas de legisladores están investigados por su posible participación en el caso Lava Jato.
En tanto, los partidos de la base aliada de Temer también están en conversaciones para definir el futuro, que presagian poco optimista para Temer. Según consideran, es inevitable el proceso de elección indirecta para elegir a su sucesor.
En tanto, todavía analizan la permanencia en la coalición oficialista. Si bien temen quedar aislados a pocos días de una posible votación clave en el Congreso, corren el riesgo de sufrir el desgaste político al permanecer vinculados a la cada vez más negativa imagen de Temer, quien este miércoles envió al Ejército a controlar las manifestaciones en su contra.
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