Directivos del grupo JBS que colaboran con la Justicia confesaron que pagaron sobornos por 150 millones de dólares al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y a su sucesora, Dilma Rousseff, según documentos divulgados hoy por la Corte Suprema.
Lula y Rousseff, ambos del opositor Partido de los Trabajadores (PT) y quienes ya responden en tribunales por diversos procesos, fueron acusados por directivos del gigante cárnico JBS de facilitarle a esa empresa el acceso a multimillonarios créditos del banco de fomento estatal, pagados desde 2005.
Según esos testimonios, el intermediario de esas negociaciones era Guido Mantega, quien fue ministro de Hacienda en los Gobiernos de Lula y Rousseff y que también ha sido acusado de ejercer ese mismo papel por la empresa Odebrecht, beneficiaria de contratos amañados con la estatal Petrobras.
En los documentos revelados por la Corte, uno de los dueños de JBS, Joesley Batista, y el ex director de Relaciones Institucionales de la compañía Ricardo Saud sostienen que los sobornos pactados con Mantega hasta 2014 alcanzaron la suma de 150 millones de dólares, depositados en diversas cuentas bancarias abiertas en el exterior.
A cambio, JBS se beneficiaba de créditos del Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES), entidad de fomento estatal que también es investigada por supuestas irregularidades relacionadas con la trama corrupta descubierta hace tres años en Petrobras.
Según los documentos divulgados hoy, Batista explicó que había "similitudes" entre su forma de operar con el BNDES y las prácticas en Petrobras, con las que empresas privadas obtenían contratos de obras a cambio de cuantiosos sobornos a políticos y ex directores de la petrolera.
En uno de los tramos de la confesión, que tiene más de 2.000 páginas, Batista dijo a la Justicia que varias veces preguntó a Mantega si Lula y Dilma estaban al tanto de todas las negociaciones y que el ex ministro siempre lo confirmó.
Para reforzar su afirmación de que Lula estaba al tanto del pago de los sobornos, Batista contó una anécdota: "En octubre de 2014, me encontré con Lula en el Instituto Lula y le dije que las donaciones de JBS ya habían superado los 300 millones de reales. Quería saber si él (por el ex presidente) percibía el riesgo de exposición, bajo la premisa implícita de que no existe plataforma ideológica que justifique tamaño aporte… Me miró a los ojos y no dijo nada".
Estas nuevas revelaciones podrían enredar aún más la situación jurídica de Lula, quien ya responde como reo en cinco causas penales vinculadas, en su mayoría, con hechos de corrupción asociados a la red de Petrobras, que salpica a decenas de políticos y empresarios.
Rousseff, por su parte, es objeto de un proceso penal por unos supuestos intentos de obstaculizar la acción de la Justicia en casos relacionados con la misma trama corrupta en la petrolera estatal.
Bajo sospechas similares, y también sobre la base de la confesión de los ejecutivos de JBS, la Corte Suprema ha decidido investigar al presidente Michel Temer, cuyo Gobierno se ha sumergido en una grave crisis por estos testimonios.
Luego de que se conocieran estas declaraciones de Batista, la ex mandataria Rousseff emitió un comunicado de prensa en el que asegura que jamás cobró sobornos ni los pidió y que nunca tuvo cuentas en el exterior. "La verdad saldrá a la superficie", afirmó en el texto.
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