El jueves, tras conocerse una grabación del presidente Michel Temer considerando un soborno que pudiera comprar el silencio de Eduardo Cunha, Brasil entró en un nueva etapa de sus crisis política y económica.
El dólar se disparó y llegó a cotizarse en 3,43 reales, una suba del 8,85% y la bolsa de Sao Paulo se derrumbó un máximo de 10,54%, por lo que las operaciones debieron ser detenidas durante 30 minutos para evitar un desastre.
Cinco compañías brasileñas estuvieron entre las más golpeadas.
La Compañía Energética de Minas Gerais (CEMIG) abrió en un valor de 5,14 reales por acción tras haber cerrado el día anterior en 8,81, un derrumbe del 41%. Los papeles de la empresas se recuperaron a lo largo de la mañana y llegaron a cotizarse con una baja menor, del 14%, aunque aún muy elevada.
El pésimo desempeño de CEMIG se debió en parte a la noticia de la detención de su ex director, Federico Pacheco de Medeiros, por corrupción. Medeiros es primo del también detenido Aécio Neves.
Por otro lado la petrolera estatal Petrobras, eje principal del escándalo de corrupción del Lava Jato en el que se vio envuelto Temer el miércoles, comenzó la jornada con una caída del 18%, que luego redujo levemente hasta ubicarse en el 13%.
El frigorífico JBS, involucrado en el escándalo reciente de la carne podrida y también en la grabación de Michel Temer divulgada el miércoles, caía un 15,79%, uno de los peores desempeños de la bolsa, tras haber caído casi un 20%.
En tanto un 18% fue la caída de la empresa Centrales Eléctricas Brasileñas (Eletrobras), la empresa de energía eléctrica más grande de América Latina, de la cual el estado brasileña posee un 52%.
El Banco Itaú abrió con un derrumbe del 18%, con su papeles cotizándose a 31,7 reales tras haber cerrado el miércoles en 39,93. También como CEMIG Petrobras, sin embargo, pudo recuperar algo de sus pérdidas y se encontraba en un retroceso del 10,96%.
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