Cuba abrió su primer centro comercial de lujo en la conocida Manzana de Gómez, de La Habana Vieja, donde contrastan los bajos salarios de los isleños con los exorbitantes precios de los productos que se exhiben en tiendas de marcas como L'Occitane, Versace, Armani, Gucci, Mont Blanc y Lacoste.
Para la inmensa mayoría de los cubanos compra cualquier tipo de producto en el nuevo Centro Comercial es casi imposible; por ejemplo, un reloj de la marca Bulgari cuesta USD 10.200, una cámara Canon USD 7.542 y prendas o mercaderia de Armani y Versace se cotizan con el salario de toda la vida de un cubano promedio.
Ni siquiera los cubanos que trabajan en estas tiendas podrían, con un mes de su salario, comprar algún producto. Las vendedoras del nuevo local de L'Occitane en Provence de La Habana ganan USD 12,50 al mes, mientras que venden una botella de colonia de acacia se vende en USD 95,20, y cremas faciales rejuvenecedoras por USD 162,40 la onza (30 ml).
La tienda oferta marcas europeas como Armani o Versace Jeans y se suma a los quince establecimientos administrados por Giorgio Gucci en Cuba.
La Manzana tiene cinco pisos y está cerca del Prado. En los pisos superiores abrirá oficialmente en junio un hotel de cinco estrellas propiedad de la agencia turística de los militares cubanos "Gaviota", administrado por la cadena de lujo suiza Kempinski.
Aunque para algunos cubanos esta apertura es signo de prosperidad y avance, la realidad de la Isla es que los sueldos siguen en el piso y la adquisición de estas opciones es una utopía para la mayoría de los caribeños.
El hotel La Manzana de Gómez Kempinski nace como el primero que verdaderamente ostentará las cinco estrellas, a juzgar por los negocios de marcas importantes que hay allí se han instaurado, cual montaje pensado para reforzar la imagen de prosperidad.
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