Según la Policía Federal, varias empresas brasileñas sobornaron a fiscales sanitarios para que autorizaran la venta de carnes vencidas "maquilladas" con productos químicos o que no cumplían con los requisitos para el consumo.
El escándalo alcanzó dimensiones internacionales y llevó a una veintena de países a anunciar restricciones temporales a las importaciones de las carnes brasileñas.
El gobierno de Michel Temer inició una fuerte ofensiva para intentar limitar el impacto de la crisis a las empresas investigadas, y algunos países como China, Egipto, Chile y Corea del Sur, que habían decretado restricciones a las importaciones de carne brasileña, han vuelto a autorizar las importaciones tras recibir las pertinentes aclaraciones.
No obstante, otros importantes compradores, como Hong Kong y la Unión Europea, continúan con limitaciones sobre la carne brasileña.
Según cálculos oficiales, el escándalo puede costarle a Brasil un 10% de su mercado externo y pérdidas en torno a los 1.500 millones de dólares anuales.
A pesar de esta crisis, según los datos divulgados hoy por el Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios de Brasil, el valor medio diario de las exportaciones de carne brasileña en el mes de marzo (hasta el día 24) fue de 59 millones de dólares, un 7,1% mayor que en el mismo mes del año pasado.
En comparación con febrero, el valor medio de los embarques de carne brasileña al exterior cayó un 3,7 por ciento.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo y el cuarto en el segmento de cerdos.
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