El oficialista Lenín Moreno y el ex banquero Guillermo Lasso, los candidatos con más opciones de llegar a la presidencia de Ecuador, lanzaron este jueves encendidos discursos en el cierre de campaña para conquistar sus últimos votos con propuestas antagónicas.
Ambos concentraron por la noche a varios miles de simpatizantes en distintos puntos de la ciudad de Guayaquil (suroeste), donde expusieron por última vez su programa antes de los comicios generales del próximo domingo, claves para el devenir político y económico del país.
"Venimos a hablar del futuro que con ustedes lo vamos a hacer mucho mejor todavía y para eso hemos ideado un plan al que hemos denominado 'Toda una vida'", dijo Moreno, un abanderado de causas sociales que fue vicepresidente del mandatario Rafael Correa entre 2007 y 2013.
La propuesta incluye atención para madres, erradicación de la desnutrición infantil y la violencia intrafamiliar, entrega de vivienda popular y un bono para ancianos.
Enfocado en las dificultades económicas que atraviesa el país, Lasso expresó: "O votas por aquellos que han creado crisis económica o por el cambio, por los que vamos a crear un millón de empleos".
El ex banquero de derecha, partidario de fomentar la inversión extranjera y reducir impuestos para estimular el consumo y la producción nacional, aseguró que estará en la segunda vuelta prevista para el 2 de abril. Y llamó a sus seguidores a votar para decir "fuera, Correa, fuera".
A tres días de que 12,8 millones de ecuatorianos vayan a las urnas, Moreno encabeza los sondeos con un 32% de la intención de voto, seguido de Lasso que está segundo con 21,5%. En tercer lugar se ubica la ex diputada derechista Cynthia Viteri, con 14%, y en cuarto al ex militar de centroizquierda Paco Moncayo con 7,7%.
Para triunfar en primera vuelta un candidato necesita el 40% de los votos (descontados los blancos y los nulos) y una diferencia de 10 puntos respecto al segundo.
Una campaña insípida
Sin Correa en liza, el oficialismo llega a los comicios lastrado por la crisis económica, el descontento de las clases medias tras el fin de la bonanza petrolera y el desgaste por tantos años de enfrentamiento del mandatario con varios sectores, como los indígenas, los ambientalistas y los medios de comunicación.
Analistas aseguran que esta ha sido la campaña más errática y desabrida de los últimos años, en la que el ambiente electoral ha pasado desapercibido en las calles.
"El país se acostumbró a un liderazgo personalista muy fuerte, el de Correa, y la comparación les perjudica a los ocho candidatos, incluido el del gobierno", explica a la AFP el politólogo Simón Pachano.
"Además, estaba previsto que la campaña se definiera entre correísmo y anticorreísmo, pero la debilidad del candidato correísta y la división entre los candidatos anticorreístas lo desdibujó todo", agrega el experto de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
A pocos días de la elección hay entre 30 y 35% de indecisos, según los sondeos, algo que los expertos consideran poco habitual en la historia reciente de Ecuador.
"No recuerdo que haya habido tanta incertidumbre en una elección. El propio Lenín Moreno genera confusión, incertidumbre. Su mensaje no ha sido claro. Al principio se presentó como 'descorreizador', como el de la mano tendida, pero en las últimas semanas se fue reencontrando en el relato correísta", opina el analista político Franklin Ramírez.
Otra teoría apunta a que gran parte de los indecisos se corresponden con electores anticorreístas que están esperando para darle el voto al opositor que a última hora esté mejor posicionado para ir a la segunda vuelta contra el correísmo, como una forma de castigo.
También la indecisión es producto de recientes casos de corrupción, como el de la petrolera estatal Petroecuador, que implicó a un ex ministro de Correa, y el de los supuestos sobornos de Odebrecht a funcionarios ecuatorianos por valor de 33,5 millones de dólares.
"Estos casos no han golpeado a la campaña, pero han servido para que el tema de la corrupción se instale como tema en la política ecuatoriana", opina Paulina Recalde, gerente general de la encuestadora que lleva su nombre.
(AFP)
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