En el 2013 un ministro alemán calificó a Ecuador como "el jaguar latinoamericano" por su desempeño económico; un año después el presidente Rafael Correa destacaba que "se hable a nivel mundial del milagro ecuatoriano". Ahora, a puertas de terminar la administración, las cifras dan cuenta de una economía deteriorada y muestran que el milagro fueron en verdad los altos precios del petróleo de los que gozó la saliente gestión así como el elevado endeudamiento para financiar el gasto público, el motor de la economía durante su mandato.
Según Fausto Ortíz, un economista guayaquileño y ex ministro de Finanzas, en la última década el gasto ha sumado USD $306.413 millones, de los cuales solo $96.000 millones fueron gastos de capital y $210.413 millones gasto corriente; solo entre el 2013 y 2016 el Gobierno de Correa acumuló un déficit fiscal superior a USD 20.000 millones, apalancado íntegramente con deuda externa y deuda con el Banco Central, lo cual demuestra que el petróleo no alcanzó.
"La economía se ha deteriorado. Pese al déficit elevado, el Gobierno prefirió no recortarlo y mantener el gasto para que la economía no se desplome", dice Ortíz. "El buen precio del petróleo dio liquidez al gobierno, la liquidez se canalizó a la obra pública y lo que faltó en obra pública lo hizo con deuda, pero lo importante es si eso se podrá mantener y la respuesta es que no es sostenible".
Una buena parte de la deuda externa ha sido contratada a tasas onerosas y corto plazo. Desde el 2014, el Gobierno ha colocado bonos soberanos a tasas que han variado del 7,95% al 10,75%. En julio del 2016, por ejemplo el gobierno de Correa emitió USD 1.000 millones, con vencimiento en el 2022, a una tasa de 10,75%, una de las tasas más altas del mundo en ese entonces.
Entre el 2007 y el 2014, según cifras oficiales del Banco Central, Ecuador vendió su petróleo a un promedio de USD 80 por barril y hubo años como el 2011, 2012 y 2013, en que superó los USD 95 por barril, mientras en los 8 años previos, entre 1999 y 2006, el precio promedio apenas se ubicó en USD 28,61 por barril.
"En Ecuador no hubo ningún milagro, lo único que hubo fue un precio del petróleo de casi $100 por barril y despilfarro del siglo 21", afirma el profesor de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, Luis Espinosa Goded. "Ecuador está viviendo una crisis estructural grave y profunda y esto provoca que haya cada vez más gente en el desempleo. Ecuador tiene 60% de su gente entre desempleados y empleados informales".
El boom de los altos precios del petróleo del que gozó Correa, terminó en el 2015, cuando Ecuador apenas pudo vender su petróleo a un promedio de USD 41,88 por barril, a menos de la mitad de los años de apogeo, pero casi 46% superior al registrado en los 8 años previos al inicio de su Gobierno.
Entre enero y noviembre del año pasado –las últimas cifras oficiales disponibles- el crudo ecuatoriano promedió $34,13 por cada barril.
El boom petrolero proporcionó a Ecuador importantes recursos y también ayudó al incremento en los ingresos tributarios, que alimentaron el gasto público de manera importante.
"Cuando el ingreso petrolero decreció fue sustituido por un excesivo endeudamiento", dice el economista Jaime Carrera, secretario técnico del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), un colectivo de la sociedad civil que busca transparentar las cifras económicas y fiscales en Ecuador. "El Gobierno gastó el dinero del petróleo y el dinero del endeudamiento para tener un sector público desproporcionado. Vivimos en medio de un espejismo y un gasto desproporcionado".
Cuando Correa asumió por primera vez el gobierno, en enero del 2007, prometió una política soberana de endeudamiento y de manejo de la deuda pública.
Analistas locales dicen que esa política soberana quedó en el papel, pues la mayor parte de la deuda del país ahora está contratada con China, a tasas onerosas, y a ese país se vende casi todo el petróleo de exportación e incluso se ha vendido anticipadamente petróleo del próximo Gobierno.
"Uno de los principales desafíos del Ecuador es vencer la cultura de endeudamiento que hemos adquirido a través de los años, y que nos ha llevado a una situación de sobre endeudamiento altamente costosa para el país", decía Correa en su discurso inaugural en el 2007. "Con la nueva política de endeudamiento el país deberá utilizar tanto ahorro interno cuanto le sea posible, y solo endeudarse cuando sea estrictamente indispensable".
Tras 10 años del gobierno de Correa las cifras son concluyentes: la deuda pública ha pasado de USD 13.493 millones en el 2006 a USD 42.583 millones el año pasado, es decir se ha incrementado en casi USD 30.000 millones; el déficit del Gobierno Central ha pasado de un -0.2% del PIB a -5.3% del PIB; el crecimiento de la economía se ha contraído al pasar de un 5.9% registrado en los tres años previos al Gobierno de Correa a 0.6% el año pasado; el desempleo ha pasado de 6.3% en el 2006 a 6.5% en el 2016, es decir no ha mejorado nada, según datos compilados por Ortiz.
A esas cifras se unen las pérdidas generadas por la baja en los precios del petróleo y otros productos de exportación.
Carrera estima que el déficit fiscal en este año sobrepasará el 7% del PIB (un poco más de $7.000 millones), la deuda pública total (interna y externa superará los $50.000 millones, más del 50% del PIB.
El gobierno, sin embargo, sostiene que la deuda al momento no llega al 27% del PIB. La razón para esa gran diferencia es que en septiembre pasado, cuando las cifras oficiales daban cuenta de que la deuda se ubicaba en 38% del PIB, muy cerca del límite legal del 40%, se cambiaron las reglas y las estadísticas oficiales no cuentan las deudas entre entidades del sector público, las preventas petroleras a China y Tailandia y títulos de corto plazo vendidos por el Banco Central, que en Ecuador no es autónomo sino una entidad más del Gobierno. Ahora el gobierno toma en cuenta la denominada "deuda consolidada".
En un editorial en Diario El Comercio, de Quito, el ex vicepresidente de la República, León Roldós, decía que el Gobierno usa la calificación de deuda consolidada porque "desaparece de la cifra lo que el Gobierno Central le debe al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, al Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas, al Insituto de Seguridad Social de la Policía, a los gobiernos locales, a las universidades y a otras entidades del sector público", bajo el supuesto de que "la mano derecha no puede deber a la mano izquierda". "Los recursos de todas las entidades son del Estado ecuatoriano y sus saldos se netean, por lo que en las cuantías equivalentes se eliminan. ¿Es ético y jurídico aquello? La respuesta es no", enfatizó Roldós.
La reducción de los precios del petróleo y de otros productos de exportación han significado para Ecuador pérdidas de al menos $10.000 millones entre 2014 y 2016, en un país que tiene desde el 2000 al dólar como su moneda oficial, configurando así una situación complicada que demandará del próximo gobierno –sea de la tendencia que sea, incluso si es del propio partido de Correa- acciones inmediatas pues en caso contrario el sistema de dolarización, que le ha dado estabilidad a este país andino, podría debilitarse.
La economía ecuatoriana también se ha visto afectada por la revalorización del dólar estadounidense y un terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter que el año pasado azotó básicamente a las provincias de Manabí y Esmeraldas.
El año pasado, el Fondo Monetario Internacional estimó que la economía ecuatoriana caerá 2.7% en este año y 1.1% en el próximo; la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) calculó que cerró 2016 con una contracción del 2% y que este año crecerá en 0,3 %, pero el Banco Central del Ecuador pronostica un crecimiento de 1.4% en el 2017 y Correa asegura que entregará al próximo gobierno una economía en crecimiento y estabilizada, después de enfrentar dos años de intensos choques externos.
Ecuador ha "superado la recesión con un mínimo costo y en tiempo récord", afirma Correa, pero sus críticos dicen lo contrario. "Como dice el refrán español, cuando la corriente baja se comprueba quién está desnudo y quién nadaba vestido; ahora que el precio del petróleo ha bajado se ha comprobado que toda la palabrería del Estado de propaganda y del autoelogio que ha primado en Ecuador han dejado solo despilfarro, desempleo, corrupción, deuda y elefantes blancos: este es el resultado de 10 años de correísmo. Ecuador está en crisis, el 2017 va a ser muy duro y probablemente igual será el 2018; a lo mejor recién en el 2019 empiece la recuperación", asegura Goded.
Los elefantes blancos a los que se refiere Goded son, entre otros, el edificio de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), que costó alrededor de $44 millones; $1.503 millones en movimiento de tierras, asesorías, estudios ambientales, sueldos y otros rubros para una nueva refinería de $12.000 millones cuya construcción aún no ha empezado y para la cual no se ha conseguido el financiamiento; la repotenciación de la principal refinería del país, que de un costo de $187 millones anunciado en el 2007 terminó en $1.200 millones cuando se inauguró la obra y aun así no funciona al 100% de su capacidad; una Universidad destinada a ser la "Silicon Valley" del país, pero que no ha logrado mayor avance desde su inauguración hace 3 años. La lista es larga. Dice Goded.
El reto como país es traer más dólares a la economía, activando las exportaciones no petroleras, la inversión extranjera directa y diseñando políticas económicas que en el futuro puedan recuperar los dólares perdidos en el pasado. "El gran desafío futuro es estabilizar la economía y hacerla crecer", dice Carrera, quien además asegura que, por el decrecimiento de la economía, el ingreso por habitante en Ecuador ha retrocedido a los niveles del 2012.
Según Carrera, para resolver el nivel de déficit con alto endeudamiento y estructura de gasto inflexible de Ecuador se necesitará un programa económico y fiscal muy rígido y muy restrictivo.
A puertas de las elecciones presidenciales del 19 de Febrero, lo que al momento está claro en materia económica es que la evolución de la economía de este país de 16 millones de habitantes dependerá mucho del proceso eleccionario y también del precio del petróleo, que continúa como el principal generador de divisas para el país, pese a las promesas de Correa de cambiar la matriz productiva.
LEA MÁS: