Aunque en su llamativo portón de metal fucsia dice "Abierto", lo cierto es que para entrar al restaurante Interno un guardia debe abrir un candado desde dentro. Ubicado en la cárcel de mujeres San Diego, Cartagena, en un lugar exclusivo de la ciudad amurallada e inspirado en el italiano In Galera, desde noviembre funciona uno de los lugares que son furor en Colombia.
La iniciativa surgió hace varios meses tras el viaje a Milán de la actriz y activista de los derechos humanos Johana Bahamón para conocer el restaurante del centro penitenciario de Bollate. La idea le encantó y la echó a rodar en Cartagena.
"Ella fue a Italia, al restaurante, y desde allí comenzó la iniciativa. Ellos quedaron encantados, mostraron todo su apoyo y de esa manera empezamos a trabajar", le dijo a ANSA Luz Adriana Díaz, administradora de Interno.
Díaz, quien trabajó durante 15 años en el sector hotelero europeo, les enseñó a las internas del reclusorio parte de sus conocimientos y lo mismo hicieron especialistas del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) y de otras instituciones.
De manera que, a lo largo de los últimos meses, unas 110 reclusas aprendieron aspectos básicos de cocina, atención al cliente, emprendimiento, panadería, huerta productiva y adecuación de espacios.
No todas las reclusas trabajan en el restaurante. Apenas lo hace un puñado de ellas, pero casi todas recibieron las capacitaciones. Por eso, coinciden los expertos, iniciativas de este tipo son un aspecto clave de la "resocialización".
Fueron las mismas reclusas quienes tomaron un sector deteriorado del centro penitenciario, arreglaron paredes, techo, los sistemas de tuberías, electricidad, pintaron y lo adecuaron hasta convertirlo en un coqueto y elegante restaurante.
También son coquetos los trajes de las internas que atienden las mesas: camisa y pantalón negro que combinan con un turbante y sandalias rosadas.
Llevan un maquillaje discreto en el que resalta el carmín en los labios; se trata de bellas mujeres acusadas de diferentes delitos, algunos de ellos graves. Muchas son madres solteras y cabeza de sus hogares.
Además del aspecto de resocialización, está el monetario. En uno de los cuatro días que duró el prestigioso festival de literatura Hay Festival Cartagena 2017, a finales de enero, Interno superó los 100 comensales.
Cada uno de ellos pagó cerca de USD 30 por un menú que incluye una entrada, un plato principal, postre y un jugo.
Al proyecto se sumaron varios chef locales, como Harry Sasson y Guillermo Vives, hermano del cantante Carlos Vives, quienes donaron recetas para armar la carta.
"Si estás interesado, llamas a un número telefónico, te hacemos la reserva, tomamos tus datos personales, incluido el número de identificación personal para tener un control sobre las personas que nos visitan", explicó Díaz.
"Ellas (las reclusas) son muy positivas, nos han apoyado con el proyecto; han estado en pie, trabajando en favor de ellas mismas, porque con este proyecto se redime condena, porque todas las horas trabajadas cuentan a su favor. Esto ha sido una de las motivación principales para que nos respondan", reveló Díaz.
Las ganancias del restaurante se distribuirán una parte para las internas y otra para sostener en el tiempo el proyecto, que es respaldado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Alcaldía local y varias fundaciones.
"Te aseguro una cosa: el restaurante no tiene nada que ver con la sensación que se tiene cuando cruzas la puerta de la cárcel", deslizó Díaz.
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