Un batallón de paracaidistas, apoyados por sus compañeros de armas en distintos puntos estratégicos del país, se desplazó en la madrugada por la Autopista Regional del Centro (ARC) hacia la capital de Venezuela, donde un grupo de soldados y oficiales de grados medios, en su mayoría capitanes y tenientes, los esperaban en Caracas para tomar por asalto el Palacio Blanco.
Entre ellos estaba el capitán Guillermo Gustavo Blanco Acosta, uno de los oficiales encargados de tomar el Batallón de Tanques Juan Pablo Ayala, en Fuerte Tiuna, Caracas. Hoy es miembro de la Junta Directiva de la petrolera estatal PDVSA.
En declaraciones recogidas por El Universal, señaló: "Hoy se cumplen 25 años de aquella rebelión, cuando un grupo de muchachos, al mando de los comandantes Hugo Chávez, Arias Cárdenas, Acosta Chirinos y Ortiz Contreras, nos desprendimos de nuestras carreras militares y de nuestras familias por el bien colectivo, el bien del pueblo. Ese pueblo masacrado el 27 de febrero de 1989″.
El mismo periódico recuerda que él tuvo la misión, encomendada por Chávez, de tomar por asalto el Palacio de Miraflores con los tanques del Batallón Ayala.
La misión fue cumplida y junto a otros capitanes lograron neutralizar a los oficiales de la Escuela de Blindados y se llevaron los tanques.
"Aunque ese día (4 de febrero) no alcanzamos los objetivos trazados, logramos una victoria política porque hubo un despertar del pueblo, que por fin vio por las pantallas de televisión a Hugo Chávez", destacó Blanco Acosta, ascendido al grado de mayor del Ejército, junto a los patriotas revolucionarios del 4F, en 2013.
El golpe fue contra el entonces presidente constitucional Carlos Andrés Pérez. La intentona no logró sus objetivos y los rebeldes se rindieron. Todos los participantes fueron llevados a prisión, siendo su causa posteriormente sobreseída y puestos en libertad dos años después, durante la presidencia de Rafael Caldera.