A pie, en lanchas y en autobuses, miles de combatientes de la guerrilla colombiana de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) comenzaron su última marcha con fusiles al hombro por selvas y montañas hacia los sitios donde entregarán sus armas, para cumplir con el acuerdo de paz que pondrá fin a más de medio siglo de conflicto armado.
"Las FARC marchan hacia la paz y una vida sin armas", escribió el lunes el presidente Juan Manuel Santos, Nobel de Paz por sus esfuerzos para acabar la conflagración interna, en su cuenta en Twitter.
Por su parte Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz de Colombia, informó que unos 4.400 guerrilleros llegarán en los próximos días a los albergues temporales donde dejarán las armas y se reintegrarán a la vida civil.
"Comenzó la última marcha de las FARC. Los primeros guerrilleros arrancaron este fin de semana su camino, fusil al hombro, dispuestos a intercambiarlo por una vida en la legalidad, una vida en democracia, una vida distinta que contribuya a la construcción de la paz", señaló Jaramillo.
El resto, cerca de 7.000 combatientes, ya están en o cerca de los sitios de desmovilización, precisó en una declaración a periodistas.
La desmovilización, para la cual fue acordado un plazo de 180 días desde el 1 de diciembre de 2016, marcará el fin de más de 52 años de una violenta confrontación que ha dejado unos 220.000 muertos y millones de desplazados.
El acuerdo de paz, firmado en noviembre por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, después de cuatro años de negociaciones en Cuba, establece que los combatientes se deben concentrar en 26 áreas cercanas a montañas y selvas bajo la supervisión de una misión de la ONU.
"Hemos cumplido nuestra parte desde el mismo día de la firma de los acuerdos, y así lo seguiremos haciendo", indicó un comunicado del Bloque Sur de las FARC, uno de los más numerosos y beligerantes en medio de la confrontación armada.
Naciones Unidas (ONU) recibirá las armas que se fundirán para construir tres monumentos, mientras que los jefes rebeldes acusados de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad deberán someterse a la Justicia, confesar sus delitos, reparar a las víctimas y pagar penas privativas de la libertad en sitios especiales que no serán cárceles.
Con la entrada de los rebeldes a las zonas de concentración, Colombia da un paso hacia el fin de la conflagración interna.
Pero con el inicio de diálogos el 7 de febrero en Quito con el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), único grupo rebelde activo del país, el Gobierno espera conseguir la "paz completa", luego de 52 años de enfrentamientos entre guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y agentes estatales, con un saldo de 260.000 muertos, 6,9 millones de desplazados y 60.000 desaparecidos.
(Con información de Reuters y AFP)