El Supremo Tribunal Federal de Brasil homologó este lunes las declaraciones realizadas por 77 ex ejecutivos de la constructora Odebrecht, implicada en el gigantesco escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras.
La presidente del Supremo, Cármen Lúcia Antunes, validó las confesiones, que al parecer salpican a decenas de parlamentarios y políticos, incluido el presidente del país, Michel Temer.
La decisión de Lúcia despeja las dudas sobre el futuro del caso que generó la sorpresiva muerte en un siniestro aéreo del juez Teori Zavascki, que llevaba con mano firme un proceso que estremece al primer nivel político y que ya ha puesto tras las rejas a ex diputados, ex senadores, ex gobernadores y encumbrados empresarios.
Antunes homologó las confesiones previamente confirmadas por jueces auxiliares de Zavascki, pero no levantó el secreto sobre las declaraciones, lo que, según determinó, sólo puede ser ordenado por el magistrado que asuma como instructor del proceso y que aún no ha sido nombrado.
Los ex ejecutivos, incluido el ex presidente de la compañía Marcelo Odebrecht, acordaron con la Justicia ofrecer detalles sobre la red corrupta a cambio de una reducción de sus futuras penas, bajo la figura legal de delación premiada.
Con las confesiones validadas por el Supremo, la Fiscalía, a la que vuelve el proceso, ya puede determinar en cuáles se basará para abrir nuevas investigaciones o cuáles usará como pruebas para procesos ya en curso.
La compañía está envuelta en el gigantesco caso de desvíos de la petrolera Petrobras y en el pago de sobornos en varios países.
De acuerdo con la Justicia brasileña, la constructora pagaba millonarios sobornos para adjudicarse los contratos de Petrobras y ofrecía financiación electoral ilegal a los políticos que amparaban las corruptelas en Brasil y otros países de Latinoamérica y África.
Las declaraciones pueden incluso alcanzar incluso a Michel Temer, quien, según la prensa local, ha sido acusado por uno de los declarantes de recibir dinero de la corrupción para campañas electorales, al igual que algunos de sus actuales ministros.
La presidente de la Corte Suprema aún tiene pendiente la designación de un nuevo instructor para el caso y de quien dependerá la divulgación del contenido de las confesiones.