Después de casi diez meses sin poder lograr la instalación de la mesa pública de negociaciones, el pasado 13 de enero el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) comenzaron una ronda de contactos exploratorios en Quito, Ecuador, que se prolongó por una semana. En ese encuentro quedó estipulado el inicio de las negociaciones formales para el 7 de febrero, también en la capital ecuatoriana.
Pese a los recientes acercamientos, los terroristas del ELN siguen sin mostrar una verdadera voluntad para terminar con más de medio siglo de conflicto armado en Colombia. En la última semana, posterior a la mesa de diálogo, se mantuvieron los atentados en las zonas controladas por los insurgentes y el ex congresista Odín Sánchez continúa secuestrado.
En las reuniones en Quito las partes acordaron la liberación de Sánchez, quien está cautivo desde abril de 2016, para el 2 de febrero. A cambio, el Gobierno indultará a dos guerrilleros: posiblemente sean Nixon Arsenio Cobos Vargas y Leivis Enrique Valero Castillo, quienes cuentan con penas de cuatro y siete años de prisión, respectivamente. Mientras se espera su liberación, la familia del ex congresista denuncia que su salud está en deterioro.
"El secuestro es una parte conexa con el ELN", señaló Fernando Vargas Quemba, director del Comité Nacional de Víctimas de la Guerrilla, en diálogo con Infobae. Criticó, además, que la familia de Sánchez ya hizo el pago por el rescate, y el político aún no fue liberado.
Pese a estar en medio de un proceso de paz, "el ELN cobra los secuestros y después libera a los prisioneros".
El secuestro es una de las cartas que utiliza el grupo terrorista para negociar con el Gobierno. Oficialmente se conocen siete personas secuestradas. Pero se presume que podrían ser más. El abogado explicó que en sus zonas de mayor control, como los departamentos de Santander, Arauca y Bolívar, entre otros, los insurgentes buscan dominar importantes mercados como el petrolero o minero, a fuerza de extorsión y violencia. Si algún empresario, o una compañía, no pagan, las represalias pueden ser ataques contra sus fuentes de trabajo, o bien, el secuestro.
"Las extorsiones están a la orden del día. Aquellos que no pagan son secuestrados", aseguró Vargas, quien advirtió que es probable que las agresiones del ELN perduren durante el proceso de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.
En apenas una semana, la guerrilla atentó en zonas rurales de los municipios de Teorama, departamento de Norte de Santander, y Arauquita, contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas siete veces. Si bien los responsables no fueron identificados, la compañía Ecopetrol apuntó contra el ELN.
"Lo que buscan es una extorsión con sus ataques. Cuando atacan una empresa es porque hay una cuota que esa empresa no pagó", repudió el activista colombiano. "Seguramente seguirán los atentados contra oleoductos, empresas, empresarios…", auguró.
Unas de las mayores preocupaciones es que el ELN aproveche el acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno y las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) para aumentar su concentración de poder. Este jueves, las autoridades informaron que fueron interceptados 3.617 kilos de alcaloide, valuados en más de 72 millones de dólares, en la zona de Tumaco, una vieja ruta que las FARC utilizaba para traficar cocaína previo a su desmovilización.
Los terroristas del ELN lo que buscan con sus ataques es extorsión
Vargas reveló, además, que existen "denuncias de tránsito de hombres entre las FARC y el ELN". Algunos de los guerrilleros de las FARC buscan "continuar delinquiendo bajo las alas del ELN".
El abogado colombiano consideró que el ELN "está jugando a ganar tiempo" con las hostilidades para así "dominar algunos mercados y ganar más poder" y advirtió que el gran problema al que se enfrenta el Gobierno de cara a las negociaciones de paz es que los terroristas "van a pedir mucho más de lo que se dio a las FARC".
"El ELN acaba de expresar que nada de lo pactado con las FARC los convence. Va por algo mucho más grande", resumió.
No obstante, aclaró que hay un factor externo que podría "trabar las enormes pretensiones" del ELN, aunque no así las negociaciones: la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Durante su gestión, el ahora ex mandatario Barack Obama fue un ferviente impulsor por la paz en Colombia, y Washington acompañó las negociaciones durante todo el proceso.
"Trump ha marcado un viraje de los proceso de paz en Colombia. Manifestó a su secretario de Estado [Rex Tillerson] revisar los acuerdos con las guerrillas, pero adelantó que el narcotráfico no es negociable", indicó Vargas.
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En el último año de gobierno de Santos, el reciente ganador del Premio Nobel de la Paz –por el acuerdo con las FARC- depositará sus esfuerzos en llevar a Colombia la paz después de más de medio siglo. El próximo 7 de febrero es la fecha estipulada para que ambas partes se reencuentren en Quito y dar inicio a las negociaciones formales. También está establecida la agenda de seis puntos: participación de la sociedad en la construcción de la paz; democracia para la paz; transformaciones para la paz; víctimas; fin del conflicto armado; e implementación.
A juzgar por las últimas semanas, lo que hasta el momento no se vislumbró es una verdadera voluntad por parte del ELN de dejar de lado las hostilidades para sentarse a negociar a través del diálogo.
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